Tres chicos.

Asif, Shafiq y Ruehl junto a Mat Whitecross aterrizaron en el Aeropuerto de Madrid un mes de mayo con sonrisas de oreja a oreja. Allí les estábamos recibiendo y nos saludamos todos con bastante expectación. Mat Whitecross -que codirigió la película junto al incombustible Michael Winterbottom- nos sorprendió con su excelente castellano, mientras yo no podía dejar de escrutar a Asif, Shafiq y Ruehl. Eran tres chicos británicos que habían sufrido dos años en Guantánamo.

La película que presentábamos en Madrid tristemente protagonizada por nuestros invitados trataba la mala fortuna de tres chicos invitados a una boda a Pakistán que deciden inspeccionar terreno afgano y acaban siendo detenidos y trasladados a Guantánamo sólo por haber estado en el lugar equivocado.

¿De qué hablar cuando conoces a personas que han vivido este tipo de pesadillas?

La noche que les recogimos en el aeropuerto consistía en llevarles a cenar a un restaurante apetecible y contarles el trabajo de prensa que realizaríamos al día siguiente. Yo en estas situaciones me agobio un poco y me achaco no haber leído más acerca de la situación internacional, por ejemplo, más que nada por no perder comba en las conversaciones, que luego me encanta intervenir… aunque también es cierto que en aquel año, 2006, en plena Era Bush, los medios de comunicación bullían de información acerca de Guantánamo y su inconsistencia jurisdiccional.

Allí estábamos tres chicas de prensa con tres británicos de ascendencia pakistaní, cenando, mondándonos de risa y solicitando que nos escribieran en árabe nuestros nombres, cosas del vino que tomamos nosotras. Nuestras conversaciones mezclaban historias del día a día junto a esas vivencias en Guantánamo que contaban con bastante naturalidad, aunque sin entrar en detalles. Sí que nos dijeron que, si bien antes de vivir esa pesadilla, la religión no era algo que les importara especialmente, a partir de entonces se acercaron más a ella.

El día que presentamos la película a los medios de comunicación fue muy emocionante. La película superaba el ámbito cinematográfico y en rueda de prensa los periodistas se posicionaban, se emocionaban, formulaban alegatos contra la Administración Bush. Yo, consciente de mis frecuentes inseguridades, mis pequeñas hipocondrías y mis agobios personales, ese día cerca de aquellos tres chicos me sentí segura, blindada ante alguna reprimenda que casi siempre nos cae al agente de prensa por algún cabo que quedó suelto. Porque ellos irradiaban esa sensación de,

«si he pasado por lo que he pasado, ya nada puede conmigo».

Cuando nos despedimos nos abrazamos sinceramente y nos intercambiamos e-mails para estar en contacto. Les deseamos que la vida les recompensara de alguna manera y recuperaran felizmente ese tiempo robado, porque cuando les soltaron de Guantánamo, les dieron las mismas explicaciones que cuando les encarcelaron, NINGUNA.

Camino a Guantánamo es una película dirigida por Michael Winterbottom y Mat Whitecross. Oso de Plata en la Berlinale 2006 a la mejor Dirección.