Parece increíble pensarlo pero pocos países en el mundo, sino ninguno, ha conseguido ser un estado ateo por completo. La República Popular de Albania lo consiguió en 1967. En la Albania dictatorial de Enver Hoxha, fueron prohibidas las religiones porque se consideraban importaciones que no pertenecían a la cultura local. Un estado que se mantuvo así hasta 1991. Una historia tan lejana, de un país que encuentra múltiples paralelismos con España. De esas similitudes nos habla el director de cine Marco Lledó, que se prepara para estrena su película «The invocation of Enver Simaku»
Rodada en falso documental, formó parte de las películas del pasado Festival de Cine Fantástico de Sitges. Una reflexión sobre el impacto que pueden llegar a tener las religiones en las sociedades en conflicto a través de la historia de Julien, periodista que 18 años después de la muerte de su esposa, vuelve a Albania para desentrañar el misterio. En su camino, grabaciones, informes policiales e incluso visiones del Más Allá.
¿Qué le hace a un alicantino adentrarse en los misterios de una región aparentemente tan remota? Nos lo explica él mismo: «Mi padre estuvo en los años 70 como parte de la delegación del partido Comunista (marxista-leninista) en Albania en el 78. Vino muy impactado del viaje».
De ese interés nace también su necesidad por leer las novelas de Ismail Kadaré, uno de los escritores de más prestigio europeos en cuyas novelas, sus propias vivencias sobre la guerra ilustran a la perfección esa etapa. Un escritor que consiguió entre otros premios, el Príncipe de Asturias en 2009. Sus novelas y las vivencias de su padre fueron los dos elementos que hicieron crecer el interés de Marco Lledó por el país balcánico.
Sobre el contexto, la fuerza de esa premisa, la época en la que el estado se encargaba de fomentar el ateísmo en la población, fue suficiente: «Fue un periodo de la dictadura de Albania que viene muy bien relatado en algunas novelas de Ismail Kadaré como «Expediente H«. Es justamente eso, una especie de Expediente X a la albanesa. Una brigada policial que se encargaba de desmantelar fraudes, supuestas invocaciones o directamente de perseguir los ritos ortodoxos o musulmanes de la población».
Una película guiada por su personaje principal que se ha gestado con los medios más humildes y una buena gestión de producción: «he partido de elementos reales como son la contextualización del país en 1997 con la caída del Gobierno, los estallidos de violencia que hubo que casi los llevan al borde de la guerra civil, después de la estafa piramidal que hubo en el 97… Una serie de elementos reales que han servido para construir una cama para desarrollar la historia del personaje que sí que es pura ficción».
Una mezcla de realidad y ficción de un director que aunque es natural de Alicante, conoce muy bien este país que no encuentra tan lejano a su zona: «La verdad es que los veo muy parecidos a nosotros. Al final somos dos pueblos mediterráneos, comemos cosas parecidas, nuestros procesos vitales son muy parecidos, nos gusta salir, el aire libre, la playa. Somos dos países bastante similares en los aspectos buenos y también en los malos. Pero te diría que lo que mas me llamó la atención de ellos es que quizá no son tan expansivos como somos los españoles. Pero luego es increíble lo acogedores que pueden llegar a ser. Eso es lo que me alucina».
Lo más sorprendente del proyecto es quizás que pese a ser poco conocidos en España, el elenco de actores que acompaña a la película cuenta con un reconocido prestigio dentro de su país. Sin embargo, lejos de ser el factor de dificultad, su director nos confiesa que fue la parte que más le sorprendió: «fue una suerte tener un contacto muy importante, que es nuestra productora asociada allí. Esta mujer era voz de Radio Tirana la radio mítica de la Europa del Este. Y bueno, una mujer que conoce mucha gente, que tiene muchos contactos. Entonces fue como entrar por la puerta grande al panorama cinematográfico albanés que es pequeñito pero enseguida pusieron tanto interés y fueron tan acogedores que empezaron a ponerse en contacto con los actores más importantes».
Una película levantada a base de tesón, con un trabajo de arte exhaustivo, documentación y con un rodaje exterior en Albania y unos interiores que se rodaron en España, pero que sin embargo debieron cuadrar a la perfección en el metraje final:»soy de Alicante y en determinadas zonas de la provincia podemos encontrar espacios que perfectamente podrían ser Albania. Y está fenomenal porque al final son construcciones mediterráneas típicas, las casas son parecidas, los ambientes son similares. Entonces eso no ha sido un problema. El cohesionar los dos espacios».
Tras su paso por festivales, la puesta de largo será el próximo 26 de abril, un viaje para conocer los secretos oscuros de esta región de Europa.
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