Si buscan una buena sesión de surrealismo, delirio setentero y buena música en pantalla grande tienen una oportunidad irrepetible: el musical Tommy regresa hoy a los cines. Y lo hace con una copia restaurada y con el sonido original 5.0 (Quintaphonic) de una película que forma parte de un grupo de musicales que rompieron moldes en los setenta. La versión cinematográfica de la exitosa ópera rock compuesta por Pete Townshend, de The Who, fue dirigida por un loco brillante llamado Ken y apellidado Russell, gran cineasta al que le apasionaba y arrebataba el cine musical y sobre músicos.
El disco original de la banda británica celebra este año su 50 aniversario, ya que salió a la calle en 1969. Compuesto por Townhend, fue grabado en los IBC Studios de Londres entre septiembre de 1968 y comienzos de 1969 y figura en las famosas guías Albums You Must Hear Before You Die y 101 Albums That Changed Popular Music. Además, Tommy fue el primer gran éxito comercial de The Who y llegó al segundo puesto en la lista británica de discos más vendidos y al cuatro en la famosa lista estadounidense Billboard.
Antes del lanzamiento de Tommy, los Who ya habían jugado con el concepto del álbum temático. Otros también lo habían buscado y logrado. En 1966 salía el magnífico Pet Sounds, basado en el trueno mental que tenía Brian Wilson, compositor de los Beach Boys. Este discazo inspiró a McCartney para grabar una de las obras maestras de The Beatles: Sgt. Pepper´s Lonely Hearst Club Band.
Antes que Tommy, Townhend barajó otros títulos para el disco como The Amazing Journey, The Brain Opera, Journey into Space y Deaf, Dumb and Blind Boy. Su creación supuso ocho intensos meses de los cuales seis se dedicaron a la grabación y dos a sus mezclas. Tuvieron que hacer muchas pistas nuevas y llegaron a coger verdadero asco a este trabajo. Por duro, intenso, complejo.
El que hizo posible esta locura fue el productor Robert Stigwood, artífice de los musicales Evita, Hair, Jesucrito Superstar, Sweeney Todd y de las películas Jesucristo Superstar, Fiebre del sábado noche (y su secuela), la película del Sgt. Pepppers y Gallipoli. Vamos, que de éxitos sabía algo Stigwood, que contrató a estrellas del cine y de la música, entre ellos al vocalista de The Who (Roger Daltrey), a Ann-Margret, a Oliver Reed (íntimo amigo del batería de los Who, Keith Moon, y que ya había trabajado con Russell en Mujeres enamoradas y Los demonios), a Jack Nichoson, a Elton John, a Tina Turner y a Eric Clapton.
Las composición de Townshend estuvo influenciada por el maltrato (psicológico y sexual) que sufrió de crío y por las enseñanzas del gurú Meher Baba y cuenta la historia de un niño que vive con su madre y su padrastro. Dado por muerto en el frente, su padre vuelve a casa y se pelea con el padrastro, al que mata con el pequeño Tommy como testigo. La experiencia le provoca un trauma y queda sordo, mudo y ciego. Pero de repente empieza a desarrolla una abracadabrante habilidad.
El sonido quintafónico que van a disfrutar en las salas se basó en su estreno en altavoces de alta potencia en los cuatro cuadrantes del cine y detrás del centro de la pantalla. Las películas Tommy y Lisztomania (en la que Russell dirigió también a Roger Daltrey) fueron fundamentales para mejorar el sonido de los cines y las películas en los años 70 y las primeras películas emitidas con pistas de audio codificadas en el sonido Dolby.
Tommy, estrenada en el Festival de Cannes de 1975 y nominada al Oscar a la Mejor actriz y Mejor canción, no tuvo a toda la crítica a su favor y muchos la tacharon de caprichosa e incomprensible. Eso sí: los espectadores fueron muy generosos con ella. La película estuvo en el número uno durante catorce semanas.
Siempre es buen momento para recuperar en una gran pantalla un musical tan loco como Tommy. También para reivindicar la figura de un cineasta de la estatura artística de Russell, original, culto, impulsivo, apasionado, irregular y pirado, un católico casado con cuatro mujeres con las que tuvo ocho hijos. Un tipo que le apasionaba la fotografía y que entró en la BBC gracias a sus documentales sobre el movimiento del Cine Libre y su corto Amelia y el Angel, estrenado en 1958.
Virtuoso del cine musical, Russell rodó antes que Tommy las películas Elgar, The Debussy Film, The Music Lovers (magistral film sobre Tchaikowsky) y Mahler. Además, Russell estuvo a punto de dirigir La naranja mecánica y es innegable lo que el norteamericano Kubrick le copió al inglés Russell (para muchos fue solo “una influencia”). Lo mismo hizo Kubrick con Lindsay Anderson (director de If…., con Malcolm McDollew), pero, en fin, los “homenajes” de Kubrick dan para un artículo entero en MDC.
Desgraciadamente, desde Un viaje alucinante al fondo de la mente, de 1980, la carrera de Russel cayó en la más absoluta barrena creativa y en 2007, cuatro años antes de su muerte, entró nada menos que como concursante en Gran Hermano. Una verdadera lástima lo de este hombre. Sea como fuere, disfruten de su loco y libre cine. El loco Ken y los Who les esperan en las salas.
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