Quizá pasara desapercibida en su primera temporada, por estrenarse a principios de un año plagado de series buenísimas, pero lo cierto es que la segunda temporada de La Unidad se presenta este 18 de marzo en Movistar para ganarse el valor que merece. Esta ambiciosa producción repite con los miembros de esta unidad antiterrorista para ponerles, más si cabe, entre las cuerdas.
Firmada por Dani de la Torre y Alberto Marini, la trama sigue de cerca a todo ese equipo de profesionales de la policía que trabajan incesantemente para desactivar las células terroristas que amenazan nuestras sociedades. Vuelven a escucharse todo tipo de acentos e idiomas, un elenco árabe que sale reforzado en esta segunda entrega y nuevos retos a los que deberán enfrentarse los ya habituales. Ahora hay un topo dentro y el peligro puede venir desde los propios cimientos de la unidad.
Precisamente uno de los arcos de personaje más intenso es el de Marcos, interpretado por Michel Noher. El actor argentino reconoce para Más de Cultura que el viaje con su personaje en esta temporada ha sido apasionante. Alguna que otra escena improvisada nos da las claves de que en efecto se trata de una serie viva, rodada como cine y que cumple ampliamente con las expectativas de un thriller emocionante en todos los sentidos. Intentamos desgranar los detalles de esta segunda temporada con Michel Noher.
Temporada compleja para todos. Sobre todo para tu personaje. Quizá también una metáfora de nuestra sociedad, que a veces piensa que lo tiene todo controlado y no es así ¿No?
Hay algo que en esta temporada de lo que cuando leí los guiones y estuve filmándola no me di cuenta, pero sí me pasó al verla terminada. Tanto Dani como Alberto estuvieron escribiendo esta temporada en 2020 y creo que hay algo de la pandemia que, sin querer, se coló totalmente en la trama.
Esta cuestión de estar aislados, que la persona que es tu cercano pueda significarte un peligro, que el verte con algún familiar pueda significar ponerle en peligro, son cosas que todos las hemos vivido. Desde otro lugar, obviamente, pero hay algo ahí que creo que, inconscientemente, se les ha colado en la trama.
«Tuve que trabajar el acento para encontrar ese término medio»
Somos personajes enfrentados a situaciones que nunca antes habíamos vivido y que jamás hubiéramos imaginado estar viviendo. Tener un topo dentro. La unidad, ya en la primera temporada, se vio que funciona como una familia. Que exista la posibilidad de un traidor dentro de tu propia familia, en ese sentido, es muy duro. Pero al mismo tiempo también es interesante, porque como espectador es muy fácil identificarse con ese sentimiento. Ese peligro o ese dolor.
No es una serie que indague especialmente en la biblia o en el pasado de los personajes, sin embargo en Marcos si que vemos que hay un tema con su padre, ¿Cómo hacéis para trabajar ese bagaje del personaje cuando en la trama no está presente?
En general eso es un trabajo más personal del actor. En un primer momento, en la primera temporada hay más espacio para eso. Para hablar en la creación del personaje.
Cuando me convocaron, hablé con Dani de la posibilidad de justificar que este personaje tenga un acento distinto al resto. Apareció esta idea de ser hijo de un policía de la lucha anti-etarra que falleció en servicio y a partir de eso su madre y él decidieron vivir en Argentina un tiempo y por eso él volvió.
«A Dani le gusta ponernos en riesgo. Deja mucho espacio a la improvisación»
Pero ya en esta segunda temporada cada uno tiene su personaje muy trabajado y lo conoce más que nadie. Ese es un trabajo personal al encontrarte con el guion. Empezar a ver qué teclas del propio instrumento del personaje son las que se tocan en cada escena. Cómo las cosas que están ocurriendo ahí pueden resonarle en su subconsciente y en su inconsciente y volverlo un personaje más vivo.
Es un buen momento para los acentos en las series españolas. Cada vez escuchamos más y más distintos, además precisamente La Unidad destacó por esos detalles en su primera temporada, por aglutinar varios idiomas, nacionalidades y acentos en el elenco y las tramas.
Bueno, yo en lo personal no me puedo quejar con respecto a eso. A partir de La Unidad también he tenido posibilidades de hacer otros trabajos. Otra serie para Netflix que todavía no se estrenó, se llama Si lo hubiera sabido, y no hubo ningún problema.
En el caso particular de La Unidad tuve que trabajar el acento para encontrar ese término medio que hace el personaje de Marcos pero, por ejemplo, en la otra serie que hice se me pidió que mantuviese mi acento argentino.
¿Los giros de la trama los descubrís al tiempo que rodáis o soléis tener los guiones completos desde el principio?
Aquí el trabajo en la serie es lo más parecido al cine. Nosotros recibimos los guiones enteros y tenemos todo el arco del personaje antes de llegar a rodaje y a los ensayos. Está todo muy muy trabajado. Se llega a set con todo muy trabajado.
«Es fuerte lo que le toca vivir a mi personaje»
Después es verdad que Dani tiene la particularidad y le gusta ponernos a los actores un poco en riesgo. Es muy interesante y deja mucho espacio también a la improvisación.
Por ejemplo, en una escena que está planteada de determinado modo, que quizás es simplemente descolgar un espejo y decir tres o cuatro líneas, él luego la convierte en otra cosa donde entramos en una cueva donde descubrimos cosas… Se convierte en otra escena. Es muy lindo como actor que tengan ese nivel de confianza en uno y luego ver los resultados y decir «Sí, salió algo más real, más vivo».
¿Algún ejemplo de esto sin hacer demasiado spoiler?
Quizá esta misma secuencia en la corrala. En el primer episodio, que entramos a un departamento y descubrimos algo, que es donde inicia la trama principal de tener a la unidad como objetivo. Esa escena fue completamente improvisada así que es interesante de ver. Obviamente sabíamos hacia donde teníamos que ir y qué era lo que pasaba pero no fue nada de cómo estaba escrito.
Eso como espectadora se agradece mucho, a veces suena todo menos impostado.
Se agradece y te acojona también. Las dos cosas (risas).
En tu caso personal también eres padre. ¿Cómo recibe uno una trama como la de Lúa y Marcos desde esa posición?
Bueno, nosotros como actores trabajamos todo el tiempo con nuestras vivencias. Y las que no tenemos las tenemos que crear, sino no sería arte. Es cierto que claro, cuando uno tiene una vivencia más cercana sobre todos los sentimientos que te despierta un hijo es más fácil meterse. Y más duro también.
Justamente otra escena que fue muy fuerte y que me supuso mucho esfuerzo son las escenas del capítulo final. Sin adelantar nada, todas las escenas del capítulo final, esos días cuando volvía a casa, volvía destrozado. Más cansado que nunca.
Es fuerte lo que le toca vivir a mi personaje y, al final, en ese momento, el instrumento que está a disposición del personaje es mi propio cuerpo y mi propia emocionalidad, sin duda es algo que hace mella.
¿Algún registro que no hayas tocado y te gustaría?
Muchos (risas). Uno ve películas y todo el rato estás viendo cosas de mundos y energías que te parecen interesantes pero no podría decir uno solo. Siento que en lugar de abrir la puerta es como cerrarla. A mi me gusta mucho mi trabajo y me interesa seguir explorando en él y cada vez que aparecen desafíos nuevos me da mucho entusiasmo. Entonces sí, tengo un montón de cosas que me gustaría contar.
¿Próximos proyectos?
Te puedo contar títulos. Ahora vuelvo a Buenos Aires y empiezo el rodaje de la segunda temporada de Limbo, que es una serie de Disney Plus, que todavía no se estrenó.
¿Más de cultura y menos de qué?
Menos de desigualdad.
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