Los niños ya pueden salir a la calle a dar paseos, pero todavía les quedan días de confinamiento en casa. Por eso en MDC hemos decidido que es muy buen momento para recordar que hay unos cuantos clásicos escondidos en las plataformas y que los críos deberían conocer. Es el mejor momento para hacerlo.
En Movistar:
Robin y Marian (1976): un Robin Hood que no tiene nada que ver con el de Kevin Costner ni con el de Disney, pero tiene más humanidad, ternura y madurez y lo puede disfrutar el público infantil. Sean Connery y Audrey Hepburn están magníficos y encima el malo es otro titán: Rober Shaw.
La historia interminable (1984): cuando el autor de la novela (Michael Ende) vio la película, dijo: “Lo que ofrece de Fantasía la película no llega al nivel de un club nocturno del montón”. Aun así, puede ser un buen ejercicio para que los peques vean con qué películas flipaban sus padres y madres en la salas de cine. Aquel 1984 de su estreno fue un gran año para los hoy cuarentones porque fue el de Los cazafantasmas, Gremlins, Terminator y Karate Kid.
Los Goonies (1985): este clásico infantil dirigido por Richard Donner y escrito por Chris Columbus (creador de los Gremlins) es el típico producto de la factoría Splielberg (la idea de la película es suya) que funcionó, sigue funcionando y quizás ahora funcione todavía más: los niños protagonistas viven la depresión económica que sufren sus padres y la superan gracias a un fastuoso tesoro pirata.
Fievel y el nuevo mundo (1986): Don Bluth, ex animador de Disney, fue un hombre del que se habló mucho en los ochenta. Esta película sobre un ratoncito inmigrante recaudó 45 millones de dólares en los Estados Unidos y 84 en todo el mundo, convirtiéndose en su momento en la película de dibujos con mejor recaudación en su primer día de estreno. ¿Adivinan quién estaba detrás? Sí, Spielberg.
Solo en casa (1990): De Chris Columbus, en este caso como director, también tenemos en Movistar + uno de los mayores taquillazos de todos los tiempos y con uno de los niños más amados (sobre todo por Michael Jackson) y odiados de Hollywood. La película es una inteligente fusión de cine navideño con gags típicos de los cartoons. Lo mejor: la magistral banda sonora de John Williams.
Este chico es un demonio (1990): una gigantesca parida que nos encanta a muchos fans de esta película. Para hacer chorradas así (con escenas de niños empapados de vómito en una atracción de feria) hace falta tener talento y por algo sus guionistas (Scott Alexander y Larry Karaszewski) son los firmantes de los guiones de Ed Woof, El escándalo Larry Flynt, Man on the Moon. Para la historia del cine este diálogo: Señor Peabody: “¿De qué te ríes?” Junior: “De ti, que eres gilipollas”.
La familia Addams (1991): Barry Sonnenfeld adaptó al cine los personajes televisivos de Charles Addams y logró una gran diversión infantil con toques de mordacidad y crítica social que a los niños les viene estupendamente. La segunda parte es todavía mejor, realmente magnífica. Para el recuerdo el tema principal, con aquel legendario chasquido de dedos.
La vida de Pi (2012): es más reciente, pero un absoluto clásico del cine. Ang Lee logró una película visualmente deslumbrante pero a su vez humana, preciosa, una película que, sin duda, un niño debe ver. Y luego darle vueltas, hacerse preguntas.
En HBO:
E.T. (1982): una de las película infantiles más grandes de todos los tiempos y que emociona generación tras generación. Al final de la película Elliott no se despide del extraterrestre, sino de la infancia, muy presente en la filmografía de Spielberg. El bicho le toca la frente al niño y le dice “Estaré aquí mismo”. La infancia se va físicamente, pero se queda en la mente. Como la de Spielberg, obsesionado por las infancias marcadas, como la suya, afectada por el divorcio de sus padres. Solo hay que ver a los niños de Encuentros en la tercera fase, Indiana Jones III, El imperio del sol, Hook, A.I., Atrápame si puedes o La guerra de los mundos.
Shrek (2001): sentimos insistir, pero en esta película que pone patas arriba los cuentos de hadas también está metido Spielberg (con su compañía DreamWorks). El casting de dobladores fue de verdadero lujo: Mike Myers, Eddie Murphy, Cameron Diaz, John Lithgow y Vincet Cassel. Oscar a la Mejor película de animación.
En Netflix:
Mi vecino Totoro (1988): joya de Hayao Miyazaki, una película para niños y sobre niños que disfrutan también los mayores y es un alarde de imaginación y humanismo. Para el famoso crítico Roger Ebert “una de las mejores película familiares de la historia”.
Indiana Jones y la última cruzada (1989): no, no hemos acabado con Splieberg y sentimos la insistencia. Al director le encantó la idea de George Lucas de hacer un Jame Bond arqueólogo. Tras su monumental decepción por no haber sido nominado al Oscar por su fabulosa Tiburón, por fin lo nominaron por la primera de la saga (En busca del arca perdida). En esta, la tercera, Indiana comparte aventura con su padre, que es Sean Connery y se come la película. Luego vino la cuarta, que es espantosa. Que no la vean los niños.
Matilda (1996): adaptación de una obra Roald Dahl y perfecta para los críos, está dirigida por un actor con buena mano detrás de las cámaras: Danny DeVito, realizador de una comedia que también pueden ver los niños (la tienen el Filmin): Tira a mamá del tren. Está en marcha la película musical Matilda, todavía en proceso de preproducción. La dirigirá Matthew Warchus, realizador del estupendo musical Pride, que también pueden ver en Filmin.
Harry Potter (2001): volvemos a encontrarnos a Chris Columbus, esta vez como director. Para el guión Warner Bros llamó a Steve Kloves (director de Los fabulosos Baker Boys y guionista de Jóvenes prodigiosos). Y como en Solo en casa, nos volvemos a encontrar con otra estupenda banda sonora de John Williams.
El pequeño príncipe (1974): Stanley Donen, el genial director de Cantando bajo la lluvia y Charada, convirtió en musical el famosísimo librito de Antoine de Saint-Exupéry. Una preciosa película llena de magia en la que el coreógrafo y director de Cabaret Bob Fosse aparece haciendo de serpiente. Su baile es clavadito al de Michael Jackson en Billie Jean. Un plagio en toda regla.
Superman (1978): el director de Los Goonies, Richard Donner, se enfrentó a la primera película de superhéroes de Hollywood con un gran presupuesto, un sueldazo para Marlon Brando y uno de los mejores villanos de todos los tiempos: el Lex Luthor de Gene Hakman. Una película que a pesar de tener 42 años sigue teniendo mucho encanto. Por cierto: su famosa banda sonora también es de John Williams.
En Disney +:
Fantasía (1940): una clase magistral de música clásica y animación, un empeño personal del testarudo Walt Disney, que plasmó en ella su cara más oscura. La versión animada de “Una noche en el monte pelado”, de Mussorgsky, sigue poniendo los pelos de punta a los niños pequeños que la ven. Como se compone de escenas musicales independientes, no hace falta verla del tirón.
La Dama y el Vagabundo (1955): Disney + tiene casi todos sus clásicos, pero este es uno de los más entrañables. Los niños pueden ver también la versión moderna rodada en imagen real (lo que llaman live-action), pero no se lo recomendamos, la crítica la ha puesto a parir.
El libro de la selva (1967): lo mismo se puede decir de ella porque también tiene su versión en imagen real, dirigida por Jon Favreau (Iron Man). Es fría y nada original. El clásico del 67 es mejor y su banda sonora una delicia. El temazo “The Bare Necessities” fue nominado al Oscar, premio que ganó otra película con animales: El extravagante doctor Dolittle, por la canción “Talk to the Animals”.
Cariño, he encogido a los niños (1989): muy entretenida película del director de Jumanji y Parque Jurásico III (la más entretenida de tan decepcionante saga).
Toy Story 3 (2010): obra maestra que ningún niño debe perderse. Están las cuatro joyas de la saga en Disney +. Toy Story 3 va, como E.T., del final de la infancia. Pero en el epílogo vemos a todos los juguetes en su nuevo mundo, disfrutando. Es un final feliz. Y muy divertido, perfecto para prepararnos para la 4.
En fin, elijan en casa a gusto, niños y mayores. Y mucho ánimo para lo que nos queda.
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