Los Goya siempre se ven de manera diferente si eres de producción. Cuando los demás ven vestidos, glamour y alfombra roja, los de producción estamos pensando qué debería hacer la Academia el año que viene para evitar el «atascazo» que nos tragamos para llegar a la gala, y cuánto va a costar…
Un ejemplo perfecto de esta deformación profesional es mi buena amiga Sandra Hermida, que nuevamente recogió un Goya por su estupendo trabajo como directora de producción de Lo Imposible, y por supuesto lo hizo marcando estilazo con su genial vestido y sin separarse de su bolso, en el cual, no me cabe la menor duda, estaba su móvil.
Y es que mientras actores y directores se pasan semanas escribiendo discursos por si ganan, los de producción pensamos en ese terrible momento en el que después de recoger tu premio te llevan a hacerte fotos, entrevistas y esas cosas, y resulta que estás incomunicada durante una hora, porque le has dejado tus cosas a tu acompañante. Grande Sandra y grande su bolso. Enhorabuena amiga.
Y lo mismo pasa a la hora de valorar los premios. Ganar el Goya a la mejor película, como ha hecho este año Blancanieves, te eleva el ego a niveles estratosféricos durante unas horas, pero como productor, preferirías mil veces los seis millones de espectadores de Lo Imposible, para qué engañarnos. Aún así, merecido el Goya a la mejor película, como merecido el de Bayona al mejor director.
Y mientras Concha Velasco estaba ya tan contenta con su merecidísimo Goya de Honor, aunque no la dejaran cantar a ella, que siendo la estrella me pareció raro. Al igual que pasará a la historia como algo raro que Sacristán gane su Goya por una peli El muerto y ser feliz, que no ha visto casi nadie. Bueno, por lo menos te ahorras darle el de Honor el año que viene.
Hoy leo en los diarios todo tipo de comentarios sobre la gala. Unos critican tanta reivindicación y otros se lamentan de que no se diera más caña. Y sin embargo yo pienso que pasó algo estupendo, y es que todo el mundo dijo lo que le dio la gana, lo cual a los de producción nos parece muy bien mientras no suba el presupuesto.
Es duro ser de producción. Nadie te entiende. Pero sin embargo sin nosotros no habría cine, ni siquiera gala de los Goya. Por cierto, ¿dónde está mi móvil…?
Gran post Belén! Cuánta razón en tus palabras.
Muchas gracias Vanessa!
Sin duda eres de producción Belén Bernuy! Estupendo análisis. Un beso muy grande.
¡Gracias Javier! Espero tener la oportunidad de saludarte pronto.
Me he sentido totalmente identificada. Bravo por el post.
De acuerdo casi en todo contigo Belén pero, en la referencia a Pepe Sacristán, imagino que estarás de acuerdo en que- sea por ésta o por cualquiera otra de sus actuaciones- había que dárselo en vida, el Goya. Somos muy dados a dejar que se nos vayan muriendo de viejos sin haber reconocido un trabajo inmenso en unas condiciones irrepetibles y en cambio se premie una aparición fugaz que en muchas ocasiones termina siendo eso, una promesa.
Un saludo «a los de producción», a los que no se ven pero se nota que están.
Muy bueno, Belén.
A Concha Velasco se le ha dado en vida…y bien merecido. Se podría haber hecho lo mismo con Sacristán. Pero a mi entender, un Goya al mejor actor no se da por una carrera, se da por un papel concreto en una película, lo cual siempre es también un premio a la película, aunque sea de rebote, y esta peli no merecía tanto. En todo caso me alegro por Sacristán, aunque estoy segura de que todavía podría hacer un papel en una buena peli que le diera un Goya sin el «por si acaso se muere…».
Todos,en las películas ven solo a los actores , y lo bien cierto es que a los actores nos lo dan todo hecho,por lo que, hay detrás de las cámaras muuuchas personas que merecen los reconocimientos del mundo del cine é injustamente son ignorados.
GRACIAS a todos los anónimos participantes, salen las pelis al mundo
¡Muchas gracias! Aquí seguiremos intentando hacer realidad muchas películas (si nos dejan…). ¡Saludos!