Fotografía: Miguel Zaragozá.
Ataviada como si fuera a explorar Marte, va Mar Abascal (@amarabascal) al supermercado en una situación que ella, como actriz en películas, nunca se hubiera imaginado que pudiera estar viviendo en una de verdad.
Para aprovechar ese tiempo tan preciado que siempre nos quejamos de no tener, ella le planta una sonrisa a la vida y ha creado toda una cadena de actividades en sus redes sociales. Así, la vemos dándole a la gastronomía, a la belleza personal, algunos juegos e incluso un telediario positivo. Hablamos con ella de todo esto, pero también de su trayectoria en la era pre-pandemia ¿Se acuerdan de que la gente iba al teatro y al cine?
La situación en la que se gesta esta entrevista, que termina siendo una conversación a tres entre las redactoras Sonia Abbas, Vega Guerra (#Vegonia) y la entrevistada, es atípica. Como también es atípico que sea el propio entrevistado el que nos pregunte cómo estamos. Por eso, merece la pena ser leída hasta el final. Como en las grandes historias, lo que importa no es el desenlace, sino el camino.
Sonia: Lo primero, pregunta obligada en estos días: ¿cómo estás?
Estoy llevándolo bastante bien. Hoy ha sido un día de inflexión para mi. Porque desde el momento en que dijeron que no se salía, no salimos para nada. Hoy ya me estaban faltando productos frescos y me he armado de valor. Me he disfrazado como si fuera a explorar Marte y he salido a comprar.
Y me he llevado la sorpresa de cómo está la situación fuera. Esto es una película. Ni al mejor guionista se le hubiera ocurrido algo parecido.
A nosotros, que hemos tenido la suerte de no nacer en zonas con conflictos de guerra o de racismo, esto nos está demostrando que el coronavirus racista no es. Porque le da exactamente igual quien seas y tampoco es clasista. Y, de repente, nos toca a todos.
Pienso que vamos a salir fortalecidos de todo esto y sobretodo vuestro mundo, que es el mío también, el cine, el teatro, la novela, el arte, la pintura…todo. Va a haber un antes y un después. Esto es algo que no se ha vivido nunca.
Vega: En estos días te hemos visto hacer bricolaje, preparar croquetas, darnos trucos para maquillarnos, jugar a las cartas de la Abeja Maya, un telediario positivo. ¿Qué te queda por hacer?
Pues es que hay que distraerse de alguna manera y yo cuando veía las noticias me quedaba horrorizada y digo: «me voy a hacer mi propio telediario porque esto no puede ser».
«Los clubs de fans los necesitan los médicos, la policía, los agricultores…los que descubren algo»
Por ejemplo, ayer estuve ayudando a mi marido, a afeitarse la barba. Cosa que no recomiendo que lo hagan más. Me decía que necesitaba respirar pero es como si yo le digo que me afeito la cabeza y pretendo que le parezca normal. No. Porque esta mañana cuando me he despertado con una cara completamente afeitada digo: «¿Pero quién es este señor?».
Este fin de semana he estado un poco parada. Leyendo mucho y haciendo telediarios.
Sonia: Hablemos de la era pre-pandemia. Has trabajado en series clásicas de la televisión como Aída y también en las nuevas olas de la comedia como Paquita Salas. ¿Se nota la evolución en la forma de narrar?
Yo creo que sí. Por ejemplo, en Veneno donde también he estado en un capítulo. Es verdad que hay un montón de series que están más cerca de la realidad. No digo que antes las series no lo estuvieran pero era todo como más dulcificado. Un producto más enfocado al espectador.
Sin embargo, ahora el propio espectador es el que puede ser protagonista de cualquier serie. Por ejemplo Paquita Salas a mi me encanta.
«me gusta mucho la naturalidad. Que una actriz vaya a un estreno de maquillada y luego se la pueda ver sacando a su perro en chándal»
Hay una serie de Lisa Kudrow que hizo hace muchísimos años nada más terminar Friends que no se la admitían y ningún productor la quería hacer. Se llama The come back (El retorno). Siete años después le han pedido que haga la segunda parte. Os la recomiendo porque es fantástica.
Y esa serie tiene mucho que ver con Paquita Salas. Yo cuando vi a los Javis se lo dije. Es la forma de mostrar nuestra profesión. Muchas veces nuestra profesión está rodeada de mucho glamour pero también, en mi modesta opinión, de mucha tontería, que hay que quitar.
Es una profesión como otra cualquiera. Somos narradores, juglares. Estamos contando la realidad. Podemos ser mil personas o crear muchas realidades. Pero no estamos más que al servicio del espectador. Eso es como yo lo veo.
«hace muchos años que tengo claro que no se puede gustar a todo el mundo. Mi madre nos educó así»
La locura de los clubs de fans, por ejemplo. Yo siempre he sido partidaria de que quien los necesitan son los médicos. Y no es por ser oportunista, es porque es verdad. La policía, los agricultores… esos sí, los que descubren algo. Pero nosotros simplemente hacemos nuestro trabajo. Y es maravilloso y muy emocionante pero sí que es verdad que ahora estamos más cerca de la gente y la gente más cerca de nosotros.
Como en el Hollywood aquel en blanco y negro que era todo como si fueran estrellas y fueran caminando por la calle con un foco. Pues no. Todo el mundo ahora se tiene que quedar en su casa y se hace una tortilla si es que tiene huevos en casa. Es todo más cotidiano. Más natural. A mi me gusta mucho la naturalidad. Que una actriz vaya a un estreno de Hollywood super maquillada y luego se la pueda ver sacando a su perro en chándal.
Vega: Si tuvieras que elegir un personaje de tu carrera, ¿con cuál te quedarías?
Si pudiese elegir un personaje me quedo con Pilar de Gym Tony porque era lo más parecido a hacer de dibujo animado. La cosa más disparatada que he hecho en toda mi vida. Era muy divertido. Me daban libertad al 100%.
No sabíamos qué iba a pasar. Teníamos un guion muy bien escrito pero luego los directores y los compañeros no sabíamos por dónde iba a salir Pilar. Y eso fue muy enriquecedor. Pilar ha pegado gritos que me han asustado a mi misma (risas). No sabíamos lo que iba a pasar y eso ha sido muy divertido.
Sonia: Tienes estudios de música y de interpretación ¿En qué registro disfrutas más?
Son muy diferentes. Por ejemplo, yo empecé haciendo Zarzuela y hace mucho que no la canto, y tengo ganas, pero es la mitad del tiempo actuar como en teatro y la otra mitad cantar.
Por eso desde aquí reconozco a los cantantes líricos, sobre todo. Porque eso si que es una carrera de fondo. Son deportistas de élite los cantantes de ópera. Porque no se pueden pasar en nada. Viven esclavos para y por su voz.
Cuando yo empecé a hacer teatro y me quité esa mochila o losa de la responsabilidad de no fallar una nota, estar afinada… para mi fue una liberación. Por eso cuando la gente se pone nerviosa en el teatro, yo estoy alerta, pero nunca estoy nerviosa, porque me han quitado el 70% del peso.
En cuanto a lo que estábamos hablando antes de los registros, como se han suspendido los festivales de cortos, durante estos 15 días se puede disfrutar de un montón de cortos que están online. En mi instagram he puesto mi corto y era una cosa que no había hecho nunca, un dramón sobre el maltrato.
Además, sobre ese maltrato que no se puede denunciar porque no hay grandes palizas ni ojos morados. Ese es el peor de los maltratos. El del marido que cae bien a todo el mundo en el bar y que es muy salao, pero luego en casa solo ella sabe cómo es.
Ha sido un placer y me ha dolido todo el cuerpo de acabar con ese rodaje. Fue un horror a nivel emocional y físico. Así que me imagino que para las mujeres que sufren eso debe de ser horrible, tener esa presión sobre los hombros. A mi me dolía todo. Y eso es un registro que nunca había explorado. Me ha dado la oportunidad Gabriel Carrasco, se llama Candela. Ha sido una bestialidad. Yo no sabía que podía hacer eso.
Vega: ¿En qué ha cambiado Mar Abascal desde la primera vez que se subió a un escenario a la Mar que está contestando a estas preguntas?
Qué bonita pregunta porque creo no he cambiado en nada. Bueno, he mejorado en cosas. He quitado porquería que no valía para nada. Muchos miedos, muchos complejos que tiene uno cuando empieza. Ya hace muchos años que tengo claro que no se puede gustar a todo el mundo. Mi madre nos educó así. Me decía: «No estás obligada a gustar a todo el mundo». Eso es bonito.
Pero la cosa de disfrutar, de subirme al escenario, ahí os lo juro que es cuando más me siento yo. Cuando estoy interpretando. Me siento como el mar entre los peces. No me duele nada, no tengo miedo. No estoy preocupada por nada. Si he tenido alguna discusión con quien sea o me han hecho una pirula en el coche se me olvida todo.
Hasta he salido con dolores de lumbalgia bestiales y se me han pasado en el escenario. Luego curiosamente cuando terminaba la función me volvía a doler, con lo cual pienso: «será que a mi personaje no le duele nada». Pero la ilusión es la misma.
Ahora que estaba haciendo La llamada está siendo maravilloso, me lo estoy pasando como una enana.
Vega: En Más de Cultura somos muy fans.
Es un placer, es una risa. Lo paso super bien y la Bernarda me cae muy bien porque está muy tarada.
Sonia: ¿Alguna recomendación cultural para estos días de cuarentena?
He visto un montón de películas y de series. El Hoyo, la recomiendo porque están fantásticos todos e Iván Massagué todo lo que hace, lo hace muy bien siempre.
Tengo en la mano un libro que se llama Libera tu Magia de Elizabeth Gilbert, la autora de Come, reza, ama, que es muy bonito. Me está gustando mucho. Luego tengo otro de metafísica pero lo que pasa es que aunque me gusta mucho todo este rollo son para coger y soltar entre medias de otros. Hay otro libro que tenía entre manos antes de que pasara todo esto y lo tengo que volver a retomar que se llama La quietud.
Y os voy a recomendar dos series. Una que se llama Workin’ moms (Madres trabajadoras) Te partirás de risa. Y luego otra que vi hace unos meses, Years & Years con Emma Thomson.
Sonia: Igual no es el mejor momento…
(Risas) No. Yo la vi hace meses y pensé: «¿Pero esto qué es? ¿A quién se le ha ocurrido este guion?» y fijaros… yo estoy flipando de haberla visto.
Y luego escribo mucho. Monólogos, por ejemplo. Tuve la osadía de escribir un guion de cine que lo estoy retomando para intentar convertirlo en novela o en corto. Algo tenemos que hacer con esa historia porque es muy bonita.
He escrito una comedia de teatro que también está muy bien: Jaque al Rey. Que estamos deseando que pase todo esto para volver a los teatros. Me he divertido mucho escribiéndola. No es porque la haya hecho yo, sino porque solamente imaginarme a dos actrices y un actor diciendo esas cosas, me río. Y eso que la he escrito yo.
Vega: ¿Qué planes de futuro tenéis para cuando acabe este paréntesis?
Cuando acabe esto lo primero que voy a hacer es salir corriendo al río, que vivo aquí enfrente del río manzanares, el único río donde los pájaros hacen pie. Y voy a tumbarme en la hierba. Estaré ahí un buen rato, quizá dos días.
Y luego seguiré con mi vida, como seguiremos todos. Creo que con un poco más de precaución y cuidado. Intentaré abrazar, besar, brindar y seguir con mi trabajo. Seguir creando. Tengo pendiente también hacer unos monólogos porque me encantan desde que soy pequeña. No había tenido tiempo hasta ahora, entonces este iba a ser el momento.
Vega: Ahora que todos estamos en nuestras casas, estamos aprovechando para descubrir talentos, ¿podríais recomendarnos algún nombre al que seguirle la pista?
Me encanta Fran Nortes. Es un actor discreto. Buen actor y buen dramaturgo. Tiene muchas obras escritas. De hecho, él es el que me recomendó que leyera este libro. Es un tío muy interesante y muy agradable con el que hablar y además tiene una voz muy bonita.
Sonia: ¿Más de Cultura y menos de…?
Y menos de criticar. ¿Qué tal estáis vosotras, por cierto?
Sonia: Aisladas. Cada una en un lado.
Vega: Exacto. Bien, intentando llevarlo lo mejor posible. Un paréntesis que nos ha trastocado todo el calendario y los planes que teníamos pero, por suerte, estamos bien.
Es que no hay mejor manera de describirlo. Es un paréntesis en la vida de todos.
Sonia: Y al final tampoco ganas nada poniéndote nervioso. Antes nos quejábamos de que no teníamos tiempo y ahora lo tenemos y no sabemos qué hacer.
Fíjate, esa misma frase la utilicé yo el día que puse lo de empapelar. Pensaba en cuando tuviera tiempo y ahora sólo tenemos tiempo. Es también una forma de meditar. Hay mucha tontería también en torno a la meditación. Se puede meditar cultivando tus tomates, planchando. El Zen es aquí y ahora, no hay más. Si quitas la tonterías de casi todo, lo esencial es bonito.
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