Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
Idea Vilariño
Son palabras de la poeta, ensayista y crítica literaria Idea Vilariño. Pero, acostumbrados a recordar los nombres conocidos en este Día del Libro, hoy no vamos a centrarnos en esta escritora uruguaya, sino en una de sus sucesoras. Ella es Clara C. Scribá y acaba de presentar su segundo libro: Ya no, un poemario muy personal que inspira esta escritora, muy cuidado en el que el lenguaje es el protagonista y no tanto lo que se dice. Como ella misma define: «es la manera que encuentro de decir eso que hemos oído tantas veces». El lienzo de la portada, lo firma otra de sus inspiraciones, su padre.
Literatura en sí misma since 1992 y habitual en las jams de poesía madrileñas, Clara es graduada de Estudios Hispánicos, tiene un master en traducción y es co-fundadora de la empresa de Corrección y traducción de textos Letropía. En mayo de 2014 publicaba su primer poemario, Plurales, con sello editorial Harpo Libros.
Para ella, reflejado en sus versos, «las palabras no dicen como el tacto». Sin embargo lo intenta, y define «Ya no» con tres adjetivos: Breve, meditado y atemporal. Palparlo pueden hacerlo ustedes mismos si lo compran.
“Ya no” es un poemario muy personal.
Es un poemario muy meditado y breve que, además, es un homenaje a otra poeta, Idea Vilariño. Recoge la misma idea que su poemario Poemas de amor, publicado hace sesenta años, con lo que este libro, al igual que del que parte, pretende ser atemporal. Además, he puesto especial interés en que el lenguaje fuera el protagonista en cada texto.
¿Ser escritor se decide o surge sin más?
Todos (en el mundo occidental, claro) podemos escribir, pero unos decidimos que queremos usar la escritura como herramienta artística y otros solo como un instrumento práctico del día a día. En mi caso, surgió como una necesidad desde joven y después decidí de manera consciente trabajar mi escritura. En cualquier disciplina artística –al contrario de lo que muchos puedan pensar–, el esfuerzo es indispensable.
Mucha gente no piensa que llegar a publicar un libro o “que te quiera” una editorial no es nada fácil. En tu caso, ¿cómo ha sido el camino? ¿Cómo has llegado hasta aquí?
No es nada fácil y hay gente con mucho talento que nunca publicará o que lo hará de forma independiente. Ahora también hay más oportunidades que hace veinte años, han surgido muchas editoriales dispuestas a arriesgar por un buen escritor, aunque éste sea desconocido. En mi caso, he podido publicar dos veces por una mezcla de suerte, tesón y, me imagino –esto lo tendrían que corroborar los editores–, una pizca de talento.
Un cóctel de suerte, tesón y una pizca de talento
¿Te ves viviendo de la literatura o es algo que sabes que tendrás que compaginar?
Vivir de la literatura solo escribiendo libros –sin salir de casa– es prácticamente imposible. Los escritores más reputados quizá lo consigan, pero más que vendiendo libros, se gana un salario con todo lo que pueda conllevar que seas un escritor reconocido (dar congresos, cursos, apariciones en público…). Yo, de alguna manera, vivo de la literatura y de la escritura porque soy correctora y traductora.
¿Cómo se decide qué se publica y qué no?
Esta es una pregunta muy amplia y no sé si me siento capacitada para responderla, puesto que no soy editora, pero, a grandes rasgos, toda editorial grande o pequeña tiene un “consejo” que toma este tipo de decisiones. Cada editorial tiene su línea y público y las decisiones se basan en parte en eso. Por ejemplo, no tiene sentido pretender que te publique un libro de poesía amorosa una editorial cuyas publicaciones son científicas.
¿Cuáles son tus referentes o los textos en los que encuentras inspiración?
Los poetas que más leo y me influyen son, principalmente, de habla hispana. Gil de Biedma, Ángel González, Idea Vilariño, Luis Cernuda y José Hierro son ejemplos de poetas que admiro y con los que comparto el corte de lenguaje aparentemente sencillo pero certero.
¿De qué habla lo que escribes?
Cada poema tiene su mensaje, pero esos mensajes son irrelevantes, simplemente porque todo está dicho ya y yo no voy a descubrir América. Lo único que creo que puedo aportar, humildemente, es la manera que encuentro de decir eso que hemos oído tantas veces.
Hay gente que no le gustan los poemas porque no sabe leerlos o interpretarlos. ¿alguna guía para esto?
Creo que el problema es que no han encontrado el poeta adecuado. Esto es como las varitas de Harry Potter: hasta que no encuentras la tuya, no puedes aprender a hacer magia y si coges una equivocada, le dejas la tienda al pobre señor Ollivander hecha un desastre. Si empiezas a leer un libro de poesía que no está hecho para ti, vas a pensar que eres un lector de poesía inepto, y no es así. Mi consejo es que le pidan a un amigo aficionado a la poesía unos cinco libros. Y si no acierta, que siga intentándolo. No toda la poesía le gusta a todo lector asiduo de este género, eso es imposible. Con la narrativa, ese concepto parece estar claro.
«La poesía es como las varitas de Harry Potter, si coges la equivocada, le dejas la tienda hecha un desastre al pobre señor Ollivander»
Últimamente vemos muchas perversiones en el lenguaje ¿Qué nuevas iniciativas ves con potencial para fomentar la lectura y la escritura?
En realidad, creo que, por ejemplo, las redes sociales ayudan mucho a potenciar la correcta escritura. Hasta hace quince años no escribíamos tanto ni teníamos un autocorrector que nos echase una mano. Además, uno queda tan expuesto que se esfuerza por no cometer errores.
Parece que la literatura siempre es de periodistas o personas de avanzada edad… ¿estás de acuerdo o es un estereotipo?
No, de hecho, creo que desde el año 2000 ha habido un boom de bestsellers en narrativa y desde el 2010 de poesía. Ya simplemente por estadística está claro que no es solo gente mayor o profesionales de la edición.
¿Nos regalarías algún poema en este nuevo camino como revista digital de cultura?
¡Claro! Este es el primer poema del nuevo poemario, Ya no (2018, Huerga& Fierro).
No sabe nombrar la cosas.
Destejo cada noche el telar
en movimientos similares
al abrazo de un contorno
que está borrando el tiempo.
No quiere nombrar las cosas.
Yo hilo mil palabras a puntadas,
revelo con vocales la pena,
con consonantes los besos
que no conocen ya su destino.
No puede nombrar las cosas.
Nos separan incontables pasos
que ya por fin se descubren,
no son los kilómetros la razón,
nuestras diferencias son insalvables.
Por cerrar con una leyenda, que también inspira el libro, nos quedamos con Ulises y su vuelta a Ítaca. Siempre se habla del punto de vista de Ulises, del regreso. Clara C. Scribá prefiere el punto de vista del que se queda, el que espera sin saber nada del otro, tras los ojos de todas esas Penélope se esconden estos 30 poemas que nos regala Clara en su libro.
Deja tu comentario