Ivan Muñoz Ureta es natural de Pamplona, y al igual que su ciudad de origen, está unido de una manera especial a la cultura japonesa y a una de las tradiciones musicales más antiguas del mundo: el taiko.
El cineasta llevará a las salas de cine este viernes 5 de abril la película Taiko Film: Healing beats, de la mano de Begin Again Films. Se trata de un documental sobre los secretos del taiko japonés, un tambor de tradición nipona que es tocado con baquetas de madera denominadas bachi. Un arte de fama mundial que el director pretende mostrar dentro de nuestra comunidad occidental.
En su charla con Más de Cultura, nos cuenta de dónde surge este viaje al interior de una tradición ancestral y cómo pasó de ser el freaky empeñado en hacer un documental que no tenía mercado en España, a levantar un proyecto complicado.
Iván conoció el taiko en el año 1993, con la película Rising Sun: «me llamó mucho la atención y se me quedó grabado en la memoria». Más tarde, cuando en el año 2000 Pamplona le dedicó sus 15 días habituales a la cultura extranjera y eligió Japón, comenzó a informarse y a leer sobre la historia del taiko.
El viaje a Japón en 2008 para hacer un curso en una escuela de taiko fue decisivo. Quería contar la historia de esta disciplina: «me puse en contacto con el único grupo que por aquel entonces hacía taiko en España y a raíz de ahí surgió la idea de un corto».
Tras el buen funcionamiento de la pequeña pieza titulada TAIKO: Inochi no kodo, su exclusividad y novedad en cuanto al tratamiento del tema le dieron el ánimo que necesitaba para comenzar a preparar el largometraje que hoy presenta.
Un viaje a través del proceso y evolución del taiko en las voces de sus protagonistas: «a mi me parece muy especial ya no solo a nivel rítmico, sonoro, estético, etc, sino también a nivel histórico, creo que el taiko tiene unos componentes muy importantes, muchas cosas relacionadas con la cultura japonesa y ha ayudado, en cierta manera, a la evolución de los derechos en determinados estamentos de la sociedad japonesa».
Y a pesar de lo que los compañeros de profesión puedan pensar, el contacto con los entrevistados, preocupación a priori cuando un cineasta se pone a los mandos de un proyecto como este, resultó ser más fácil de lo previsto, a pesar de que sus protagonistas estén considerados personalidades muy importantes de Japón: «la verdad es que luego al estar con ellos han sido muy humildes, se han portado muy bien. En seguida estaban deseando colaborar para dar a conocer el mundo del taiko».
«el taiko es el único instrumento que suena tan fuerte que hasta los dioses o los espíritus pueden llegar a oírlo»
Reconoce que el cortometraje le ha ayudado a demostrar a esos artistas que el enfoque siempre ha estado basado «en el respeto, sin querer transformar la forma de expresar sus tradiciones de una manera más occidental». Precisamente esa perspectiva occidental es la que más preocupa en un proyecto de estas características, tan anclado a unas tradiciones tan herméticas como las asiáticas.
Sin embargo, a pesar de ser el Gaijin ( 外人) (el extranjero en japonés) que quiere hacer algo de su cultura, la rigurosidad vence al miedo inicial para terminar en un proyecto sincero con una cultura interesante a los ojos del resto del mundo.
Incluso para un experto en el tema y con tiempo limitado en el metraje, siempre hay asuntos que sorprenden: «yo no tenía conocimiento de los campos de concentración que hubo para japoneses después del ataque de Pearl Harbor en Estados Unidos. Por cultura televisiva siempre te suenan los campos de concentración de Alemania, o de Europa. Y la verdad es que me sorprendió mucho enterarme de que después del ataque de Pearl Harbor hubo una ley que obligó a todos los japoneses a integrarse en determinados campos de concentración a lo largo de Estados Unidos, sobretodo en la costa oeste».
«el debate tradición y modernidad es ley de vida. Que los instrumentos vayan evolucionando y adaptándose a los tiempos»
Aunque reconoce que no lo ha podido reflejar en profundidad en el documental, sí que ha incluido una pequeña parte en la que una de las entrevistadas cuenta a cámara como su abuela tuvo que romper sus cosas para que los oportunistas y la gente que se aprovechaba de esa situación no hiciesen negocio con su desgracia.
Se hace complicado encontrar junto a Iván una tradición tan ligada a la parte espiritual y conceptual en España como lo es el taiko para Japón. Sin embargo, apunta que está unido a «determinadas tradiciones como puede ser por ejemplo el Bon Odori (盆踊り) que es una fiesta que ellos hacen en verano para recordar y honrar a sus antepasados. Muchas veces hay dichos dentro de la cultura japonesa como el de que el taiko es el único instrumento que suena tan fuerte que hasta los dioses o los espíritus pueden llegar a oírlo».
Repasando uno de los debates abiertos en el mundo de las tradiciones de todo el mundo, el taiko no iba a ser una excepción: ¿merece entonces la pena modernizar una tradición ancestral y adaptarla a los nuevos tiempos, o precisamente por ser ancestral hay que conservarla tal y como se creó?.
Un debate que el propio director encuentra sin sentido: «al final muchos de los propios artistas que llevan años tocando el taiko son la gente que ha innovado, que ha convertido esa tradición en modernidad. Ese debate en torno a quién puede tocar ese instrumento… yo creo que al final la música evoluciona, coge elementos de otras culturas y los adapta. Yo creo que el debate tradición y modernidad es una cosa que al final es ley de vida. Que los instrumentos vayan evolucionando y adaptándose a los tiempos».
Ante nuestra clásica pregunta, Iván cree que es «muy importante que seamos conscientes de que la música y la cultura une a las personas» por eso responde firme: «más de cultura y menos de política». Cree firmemente que la política «lo único que está haciendo es separarnos y yo creo que ahora mismo tenemos que buscar esos elementos comunes que nos unan y que nos ayuden como sociedad a evolucionar».
Uno de esos elementos comunes, la tradición musical, es lo que ha ayudado a Japón a evolucionar. Ahora podemos comprobarlo en las salas de cine a partir del 5 de abril con Taiko Film.
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