Tras décadas sin ser considerado uno de los cinco grandes estudios (Warner, Fox, Paramount, Columbia y Universal), Disney es hoy el amo del mercado, la más poderosa factoría de entretenimiento jamás concebida. Y todo tras las adquisiciones de Pixar, Lucasfilm y Marvel Studios. La última compañía en ser absorbida, tras largas negociaciones, han sido los legendarios 20th Century Studios. Y esta compra ha traído hasta un cambio de nombre.
O un naming, que es como lo llaman en publicidad. Y el nombre finalmente decidido es 20th Century Studios. Adiós a Fox. Eso sí: se queda su fabulosa fanfarria, compuesta en 1933 por Alfred Newman y creada para acompañar al logo diseñado por el animador Emil Kosa Jr. El logo también se queda pero sin el Fox. Como recordó Diego Cueva en un estupendo reportaje de Jot Down, “Kosa dibujó un monumento futurista y art déco, recortado contra un cielo nocturno y con las palabras 20th Century Pictures Inc talladas sobre su superficie. Newman compuso una fanfarria grandilocuente para ensalzar lo glorioso de aquellas imágenes y en la Twentieth quedaron encantados con el trabajo de ambos”.
El estudio cinematográfico de la famosa fanfarria es creación de William Fox, un empresario de éxito dedicado a la adquisición y construcción de salas de cine. Un exhibidor, para entendernos. Las películas por aquel entonces le importaban poco a Fox y no estaba interesado en la producción de cine. Pero pronto cambió de opinión, ya que en 1926 se hizo con trescientos acres en un terreno que no servía para sembrar nada al oeste de Beverly Hills. Allí construyó lo que llamó Movietone City, el estudio más espectacular y mejor equipado de la entonces germinal meca del cine.
Por desgracia, Fox perdió el control de su propia empresa ya en un lejano 1930. Todo se desmoronaba a su alrededor. El vaquero Will Rogers, que era la estrella más grande del estudio y la mejor pagada del Hollywood, murió (en el acto) en un accidente aéreo. Otra estrella incipiente, Spencer Tracy, estaba a punto de abandonar su carrera por su incontrolable alcoholismo.
Con más de quinientas salas y un grupo bancario que se apropió de la compañía durante breve tiempo, Wiliam Fox estaba en una encrucijada: o Fox Film Corporation se fusionaba con otra empresa o desaparecía. Por suerte, Darryl Zanuck estaba hasta las narices de los hermanos Warner, a los que consideraba unos miserables agarrados. Así, abandonó el estudio y montó su propia compañía de cine, la Twentieth Century Pictures. Solo dos años después, el día de los inocentes de 1934, ejecutivos de Twentieth Century Pictures y de Fox Films firmaron la esperada fusión. Y al principio la compañía iba a llamarse Fox-Twentieth Century, pero al final acabó en Twentieth Century-Fox Film Corporation.
La cifra de la actual compra por parte de Disney ha sido, como era de esperar, descomunal: 71.3 mil millones de dólares, seis veces el PIB anual de Burkina Faso. Según Variety, la Biblia de la industria del cine, la idea de quitar a Fox del nombre del logotipo de la compañía llevaba meses gestándose en los despachos de la compañía del ratón. Era, claramente, el comienzo de una nueva era. Así, el estudio se convirtió en 20th Century Studios y su filial dedicada a lo que ellos llaman “cine independiente”, Fox Searchlight Pictures, pasó a llamarse Searchlight Pictures. Fuera Fox de las dos compañías. También los empleados de Searchlight cuentan ahora con otro correo electrónico para su trabajo: ya no termina en “fox.com”, sino en “searchlightpictures.com”.
La jugada de Disney tiene que ver con que una compañía tan relacionada con el cine familiar no quiere asociarse con otra empresa que sigue llevando el nombre Fox en su logo: Fox News, cadena ultraconservadora y propagandista de Donald Trump. Fox News, empresa de la familia de Rupert Murdoch (cuya fortuna es de 20.8 mil millones de dólares), no formó parte de la operación de Disney porque no se querían ligar a esta cadena ultra. Tampoco a los escándalos sexuales ligados con su fundador Roger Ailes, depredador sexual defenestrado por Murdoch y del que da buena cuenta la película El escándalo, nominada este año a dos Oscar.
La red de transmisión de Fox News sigue siendo controlada por los Murdoch y sigue siendo parte de Fox Corporation, creada cuando el magnate de la prensa amarilla y gran patriarca compró 20th Century Fox a mediados de los ochenta. Pero no todo fue oscuridad en Fox Corporation, en ella también vieron la luz Los Simpson, una mina de oro para Murdoch, que hasta llegó a aparecer como personaje en la serie animada. Por cierto: Los Simpson también vaticinaron la compra de Disney en uno de sus capítulos.
Los cambios no solo se verán en los trailers y las salas, también en los carteles. En el póster de Downhill, a próxima película de Searchlight (un fallido remake de la película sueca Fuerza mayor, de 2014) se puede leer “Searchlight Pictures Presents”. También la película familiar La llamada de lo salvaje (la nueva de Harrison Ford) se ha presentado con el logo de 20th Century Studios, con el Fox eliminado.
Con el adiós de Fox quedan atrás auténticos hitos de la compañía. Uno de ellos es Star Wars, saga de la que Disney es hoy la gran beneficiaria. Nadie daba un dólar por una película del espacio con un complejo rodaje y sobre todo una agotadora posproducción. El joven George Lucas mezcló el western, las películas de samurais, las de princesas y caballeros y las de batallas aéreas y logró un bombazo de taquilla, una fortuna y un imperio empresarial.
Otro de los hitos comerciales de Fox, y también espacial, fue la genial Alien, rodada con mucho menos presupuesto del que parece. Es otra saga de tremenda rentabilidad y que seguramente seguirá viva aunque la quita entrega ha sido cancelada. No tan buenas, pero más rentables para Fox, fueron Titanic y Avatar, posiblemente la película más taquillera de la historia del cine.
Pero Fox también sufrió grandes batacazos. El primer, y absurdo, Doctor Dolittle fue una ruina en 1967, pero como Hollywood está habituado a tropezar con la misma piedra, se espera que el nuevo y tercer remake de Doctor Dolittle (esta vez de Universal, no de Fox) pierda hasta 100 millones de dólares tras su estreno. Tampoco esperan que llegue a recuperar sus 150 millones de presupuesto.
Otro de los famosos apuros económicos de Fox fue Cleopatra, la película más cara de la historia y célebre por el obsceno sueldo de Elizabeth Taylor, que subió de 1 millón de dólares a 7 millones por culpa de los repetidos retrasos del rodaje. Taylor cobró en total lo que hoy serían 47 millones de dólares y Cleopatra llegó a alcanzar un desmesurado presupuesto de 44 millones de dólares, 365 millones de hoy. La película casi acaba con el estudio, pero al final no fue mal en taquilla.
Los números rojos que acumulaba 20th Century Fox Fox aumentaron por culpa de su últimos batacazo: X-Men: Dark Phoenix, con perdidas de hasta 170 millones de dólares. Tras muchos parecidos fracasos, ahora Fox ya no existe y Disney busca reinar en streaming con nuevos productos de Star Wars, Marvel y Pixar y con las secuelas de Avatar y la nueva explotación de la franquicia de El Planeta de los Simios. En fin: una empalagosa sobredosis de cine conservador, amable y familiar. Pobre Hollywood.
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