Estrenamos nuevos años 20 y por eso vamos recordar las películas ambientadas en esa época en la que empezó a rodar Luis Buñuel, en la que los gangsters hicieron verdaderas fortunas gracias a la “Ley seca” y en la que llegó el cine sonoro. Y como dijo Francis Ford Coppola, quizás llegó demasiado pronto. Los hallazgos visuales del cine mudo estaban siendo prodigiosos y el sonoro se los cargó.
A los años 20 del siglo 20 los llamaron “los Felices Años 20”. En ellos triunfó el modelo de consumo americano para todo el mundo, es la década del individualismo, la publicidad, el jazz, el arte moderno, los cabarets, el auge del cine, Rodolfo Valentino, Douglas Fairbanks, Charles Chaplin… Estas son algunas de las películas más importantes que se ambientaron en una década tan loca e irrepetible como los 20:
El delator (1935)
Un muy buen John Ford con guión de Dudley Nichols y una espectacular fotografía expresionista de Joseph H. August. La película está ambientada en la Irlanda de 1922. Se rodó casi toda en estudio y en solo 3 semanas, a toda leche. Esta historia de traición entre miembros del IRA ganó 4 Oscar: Mejor director, actor (Victor McLaglen), guión y banda sonora (de Max Steiner).
Los violentos años 20 (1939)
Raoul Walsh, como Ford, también llevaba parche en el ojo y rodó de forma brillante esta película protagonizada por James Cagney y Humphrey Bogart, que lograron una pareja mítica en el cine negro y de gangsters. En ella tres veteranos que se conocen durante la Primera Guerra Mundial se enfrentan al dilema moral de sobrevivir honradamente o hacerlo con el crimen, cosa que harán dos de ellos.
Monsieur Verdux (1947)
Nominada al Oscar al Mejor guión original, la película está escrita, dirigida e interpretada por Charles Chaplin, que se basó en una idea de Orson Welles: contar la historia real de Henri Verdoux, respetable hombre casado que tenía otra identidad: seductor de viudas forradas a las que asesinaba para quedarse con su fortuna. Chaplin se olvidó de Charlot con este relato de humor tan negro como su bigotito.
El tesoro de Sierra madre (1948)
Otro gran trabajo de Humphrey Bogart y una de las obras cumbre de un director tan irregular como magistral: John Huston. En la película, rodada en su fabulosa etapa con la Warner de los años cuarenta, Huston volvió a uno de sus temas preferidos: la camaradería entre hombres y la codicia y que volvió a tratar en Moby Dick y El hombre que pudo reinar. Ambientada en 1925, nos presenta a Bogart viajando a Tampico para encontrar oro y así salir de la miseria absoluta en la que se encuentra. Junto a dos vagabundos (Walter Huston, padre de John, y Tim Holt) buscará el oro y se encontrará con lo inevitable: la codicia y la mezquindad humana.
Cantando bajo la lluvia (1952)
Una de las más grandes obras maestras de la historia del cine, sin más. Ademas de tener una de las escenas musicales más famosas e icónicas de todos los tiempos, la película es una lección de historia del cine ya que explica a la perfección, y con humor y canciones maravillosas, cómo a finales de los 20 murió el cine mudo para dar paso al cine sonoro. Fue una de las películas más ninguneadas por los Oscar, que ni la nominaron a Mejor película o director, un inmenso Stanley Donen. En su año premiaron a una película mucho menor: la acartonada El mayor espectáculo del mundo, de Cecil B. DeMille.
Con faldas y a lo loco (1959)
Años viente, gangsters y la famosa Matanza del día de San Valentín de la que son testigos dos músicos de tercera (Jack Lemmon y Tony Curtis). Para evitar acabar con un traje de cemento bajo el agua, se disfrazan de mujeres y se meten en una banda de chicas, entre las que destaca Marilyn Monroe. La película tiene una de las frases finales (“Bueno, nadie es perfecto”) más famosas de la historia y lo curioso es que no estaba pensada como la frase final. Billy Wilder y su coguionista, I.A.L. Diamond, la dejaron apuntada como algo gracioso pero totalmente provisional, para cambiarla más tarde. Pero no se les ocurrió un final mejor. La película, nominada a 6 Oscar, solo ganó uno: Mejor vestuario.
La herencia del viento (1960)
Stanley Kramer adaptó una obra teatral basada en hechos reales: en Tennesse, en los años 20, un profesor fue juzgado por enseñar a sus alumnos la teoría de la evolución de las especies. En el juicio se enfrentan el abogado del profesor (Spencer Tracy, nominado al Oscar) y un líder ultraconservador (Fredric March, Oso de Plata Festival de Berlín). La película es más actual de lo que nos gustaría.
El fuego y la palabra (1960)
Con otro fundamentalista religioso (un farsante en realidad) como protagonista, Richard Brooks adaptó de forma brillante una famosa novela de Sinclair Lewis. En ella Elmer Gantry (Burt Lancaster, que ganó en Osca por la película) es un oportunista que asiste a una reunión religiosa y descubre lo fácil que es forrarse como predicador.
Esplendor en la hierba (1961)
Reinterpretación de Romeo y Julieta con Waren Beatty y Natalie Wood (que volvío a Julieta en West Side Story) en un pueblo de Kansas que vive la transición moral y social de los años 20 a los 30. Una película que causo polémica por su moderno tratamiento de la pulsión sexual y con una buena dirección de Elia Kazan respaldada con un gran trabajo del director de fotografía Boris Kaufman.
El hombre de Alcatraz (1962)
Burt Lancaster volvió a ser nominado a los Oscar (su tercera nominación) por interpretar a un conflictivo presidiario condenado a doce años de cárcel. En ella cuidará a un pájaro herido y descubrirá su vocación: el estudio de las aves. Buen trabajo del director John Frankenheimer.
Sacco y Vanzetti (1971)
Dirigida por Giuliano Montaldo, fue un éxito internacional y se hizo especialmente famosa por la estupenda banda sonora de Ennio Morricone. Basada en hechos reales, recuerda como en Massachusets, en 1920, Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, dos anarquistas italianos, fueron acusados de asesinar a dos personas y ejecutados. Riccardo Cucciolla ganó la Palma de Oro al mejor actor en Cannes por su trabajo.
El padrino II (1974)
Una de las más grandes película de todos los tiempos sin discusión. Tras hacer ganar a Paramount una fortuna en taquilla y triunfar en los Oscar, un Coppola millonario, y en su mejor momento creativo, se dispuso a rodar la mejor secuela de todos los tiempos. Robert De Niro ganó merecidamente su primer Oscar por hacer de Vito Corleone de joven.
Primera plana (1974)
Nueva colaboración de Billy Wilder con I.A.L. Diamond e inspirándose en la magistral obra de teatro de Ben Hecht y Charles MacArthur de la que se han rodado cuatro películas y las cuatro buenas. La pareja Lemmon-Matthau se queda con la función en una interpretación absolutamente magistral. También está estupenda Susan Sarandon como Peggy, uno de sus primeros papeles en el cine.
Novecento (1976)
Otro gran De Niro y el mejor Bertolucci junto a El último tango en París. Un recorrido brillante por el surgimiento del fascismo y la lucha de la clase obrera, la Italia y la Europa de los señoritos que se niegan a abandonar el feudalismo. Magnífica puesta en escena y genial fotografía de Vittorio Storaro. Película larga, excesiva y brillante, la crítica se dividió ante ella. También fue a Cannes pero fuera de concurso y en los Oscar ni la nominaron. Hoy es un clásico.
Zelig (1983)
Uno de os más redondos films de Wody Allen, una breve obra maestra (es un falso documental en blanco y negro que dura 76 geniales minutos) sobre perder la identidad por complacer a todo el que te rodea. Gran trabajo fotográfico (y cuando no había retoques digitales) de Gordon Willis y otro de los guiones más perfectos y redondos de Allen, que no fue ni nominado al Oscar.
Érase una vez en América (1984)
Una película tan ambiciosa como Novecento y también con problemas de ritmo pero en la que Sergio Leone, conocido por los westerns italianos, logró bellas imágenes para la historia del cine. También hace mucho que las dos películas compartan compositor. El gran Ennio Morricone logró en esta larga y ambiciosa película de gangsters otra partitura magistral. Por cierto: los Oscar también se olvidaron de esta película.
Los intocables de Eliot Ness (1987)
Otra de gangsters, del gangster por excelencia: Al Capone. Y otra vez De Niro, que pidió una cifra inmoral para participar en la película y ponerse fino a pasta italiana para dar el perfil del criminal conocido como “Cara cortada”. La cifra del cheque no le hizo mucha gracia al director Brian de Palma, que logró un reparto de lujo y una película espectacular e inolvidable. ¿Adivinan de quién fue la maravillosa banda sonora? Bingo, de Ennio Morricone.
Muerte entre las flores (1990)
Más gangsters, esta vez irlandeses. Joel Coen (Mejor director en el Festival de San Sebastián por la película) y su hermano Ethan se basaron en las novelas de Dashiell Hammett para llevar a la pantalla esta historia con más brillantez visual que narrativa. Gran música de Carter Burwell y fotografía de Barry Sonnenfeld, director de Men in Black y La familia Addams.
Balas sobre Broadway (1994)
Otro gran Woody Allen, que esta vez se juntó (lo suele hacer muy poco) con otro guionista: Douglas McGrath. La idea y todo el guión son maravillosos y tienen mucho que ver con una obsesión de Allen: ¿qué es un intelectual? ¿Y si un hombre vulgar, hasta un guardaespaldas de la mafia, tiene más talento que tú? Magistral y una banda sonora inolvidable.
La leyenda del pianista en el océano (1998)
Ennio Morricone también compuso la banda sonora de esta maravillosa película de Giuseppe Tornatore. Los dos habían coincidido ya en Cinema Paradiso. Basada en una novela de Alessandro Baricco, es un absoluto goce visual, como lo es su protagonista Mélanie Thierry.
Medianoche en París (2011)
Y rematamos este especial para MDC con otro Allen y un precioso homenaje a su adorada París y a la generación de inmensos artistas que poblaron los años viente en Estados Unidos y Europa. Sale hasta nuestro Buñuel, al que Allen admira por encima de otros cineastas. Allen considera a Buñuel el director al que es imposible copiar, el cineasta más inimitable. Y ojo que de imitar Woody sabe un rato…
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