Aplicaciones como Duolingo utilizan sistemas de CAPTCHA, que más allá de verificar si somos robots, ayudan a la digitalización de múltiples documentos.
La economía colaborativa no solo ha nacido para satisfacer las necesidades del usuario a través de otros sino para que, además de beneficiarte de un servicio, puedes también contribuir a crearlo.
Es el caso de Duolingo, la popular aplicación para aprender idiomas en la que muy pocos saben que simplemente utilizándola, uno ya está contribuyendo a traducir.
El creador de Duolingo es natural de Guatemala y su nombre es Luis von Ahn. Pionero en crowdsourcing, triunfó con la creación del reCAPTCHA, basado en obtener el beneficio de tus usuarios a cambio de aportarles un servicio. Para ello, utilizó el sistema de seguridad CAPTCHA (el clásico “demuestra que no eres un robot” cuando pretendemos descargar algo). Pero lo que otros no saben es que este sistema tiene una doble función, la de digitalizar libros y publicaciones.
reCAPTCHA utiliza palabras de libros y documentos escaneadas mediante elementos convertidores a archivos PDF que escanean las palabras para traducirlas a un documento digital (sistemas OCR). Si el sistema no ha sido capaz de reconocer automáticamente las palabras, las muestra como CAPTCHA y ahí es donde entra el usuario en acción, porque cada vez que resolvemos ese enigma que nos plantea Google, entramos en una base de datos de respuestas. Una vez analizadas, el sistema deduce a que palabra exacta corresponde cada imagen gracias a las aportaciones de los usuarios. Así, estamos ayudando a escanear documentos y publicaciones.
Y por esto de que la máquina no siempre supera al ser humano, la aplicación Duolingo nos enseña que no hay ordenador capaz de traducir todos los matices de un idioma. Por eso, los que crean la propia aplicación al mismo tiempo que la usan son los propios usuarios. Y es que las frases a traducir son parte de documentos que han pedido ser traducidos por Duolingo. La base de su financiación es que sólo pagan los que quieren que sus documentos sean traducidos por la aplicación y de esta manera los usuarios pueden aprender todo tipo de idiomas de manera gratuita financiando así el servicio de traducción.
Luis Von Ahn creó este sistema para evitar que los robots dominasen internet y se registrasen en las páginas para generar spam pero le sacó partido a un episodio que perturba a cualquier navegante que quiere el resultado sin tener que perder el tiempo en resolver acertijos. Y gracias a eso, cada día se resuelven una media de 200 millones de CAPTCHA, que se traducen en millones de letras que se resuelven por la gente, no por robots.
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