A día de hoy Vicente Molina Foix -escritor, director de cine y traductor- se pregunta, si Stanley Kubrick era un perfeccionista maníaco o un maníaco perfeccionista. Ambos se conocieron a través de Carlos Saura. Como director de doblaje de La naranja mecánica, Saura comunicó a Molina Foix que Kubrick había pedido que fuera él quien tradujera el guión.
Comenzó así una labor de traducción de las películas más importantes del genio norteamericano, ahora inmortalizada en un libro que escribe el propio Molina Foix y que recopila las curiosidades que se generaron de aquel trabajo ingente, especialísimo que forma parte de la historia de la cinematografía universal: Kubrick en casa.
La naranja mecánica, La chaqueta metálica, El resplandor, Eyes wide shut…guiones realizados, según quienes conocieron la manera de trabajar de Kubrick, de manera minuciosa, artesanal, cuya traducción exigía el mismo mimo y esmero.
Dice Vicente Molina Foix que el guión que más quebraderos de cabeza le dió fue el primero de todos, La naranja mecánica. No es de extrañar, desde luego. Pero lo cierto es que, tal reto fue recompensado con la cercanía de uno de los grandes genios que ha dado el cine. Kubrick en casa descubre el aspecto anecdótico de esta relación profesional llevada a buen puerto gracias a la conexión entre dos autores que se entendieron claramente en su manera minuciosa a la hora de desarrollar su trabajo.
Cuenta la leyenda que Kubrick tenía, en el guión, un final distinto al que aparece en El resplandor. Vicente Molina Foix guarda ese guión traducido al español, como el resto de guiones, en carpetas repletas de folios escritos con máquina de escribir. Precioso tesoro que ojalá se mantenga en buenas condiciones durante muchos años. Allí, en las últimas líneas de uno de los guiones sigue el secreto sobre el verdadero final de El resplandor. Molina Foix lo tiene.
Kubrick en casa
Autor: Vicente Molina Foix
Editorial Anagrama
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