El tiempo pasa sin que nos demos cuenta, los días se convierten en semanas y las semanas en meses, los meses en años y así sucesivamente. De repente lees que hace diez años que acabó la serie de televisión A dos metros bajo tierra (Six Feet Under) y tienes un momento de duda, después haces las cuentas mentalmente y finalmente lo aceptas con pena.
Pues sí, esta serie de Alan Ball tuvo un especial aniversario el 21 de agosto, y es que hizo diez años de la emisión de su último capítulo en la HBO. La historia de esta familia disfuncional llegó a España de la mano de La 2, aunque tengo que admitir que yo recuerdo alguna escena cambiando de canales, pero que no la vi hasta tiempo después.
Ya que hemos llegado a este punto, me confesaré… cuando la serie estaba en emisión, yo tendría otras cosas en mi cabeza de adolescente y las historias de una familia que regenta una funeraria me interesaban más bien poco. ¡Qué equivocada estaba! Recuerdo que en la universidad, durante una clase nos pusieron los primeros minutos de la serie y en ese momento quedó apuntada en mi lista de series por ver. Tuvo que pasar el tiempo, para que Six Feet Under cayera en mis manos, y vaya si cayó.
Y es que A dos metros bajo tierra es de esas series a las que no puedes reprocharles nada, ni lo más mínimo. No lo digo yo, sino que por ejemplo la revista Time la consideró entre las mejores cien series, y la revista Empire la posicionó entre las “Mejores 50 series de televisión”.
Pero, ¿qué hace a esta serie tan especial? En los 63 capítulos que forman la serie conocemos la historia la familia Fisher, cuyo negocio es una funeraria de Los Ángeles. En el día a día de los personajes, la muerte y el dolor están presentes, pero los espectadores lo recibimos con humor negro e ironía. Durante la serie, vemos a esta familia desayunar en la cocina (como tantas otras series), pero en este caso, con un cadáver a un par de metros de distancia.
No todo es humor negro, sino que A dos metros bajo tierra nos muestra la evolución de los personajes, de sus problemas, de la búsqueda de su realidad, que nos afectan como si fueran propios. Durante el desarrollo de la serie, nos convertimos en parte de su familia.
Y como parte de su familia les dijimos adiós, con uno de los mejores capítulos finales que se han hecho hasta el momento. Un cierre a una serie maravillosa que si no habéis visto os animo a ver. Me gustaría poner el vídeo de los últimos minutos de la serie, pero por si acaso alguien no la ha visto, os pongo la cabecera de la serie, para que os pique el gusanillo de A dos metros bajo tierra.
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