Fotografías: David Ruíz.
Cuando fuera hay ruido, la cultura nos demuestra que se puede crear un oasis y abstraernos del mundo. Así lo piensa también la actriz y dramaturga Inma Cuevas, que estos días interpreta y dirige la obra «Lo que tú nos dejas en el Teatro Galileo de Madrid. Se trata de un texto conectado directamente con la realidad, escrito por la periodista Alba R. Santos que nos habla de la nutrición parenteral, un tema desconocido por el gran público.
Quizá por el nombre no les suene tanto, pero esta actriz que ahora se enfrenta a una historia tan delicada sobre realidades tan desgarradoras, es también la que durante años interpretó a una sociópata: Anabel en la serie Vis a Vis. Como si de un ritual se tratase, hablamos con ella de lo que supone desprenderse de los personajes. En el caso de Anabel, una ducha en el Teatro Español para despedirse de una de las personalidades ficticias que más alegrías le ha dado.
¿Cómo llegas a «Lo que tú nos dejas»?
Desde hace prácticamente 7 años junto a Jesús Sala creamos Kendosan Producciones y hemos ido desarrollando nuestra faceta como productores en proyectos que nos llamaban la atención, disfrutábamos y que nos conmovían.
En septiembre estrenamos nuestro último espectáculo como productores, «Las uñas Rojas« y allí junto con el director Jacinto Bobo he estado asumiendo la ayudantía de dirección.
«He descubierto que tengo una habilidad para comunicarme con el actor»
Como productora siempre había tomado decisiones desde la posición más creativa de la producción pero nunca me había embarcado a acompañar al director o directora y la verdad es que me entusiasmó reconocerme en esa faceta. Ya que siempre he pensado que a veces uno sabe lo que hace como actriz y comunicar lo que uno sabe es más difícil.
En este caso he descubierto que tengo una habilidad para comunicarme con el actor y sobre todo he descubierto herramientas para potenciar la materia prima del actor. En este caso acompañando a Jacinto Bobo en el trabajo de Emilio Gómez he disfrutado mucho de esta faceta. Y eso ha sido lo que me ha alentado a decidir autodirigirme en «Lo que tú nos dejas».
La historia está totalmente conectada con la realidad, escrita por una periodista
Es un texto que nos ha llegado hace muy poquito, lo ha escrito Alba R. Santos. A ella la conocemos desde hace un año porque es directora de la asociación NUPA (Nutrición Parenteral) que ayuda a familias y a niños y niñas con trastornos intestinales y que necesitan nutrición parenteral.
Yo hasta hace un año no sabía lo que eso significaba. Hay personas que comen a través de una sonda directa al corazón. Ellos no comen ni beben. Hay niños que están permanentemente viviendo conectados a una máquina porque si no fallecen.
«Estoy en un momento como actriz en el que me queda mucho por aprender. Siento que necesito subir un escalón»
Estamos colaborando con la asociación. Ella, a parte de ser la directora es periodista y es una gran contadora de cuentos. Ha escrito algunos cuentos para NUPA y está escribiendo su primera novela. Me comentó que estaba deseando escribir un monólogo y que le gustaría que yo lo leyera y que si en un futuro pudiera interpretarlo le encantaría.
Nos mandó el monólogo y a mi me fascinó. Me abrió las carnes por completo. Me parece una historia preciosísima. Nos embarcamos en este proyecto. En cuanto lo leí conecté tanto con el personaje y la historia… Me hizo imaginar muy rápido. Tuve clarísimo por dónde lo quería llevar. Entonces, me envalentoné y pensé que me gustaría responsabilizarme de todo lo que conlleva la dirección. Ya no solo a la hora de tomar decisiones como actriz encima del escenario, que eso estoy acostumbrada a hacerlo, sino también a lidiar con la creación del espacio, ayudándome por supuesto de Javi Ruiz de Alegría que es el iluminador y el escenógrafo. Me he dejado llevar por la imaginación y el instinto.
Me he querido retar. Estoy en un momento de mi vida como actriz en el que me queda mucho por aprender pero siento que necesito subir un pequeño escalón. Sentir ese vacío de hacer algo por primera vez. Y tengo ganas de experimentarlo y de herrar también para aprender. Estoy disfrutando mucho del proceso. Voy a necesitar de un ojo externo porque es necesario, pero tengo muchas ganas.
Cuando uno recibe un papel como el de Anabel en Vis a Vis, ¿Da más respeto?
Curiosamente cuando me llaman para Vis a Vis me ofrecen el personaje de la gobernanta pero fallecía en el segundo capítulo, entonces me dijeron que querían tenerme toda la temporada y que me iban a dar a la que iba a sustituir a la gobernanta. Al tiempo me llaman y me dicen: «Mira, no. Vas a hacer de presa». Fue de un día para otro.
Cuando me dan las claves de Anabel no podía imaginar ni siquiera por dónde llevar ese personaje. Me dieron dos claves: Es una mujer sociópata y que lleva una red de prostitución. Y con eso empecé a crear el personaje.
«Hay mucha gente que dice que desde Anabel no me pueden ver en otras cosas porque siguen con ella en la retina»
Ha sido un proceso de ir encontrando mi Anabel y, al igual que en el teatro tú tienes unos días de ensayo, a veces en la televisión ese proceso se va a haciendo a medida que vas grabando. Nunca imaginé que este personaje me daría tantas alegrías. Sabía que estaba entrando en un proyecto maravilloso, tenía muchas ganas. Pero no era capaz de imaginar hasta donde podía llegar Anabel.
Me siento muy orgullosa porque me sentí muy libre a la hora de trabajar. No quise ponerme trabas y fue maravilloso cómo los directores me fueron ayudando y me dieron libertad para que yo le diera cuerpo a Anabel. Intenté no juzgarla. Si la juzgaba no le podía dar todos esos matices.
Es un trabajo que me ha marcado mucho. Estoy deseando también que la gente vea otros trabajos míos, pero hay mucha gente que dice que desde Anabel no me pueden ver en otras cosas que han visto después porque siguen con ella en la retina. Y eso también es bonito porque eso quiere decir que el personaje ha calado.
¿En que cambia la Inma Cuevas del teatro frente a la que actúa para la cámara?
En realidad cambia el espacio, yo me implico de la misma manera. No se separar y cuando estoy en plató se me olvidan las cámaras. Ese es uno de mis defectos porque me olvido de la técnica de la cámara. Muchas veces me dicen que tengo que favorecer a la cámara porque a veces se me olvida.
«El arte y la cultura son seguras y necesarias para que la gente tenga un lugar donde descansar»
Es verdad que tienes que tener otra técnica pero yo soy la misma actriz. Dosifico la energía que necesita la cámara y en el teatro lo que hago es expandir esa energía para que llegue a la fila 14. Pero en la creación del personaje, aunque los procesos son distintos, te implicas igual.
En televisión creas por pedazos y no creas el personaje cronológicamente, pero me gusta mucho empaparme de dónde estoy, con quién trabajo y sobre todo me gusta trabajar en equipo, mirar a los ojos, tanto en el escenario como en plató.
Tú y Jesús estáis sobreviviendo todavía a una pandemia que ha dejado a las pequeñas compañías en situaciones precarias ¿Cómo lo habéis vivido vosotros? ¿Se hace pesado?
Se hace pesado pero durante estos meses hemos pensado que la única forma de continuar y que esto no decaiga es reinventarnos y seguir avanzando, a pesar de todo lo que está sucediendo. Por eso ahora mismo estamos con «Las uñas rojas» o «Lo que tú nos dejas».
Creemos que en este momento en el que la gente está muy desesperada en casa y no sabe muy bien qué hacer. Se ha demostrado que el arte y la cultura son seguras y necesarias para que la gente tenga un lugar donde descansar de todo lo que sucede fuera.
«Lo que tú nos dejas» tiene un mensaje muy esperanzador. Es un espectáculo que invita a la reflexión pero sobre todo a pensar en las segundas oportunidades que te da la vida en esa sonrisa permanente que debemos mantener siempre, porque es lo que nos va a hacer salir adelante a pesar de las circunstancias.
Creo que hay que ser amable con la vida y con el de enfrente y de eso va también «Lo que tú nos dejas». Hay una frase en la obra sobre el poco tiempo que dedicamos a pensar en lo verdaderamente importante.
Vas a interpretar una de las novelas míticas del realismo mágico “La casa de los espíritus”.
Estaba pensada para el año pasado pero se paró. Empezaremos a ensayar y estrenaremos en primavera. Estoy muy contenta de estar en ese espectáculo porque repito con Carme Portaceli que es la directora con la que también trabajé en Mrs Dalloway, un espectáculo con el que estuve de gira más de un año y nos ha dado muchas alegrías.
«Cuando llevas tanto tiempo en una serie con la misma gente cuesta desprenderse de esa segunda familia»
Carme hace un estudio muy profundo de sus obras y de las adaptaciones que hace. Este texto de realismo mágico nos va a traer muchas alegrías, momentos muy auténticos y delicados en escena.
He visto un pequeño esbozo de la escenografía de Paco Azorín y creo que va a ser algo bastante impactante y luego hay un elenco muy hermoso, muy bonito. Tengo muchas ganas de trabajar con mis compañeros.
¿Cuesta desprenderse de los personajes? Por ejemplo uno como Anabel, que te ha acompañado tanto tiempo.
Cuando llevas tanto tiempo en una serie y trabajando con la misma gente cuesta desprenderse de esa segunda familia que has creado y de de ese personaje al que le has cogido tanto cariño. Son muchas experiencias, ya no solo como actriz sino como persona. En este caso con Anabel ha sido también un proceso muy duro.
No solo es lo que tú has creado si no que además ahora en esta era con las redes sociales todo cobra otra dimensión. Y a veces es imposible abarcar toda esa información que recibes desde fuera. El personaje ya ni siquiera es tuyo, ya pertenece a los que lo ven y lo disfrutan. A los que le cogen cariño y los que le insultan desde el sofá de su casa.
He tenido que hacer como una especie de pequeño duelo para despedirme de ese personaje. Es curioso que al personaje le dieran un final de verdad, para mi es como una catarsis.
Además es curioso porque sin haberlo preparado, rodaba mi última secuencia en Vis a Vis, que era además la última secuencia del personaje, y me iba corriendo a ensayar la seleccionadora al teatro español que lo dirigía Blanca Portillo. Recuerdo irme corriendo empapada en sangre porque no me daba tiempo a ducharme para llegar al teatro.
Lo primero que hice al llegar fue meterme en a mi camerino y darme una ducha. Y creo que me lo cargué todo en esa ducha mientras me quitaba la sangre. De alguna manera, Anabel se iba evaporando en esa ducha del Teatro Español. Así que sin pretenderlo hice un mini ritual para despedirme de Anabel.
¿Más de Cultura y menos de qué?
Menos de plástico.
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