En el año 2002 se produjo el hundimiento del barco petrolero Prestige frente a las costas gallegas. La inacción del Gobierno y de las autoridades ante la catástrofe medioambiental, originó una respuesta social masiva en Galicia. Miles de voluntarios se organizaron de forma autodidacta mientras que el sector cultural reaccionó con creatividad y humor como forma de protesta, en las manifestaciones masivas y movimientos sociales que nacieron después de lo que se conoce como marea negra.
El lema de Nunca Máis
Toda esta respuesta social chochó con la imagen de ciudadano de la comunidad gallega que se vendía hasta el momento. Esa imagen era la de un pueblo ignorante que no protestaba porque no sabía cómo y que ante la pobreza que asediaba repetidamente la región, la única solución era la emigración. Por eso el hundimiento del Prestige lo cambió todo, no solo a nivel medioambiental, ya que el petrolero destruyó quilómetros de costa con todo lo que eso implica. Muerte instantánea de la flora y la fauna, violencia paisajística y destrucción de infinidad de empleos relacionados con el (la) mar. A nivel obrero y cultural, las protestas por la marea negra que hostigaba el mar, se convirtieron en un hito histórico en la comunidad bajo el lema de Nunca Máis (Nunca Más).
Los colectivos culturales
El mismo mes de noviembre del hundimiento, el año 2002, se crea en Santiago de Compostela la Plataforma contra a Burla Negra (Plataforma contra la Burla Negra). Estaba vinculada directamente a las propuestas activistas y artísticas que lideraron el movimiento Nunca Máis. En diciembre de 2017, años después del desastre y con mayor perspectiva histórica, se crea el proyecto Unha gran burla negra. Una asociación cultural que investiga la importancia de las vanguardias artísticas en relación a la creatividad cultural y que abre una reflexión popular sobre las consecuencias culturales del Prestige. A partir de esto, se crea un archivo de piezas artísticas, poemas, fotografías, carteles, música e intervenciones que nacen a raíz del desastre del Prestige.
Los movimientos sociales en el 2002
A pesar de la importancia de las manifestaciones populares por el hundimiento del petrolero y el nacimiento de infinidad de iniciativas artísticas que surgieron después, el imaginario popular nacional no conserva recuerdos nítidos de este momento de la historia. A pesar de que influyen factores como la localidad del suceso, también atañe la cercanía con otra de las mayores respuestas sociales españolas de principios de siglo, la Guerra de Irak.
El No a la Guerra, junto con el 15M y las manifestaciones feministas del 8M tras el caso de la manada, son algunas de las mayores protestas ciudadanas en España en el siglo XXI. El desastre del Prestige va ligado al No a la Guerra.
La baraja del Prestige
Uno de los ejemplos de creación artística que surgieron en este periodo es La baraja del Prestige. En el año 2003, la Plataforma contra a Burla Negra crea una baraja de cartas para denunciar la gestión irresponsable del petrolero. Para ello, se inspira en la baraja de cartas usada por el ejército norteamericano en la invasión a Irak. La original fue la usada por el presidente de EEUU en la época. Bush puso en busca y captura alas cuarenta figuras más buscadas del gobierno de Sadam Husein. Las cartas de repartían entre las tropas para facilitar la identificación. La baraja del Prestige se inspira en esto para crear la versión de la contracultura con ilustraciones que servían de denuncia. La exposición Las cartas sobre la mesa. La memoria del Nunca Máis y las barajas políticas, en el Museo Reina Sofía, recoge estos y otros naipes vinculados con luchas políticas.
La exposición se puede ver en el museo hasta el 10 de febrero de 2023, en el Edifico Nouvel.
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