Fotografía: De izquierda a derecha: Ángela Romera Tutor (saxofón alto), Aina Font Zaragoza (saxofón tenor), Raúl Flox Prado (saxofón barítono) y Javier Valero Aladren (saxofón soprano).
Synthèse Quartet es una agrupación de música de cámara formada por cuatro miembros: Javier, Ángela, Aina y Raúl. Estos saxofonistas desarrollan su labor por Europa desde su base, en la ciudad de Berlín. Pero, ¿Cuánto sabemos acerca de la gestión interna de una agrupación musical como la suya? Nos tomamos un tiempo para charlar con ellos sobre ello y descubrimos los secretos de su profesión.
El inicio de su actividad se remonta al año 2017, cursando un Máster de Música de Cámara en el conservatorio superior. Uno de sus profesores, Ángel Soria, les incentivó a crear el proyecto basándose en el propio proyecto que tenía él: Sigma Project. Aunque la estructura ha ido cambiando, Javier destaca que lo fundamental para tener una buena organización entre ellos es la división de tareas: “No hay una jerarquía o unos rangos, pero intentamos respetar ciertas tareas que a algunos de nosotros se nos dan mejor”.
Así, por ejemplo, Raúl se encarga de las redes sociales, Aina de la parte creativa, la logística, la facturación y la producción la gestionan entre Ángela y Javier…etc. En cuestiones estrictamente musicales, se dividen de manera más equitativa: “A la hora de proponer, gestionar la hora de los ensayos o los temas musicales es un 25% para todos. Todos aportamos lo máximo”.
Coinciden sus escenarios con los lugares predominantemente programadores de orquestas sinfónicas, aunque Raúl confirma que están “abiertos, lo que pasa es que la mayor parte de la actividad que tenemos nosotros se concentra por Europa”. También en España por el hecho de ser todos españoles. “En Alemania hemos tenido cuatro conciertos, vamos a Francia también, hace un par de años estuvimos en Dinamarca, hemos estado en Polonia…”.
Esta movilidad geográfica determina también el número de conciertos que ofrecen al año. Javier afirma que el año 2024 fue uno en los que más conciertos realizaron: “Habrán sido alrededor de los 20 y el que menos alrededor de los 10. De cara a verano sueles tener más de uno por mes”.
En términos de repertorio, Ángela reconoce que “para un cuarteto de saxofones no es algo muy amplio, porque es un instrumento muy joven. Pero sí que hay bastante repertorio original y funciona muy bien el tema de los arreglos. Desde orquesta, piano, o distintas agrupaciones, que al pasarlo al cuarteto de saxofones funciona muy bien. A veces se le imprime una nueva sonoridad que parece como una obra diferente”. Tienen claras cuáles son las obras que les funcionan mejor con el público y eso es algo que han aprendido con los años: “los artistas debemos tener en cuenta que lo estamos haciendo para el público”. Raúl insiste en que siempre intentan adaptar el repertorio, especialmente cuando actúan en lugares donde ese tipo de espectáculo nunca se ha visto: “Por ejemplo, el 23 de marzo tocamos un repertorio en la Filarmónica de Berlín que no está muy consolidado en la tradición de música de cámara. Tocamos obras originales que son más ligeras, pero que funcionan muy bien”.
Para una agrupación independiente como la suya, la cuestión económica es muy importante. Por eso los cuatro miembros decidieron ampliar hace unos años sus estudios en Berlín para poder utilizar las aulas como locales de ensayo. Según Javier, “algo muy bueno es que siempre hemos estado viviendo los cuatro en la misma ciudad, entonces el aula de ensayo que hemos utilizado siempre ha sido en las instalaciones del conservatorio.
¿Cómo se sostiene entonces económicamente el proyecto? La clave es reinvertir constantemente: “Desde que empezamos a ganar dinero, el proyecto ha sido quién se ha encargado de pagarnos matrículas de conservatorio, de universidad, inscripciones a concursos, vuelos de avión…”. Precisamente por esta cuestión, actualmente no cuentan con una discográfica: “El CD y todos los videos que hemos sacado se han hecho apartando una partida del dinero de los conciertos. El CD lo pudimos grabar en Berlín de una manera muy profesional con poco presupuesto y estamos muy contentos”.
Otro aspecto importante de cara a ganar visibilidad es su presencia en medios. En este sentido Raúl afirma que el canal principal por el que dan a conocer el proyecto es a través de las redes sociales: “Dependiendo del proyecto que tengamos lo movemos de una manera o de otra. Por ejemplo, lo de la Filarmónica sí que lo movimos a nivel nacional. Fue algo histórico porque fuimos el primer cuarteto de saxofón español en tocar en la sala grande de la Filarmónica de Berlín. Fue un concierto muy especial porque teníamos a la orquesta detrás y tocamos algunas obras de solista. Fue como si hubiéramos tocado tres bises. Hicimos casi sold out”.
Y es que para los integrantes del Synthèse Quartet, la etiqueta de “formación joven” es algo inherente. Ante la reflexión sobre el prejuicio del tipo de público que consume música clásica, Ángela lo tiene claro: “Creo que es un estereotipo, porque a cualquiera de nosotros nos ha pasado que le dices a algún amigo que está muy alejado de la música clásica que le va a gustar y ves como sale flipando y emocionado”, sin embargo, subraya el problema con el relevo generacional en España: “es una pena, pero veo que se está perdiendo bastante. En Alemania me parece que sí que existe, aunque sigas viendo en proporción mucha más gente mayor que gente joven en los conciertos. Pero también creo que hay un problema que los propios músicos clásicos generamos. Este elitismo que hay en torno a la idea de que el público no está captando el mensaje. Y no se trata de decir si la música es mala o peor, es simplemente una música que no está conectando con el público”.
Se refiere a la barrera que cree que se ensancha si se programa o se crea un repertorio demasiado “sesudo” o elevado. Por eso para ellos es importante ofrecer un repertorio con el que “conectar e incentivar que la gente tenga ganas de volver”. También son críticos con la situación actual en España. Creen que debería haber más incentivos para la creación de ciclos de música clásica. Por eso, sobre el futuro de la formación, todos coinciden en su sueño de tocar fuera de Europa y continuar con la publicación de sus trabajos en formato CD: “Tenemos bastantes obras grabadas en muy buena calidad y estamos pendientes de acabar de editarlas para meternos con preparación de videoclips, que es un material muy fácil de consumir en YouTube y en Instagram para entrarle más fácil a la gente”.
Se hace importante reflexionar sobre la situación actual en España en cuanto a la construcción de espacios y la red nacional de auditorios que acogen este tipo de espectáculos. Quizá ese vínculo tan importante al que se refiere Ángela entre el público y el tipo de música para granjearle a este estilo musical una popularidad mayor, o como ella misma dice: “generar un incentivo en esa gente de que la música clásica mola”.
Merece la pena mencionar también que todas las ideas sobre hacer del contenido de la música ofertadas por agrupaciones como Synthèse Quartet nos dan también señales sobre una de las principales preocupaciones del sector cultural acerca de la que reflexionan algunos autores. Y es que es complicado conseguir que el público siga llenando los aforos, más si cabe ante un contenido más clásico o un problema de relevo generacional y con poca capacidad económica para la promoción y difusión.
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