Oro, joyas, marfiles, esculturas, cristales… forman parte de la historia de Oriente próximo. El lujo era clave para establecer relaciones entre imperios, para el comercio y para demostrar poder en las antiguas civilizaciones. Los antiguos imperios asirio, babilónico, fenicio y persa tuvieron el deseo de extender su poder más allá de sus propios límites.
La exposición Lujo: de los asirios a Alejandro Magno se instala en Caixa Forum de Madrid en colaboración con el British Museum hasta el 20 de enero y hace un recorrido por 600 años de historia a través de piezas que reflejan el poder y la cultura de estos imperios.
Qué ver en la exposición
Esculturas, cerámicas y piezas únicas del tesoro de Oxus, uno de los más importantes que se han descubierto del tesoro persa, frascos de perfume, joyas de oro, vidrio griego o figuras de bronce son algunas de las piezas que alberga la exposición.
La riqueza y la opulencia definían el poder económico y político de los imperios y eran estudiadas y admiradas por seguidores y rivales. La herencia de la veneración del lujo ha llegado hasta nuestros días, donde el arte, las joyas y la riqueza siguen siendo demostrativo de poder y dominio.
Los imperios que ocuparon la zona comprendida entre España y la India se caracterizan por un intenso comercio de materias primas, metales preciosos y objetos manufacturados que adquirieron las élites durante miles de años.
La exposición acoge el legado que llegó hasta nuestros días. Entre las curiosidades podemos ver un umbral de puerta tallado procedente de Irak, del 600 a. C., una moneda de plata con la imagen de Alejandro Magno procedente de Turquía del 300 a. C., unos pendientes en forma de flor tallados en oro de Babilonia o un bol de oro de Tayikistán.
Similitudes con la actualidad
La exposición merece la pena no solo por las joyas o piedras preciosas que podemos encontrar sino por el aprendizaje que transmiten las piezas y por las semejanzas con la actualidad que tiene la historia.
La riqueza de la antigüedad no dista mucho de la de hoy en día. Más allá del oro, el marfil y los materiales preciosos, también eran codiciados los jardines. Lugares importantes en palacios y templos que representaban un mundo idealizado y eran un estímulo para los sentidos, un objeto de lujo y de estatus social. En la exposición hay referencias a los famosos Jardines Colgantes de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Dice la leyenda que la esposa del rey Nabucodonosor II extrañaba tanto las vistas y los olores de su tierra natal que el gobernante mandó construir los jardines.
Y si la riqueza solo la poseían unos pocos, ¿cómo hacía el resto de grupos para lucir y presumir? El mercado de las falsificaciones es mucho más antiguo de lo que creemos. No solo el pueblo llano usaba imitaciones, en periodos de crisis, los gobernantes también se hacían con piezas falsificadas.
La interacción entre las culturas antiguas se hacía mediante el consumo del lujo. Una riqueza y un tesoro de diferentes imperios y épocas que se acabó convirtiendo en un premio para uno de los mayores gobernantes y más codiciosos de la historia, Alejandro Magno.
Si quieres dar un paseo por Oriente próximo y trasladarte al año 600 a. C. no te pierdas esta exposición. Y si te quedas con ganas de seguir empapándote de arte, sigue las recomendaciones que hicimos en Más de Cultura, desde Almódovar a Jörg Immendorff.
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