El mundo de los remakes copa el mercado cinematográfico. Una de las películas más aclamadas en los últimos años en España, La isla mínima, ya tiene su remake alemán. Free Country, que así se ha titulado la adaptación de Alberto Rodríguez, ha sido la encargada de inaugurar la edición número veintidós del Festival de Cine Alemán de Madrid.
Por cuestiones logísticas relativas a la pandemia. Este año, el famoso festival no podrá ser presencial, por eso la plataforma Filmin aúna sus fuerzas con la organización para hacerlo posible y acercar, un año más, el cine germano a nuestro público.
El encargado para llevar a cabo la adaptación ha sido Christian Alvart, que no es la primera vez que experimenta con el género y ha firmado otros títulos como Cut Off o Dont Get. Out!. El director, cuenta para Más de Cultura que ya le rondaba la cabeza hacer un proyecto de estas características pero que no había visto la película con anterioridad: «estaba buscando un punto de partida para ese tipo de material. Me debatí durante un año sobre el aniversario de la Re-Unificación de Alemania y mi productor me recomendó posicionar la historia en ese contexto».
Así, la historia original de la recién inaugurada democracia española vira aquí hacia otros factores históricos como contexto de esta investigación. Un filme al más puro Buddy movie con estos dos personajes que tratan de abrirse paso en plena Alemania de la re-unificación: «encontramos así el punto de partida perfecto y la solución perfecta para nuestra búsqueda. Ellos ni siquiera nos dijeron que tuviéramos que situarla en ese tiempo. Fue simplemente que estábamos buscando algo como eso y cuando la oferta llegó fue un «perfect match», Fue entonces cuando ya vi la película».
Se mantiene el clima de tensión y el bagaje de los personajes atormentados por sus propios demonios. Con una interpretación más que solvente de Trystan Pütter y Felix Kramer en los papeles protagonistas. Aunque el director reconoce que está familiarizado con el género, en esta ocasión la responsabilidad con el contexto histórico y político era mayor: «Es una película muy política y trata un tema muy sensible en Alemania. Normalmente me muevo en temas que se escapan de la realidad, pero en esta ocasión, desde el principio, estaba claro que tenía que ser algo que se tratase con una gran responsabilidad».
Nos trasladamos al otoño de 1992, cuando dos inspectores de policía muy distintos entre sí tienen por misión: investigar la desaparición de dos adolescentes en una zona remota del país. El misterio está en si huyeron de sus casas o algo terrible les sucedió.
En el camino para desentrañar el misterio, subyace otro conflicto propio del área geográfica que era precisamente el más difícil de retratar para el cineasta alemán: «Sobretodo porque yo soy del Oeste y esto es sobre el Sur y el Este del país. Por eso tenía que ser mucho más cuidadoso antes de hacer la película y prepararla con los actores. Incluso en el casting buscamos que la mayoría de la gente fuera del Este del país, éramos conscientes de que es algo por lo que mucha gente se preocuparía. Toda decisión que tomásemos tendría su respuesta en el mundo real, por eso es muy diferente a otras cosas que hecho».
Aunque Alvart nos reconoce que tiene otras cosas en mente antes de meterse en otro remake, no descarta seguir guiándose por los proyectos que le apasionen y dar rienda suelta a la creatividad si le llega otro proyecto interesante: «No lo se, a lo mejor hay alguna película brillante de Tailandia y alguien me ofrece hacer un remake y de repente formo parte de ello, podría pasar».
Por el momento, para disfrutar de esta versión del thriller español, Free Country se encuentra disponible en Filmin.
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