La Fundación Pablo VI, institución cultural ubicada en Madrid, ha terminado el año el pasado 18 de diciembre, dedicando el último de los Encuentros Interdisciplinares al mundo del cine.
En una mesa redonda compuesta por la productora Belén Bernuy (Centuria Films: Cuando dejes de quererme, Garbo, el hombre que salvó al mundo…), la directora Paula Ortiz (La novia, De tu ventana a la mía), el actor Miguel Ángel Solá (La enfermedad del domingo, Despido procedente, El corredor nocturno…) y el crítico de cine de ABC Oti Rodríguez Marchante, charlaron acerca de las circunstancias que rodean al séptimo arte.
Partiendo de preguntas que últimamente llenan los foros ¿Hacia dónde debe dirigirse el cine? ¿Es posible la supervivencia del cine en el formato actual? ¿Son compatibles calidad y negocio de taquilla?, estos profesionales de primer nivel, lejos de confrontar posiciones, estuvieron de acuerdo en la respuesta fundamental a cualquiera de estas cuestiones: el cine es una herramienta para llegar al corazón del que le está mirando y no debería perder el sentido para el que fue creado. Esencia pura del cine.
Es cierto que hay circunstancias que pueden llevar al espectador a optar por otro tipo de plataformas para ver una película. Los integrantes de la mesa estuvieron de acuerdo en que es una realidad y que es necesario asumirlo como tal. Belén Bernuy en este sentido comentó que el tema de las plataformas digitales es una cuestión de origen:
«Normalmente estas plataformas suelen financiar las películas para que se estrenen lo antes posible en esas plataformas, pero eso no quiere decir que no lleguen al cine. Lo fundamental es que la historia no cambia».
En este sentido Oti Rodríguez Marchante, abundó: “Hay muchas formas de ver películas, por tanto el cine tiene que aprender a no depender de las salas”. Y concluyó “cuanto más sitios donde ver películas, mejor, y cuanto más sitios donde leer críticas, mejor”.
Además de los soportes múltiples con los que compite, el cine se ve también afectado por el modelo de negocio que busca el pelotazo comercial. La directora Paula Ortiz comentó: “Estamos, quizá, en un momento contradictorio, de buscar el relato comercial o de brocha gorda, pero, al mismo tiempo, es el momento en que más títulos se crean o más libros se leen; y hay pequeñas productoras, que lanzan su pequeño discurso al mundo, y encuentra su lugar”.
Conclusión en la que Belén Bernuy estuvo de acuerdo: “Puede ser que ahora cueste mucho que el cine minoritario llegue a los grandes circuitos pero eso no quiere decir que las películas más pequeñas no tengan su hueco”. Habla de su experiencia también como socia de la distribuidora Begin Again Films que consigue mantener durante muchas semanas en cartelera películas como Miau de Ignacio Estaregui o pequeñas producciones documentales como Hotel Explotación: Las Kellys de Georgina Cisquella. Abrimos paréntesis para comentar que Begin Again Films -con tan solo dos años de trayectoria- concurre ahora a los Goya con las nominaciones a MEMORIAS DE UN HOMBRE EN PIJAMA como Mejor película de Animación y EL OLVIDO como Mejor cortometraje de Animación.
El actor Miguel Ángel Solá por su parte comentó: “Lograr que la gente abandone un móvil o un aparato electrónico en una función es casi como atrapar una presa, pero debemos conseguir abrir el corazón y las mentes y hacerlos jugar”.
Y ahí fue donde todos los ponentes demostraron estar de acuerdo manifestándose como unos apasionados del séptimo arte. Paula Ortiz lo resumió de una manera muy bella:
«Aunque el objetivo final sea el negocio, el motor primero debe ser el conocimiento y bucear en el alma humana. Eso debe ser imprescindible.”
El cine puede entenderse como negocio, puede pelearse con otras ventanas de exhibición, puede estar al filo del precipicio en cuanto a la escasez de recursos o ayudas administrativas…pero lo que es cierto es que mantendrá su poder, porque cuando alcanza al corazón del espectador se reinvindica como lo que es, un arte en mayúsculas que se sobrepone a cualquier circunstancia.
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