No todo el mundo sintoniza en la misma frecuencia. Es la premisa de la que parte El radioaficionado, una película especial, por su carácter único a la hora de representar en el audiovisual a las personas con autismo en una etapa adulta.
El radioaficionado aterriza en salas de cine el próximo 2 de septiembre de la mano de Begin Again Films tras un exitoso recorrido en festivales de cine nacionales e internacionales. Debutó en el pasado Festival de Cine de San Sebastián e internacionalmente se ha granjeado la presencia en festivales de la talla del Festival Internacional de Cine Black Nights de Tallin.
En palabras de su director, Iker Elorrieta, para el cuál ésta es su ópera prima: “El mar siempre ha sido un motor muy importante en mi vida. Es donde están todos mis recuerdos de la infancia. Para mí siempre ha significado libertad, paz e independencia; pero también distancia, soledad, confusión y caos”. Y es que constituye un telón de fondo muy acertado para la película El radioaficionado.
Protagonizada por unos Usue Álvarez y Falco Cabo en estado de gracia, la trama se desarrolla en torno a su peculiar relación. La estrecha relación con una familia que vive un caso de autismo similar es lo que ha hecho que su director haya trasladado una realidad que el equipo artístico ha aprendido a interpretar.
Con un planteamiento ya de por si tentador, el guion de El radioaficionado nos va presentando lentamente a su peculiar protagonista. Un Nikolas inerme emocionalmente tras la pérdida de su madre, que, lejos de despertar angustia en el espectador, provoca una empatía brillante.
En su metraje podemos vislumbrar que se trata de una película de autor, pero no dista tanto de otras producciones basadas en ritmos más comerciales para contar historias íntimas y emocionantes. Sin duda un ritmo que no deja de crecer en la película cuando, por cuestiones con las que fácilmente el público se podrá sentir identificado, la relación entre los protagonistas se tensa hacia niveles insospechados.
Y es que la vuelta a su pueblo natal, unido al descubrimiento de la personalidad de Ane, a la que solo conoció en su infancia, será una especie de cóctel molotov con el que Niko tendrá que lidiar si quiere conseguir sus objetivos.
¿Qué hacer cuando el amor nos atraviesa en condiciones adversas? ¿Cómo comunicarse con alguien querido cuando no se sintoniza en la misma frecuencia? Son algunas de las cuestiones que nos plantea El radioaficionado. También hay espacio para la ironía, no crean, que los mejores dramas son siempre los que esconden algo de comedia, aunque el contexto, a priori, ni siquiera se preste a ello.
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