El próximo 16 de septiembre llega a las salas de cine una de las películas españolas más esperadas del año, Libélulas. Dirigida por Luc Knowles y protagonizada por Milena Smit y Olivia Baglivi, Libélulas es una historia de amistad, de lealtad y de búsqueda de oportunidades. Galardona en el Festival de Cine de Málaga y en el Festival de Cine de Alicante entre otros, la película funciona como retrato generacional y expone los conflictos a los que se enfrentan los jóvenes.
Hemos hablado con su director, Luc Knowles, para conocer mejor la historia de Libélulas.
¿Cómo nace la idea de la película?
Quería contar una historia generacional, e independientemente del entorno donde finalmente la ubiqué, lo que quería es que fuese universal. Decidí que esto fuese a través de la amistad de dos amigas: la amistad al final es una sensación con la que todos empatizamos y las dudas al crecer y tener que madurar, o la incertidumbre laboral cuando esta madurez se acerca, es una realidad con la que todos en nuestros distintos ámbitos conectamos.
¿Es verdad que la historia nace de un cortometraje y luego se convierte en largo?
Cuando comencé a escribir era un cortometraje, las páginas se me fueron de las manos de tanto que me gustaba la historia y de manera natural se convirtió en un guion de largo. Tuve la suerte de que la productora lo sintió igual que yo y apostó por lograr sacarla adelante.
¿Cómo ha sido el proceso de casting de la película?
Hay tanto talento entre los actores y actrices de nuestro país que cuesta decidirse. En el caso de Olivia escribí el papel de Alex pensando en ella, pero claro, después llegó el reto de encontrar una co-protagonista tan brillante como Oli. Apareció Milena y no hizo falta más que unos pocos minutos viéndolas leer el guion juntas para ver la química y lo grandísima actriz que es.
Las protagonistas, Cata y Alex, tienen una amistad muy fuerte. Pasan por momentos en las que tienen dependencia la una de la otra pero luego consiguen construirse a sí mismas individualmente. En el desarrollo de personajes, ¿cómo han influido la una a la otra?
Los personajes estaban trazados, cada una tiene su lastre, sus problemas propios y juntas intentan superarlos. Conseguimos que el reto de plasmar una auténtica amistad quedase retratado. Finalmente la amistad entre ellas traspasó la pantalla y son grandes amigas. Esta química, este amor entre ellas por supuesto que ayudó a construir el desarrollo de sus personajes y los fuertes lazos que entre ellas hay.
¿Has dejado hueco para la improvisación en el rodaje?
Siempre hay hueco para que algo que no tenías previsto funcione y lo compres y claro que ha pasado, me encanta que las actrices y actores me propongan, también creo que es parte de su trabajo a la hora de comprender e interiorizar al personaje. Pero a mi me gusta que este proceso de propuestas y reescritura sea en los ensayos donde vemos lo que funciona o lo que se puede mejorar, para llegar a rodaje con las ideas muy claras.
En la película, el barrio es un personaje más. Se juega con la idea del entorno marginal del que se quiere escapar, ¿te asustaba caer en paternalismos?
El marco donde están ubicados los personajes es este, yo no lo juzgo ni lo muestro con una visión condescendiente, al revés, planteo problemas de unos personajes determinados y busco la belleza dentro de lo evidentemente complicada que es su situación.
Algún momento especial del rodaje de Libélulas.
Muchísimos, pero yo creo que el momento más especial fue al acabar de rodar la secuencia clímax final entre Oli y Mile, conseguimos mantenerla en plan de rodaje de las últimas respetando la cronología del guión, el cúmulo de emociones vividos durante todo el rodaje se escenificó en un plano secuencia de cinco minutos en el que Milena y Olivia están sobrecogedoras. Lo rodamos y no lo repetimos. Pensé que era insuperable. La toma que hay montada es la única que existe. En el momento que corté me di la vuelta y vi al equipo al completo llorando. Fue increíble.
¿Cuáles han sido tus referentes a la hora de crear Libélulas?
Muchísimos, lo que me gusta como espectador, lo que me divierte, me interesa, me hace pensar y me emociona.
El cine de Larry Clark y su dureza, el dolor de los personajes de Paul Thomas Anderson, el ritmo de las novelas en primera persona de Bret Easton Ellis o Sallinger.
¿Próximos proyectos?
Sí, qué ganas. Tras el estreno el 16 de septiembre en cines de Libélulas me encierro a escribir, en realidad a ordenar y terminar de dar forma a lo que llevo un año escribiendo.
En la revista nos gusta acabar las entrevistas preguntando más de cultura y menos de qué.
Más de cultura, de su creación con los tiempos que requiere, y menos de la inmediatez y consumo atropellado del scroll down al que todos somos adictos.
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