Parker, que nos dejó el 31 de julio a los 76 años, fue dos veces nominado al Oscar (por El expreso de medianoche y por Arde Mississippi), ganó cinco premios BAFTA y también el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes por Birdy. Y forma parte de la historia del cine, pero como tantos otros de su gremio no será recordado por muchos críticos como un cineasta o autor, sino como un artesano. Hasta como un “director de encargo”, una expresión casi siempre injusta e indigna.

Sabido es que la crítica y los festivales suelen encumbrar a los directores que llevan un guion a “su terreno” (o lo que los pedantes llaman “su mundo” o “su universo”) y desprecian a los que no tienen ningún “mundo” y buscan la mejor forma visual para el texto que van a dirigir. En el caso de Alan Parker el texto también fue suyo en los largometrajes Bugsy Malone, El corazón de ángel, Bienvenido al paraíso, El balneario de Battle Creek, Evita y Las cenizas de Ángela. También fue el autor de la idea y el guión de Melody, una película de primer amor que muchos de mi generación recordamos con cariño.

Como dijo Sidney Lumet, otro gran cineasta despachado como “artesano” por muchos, cada guión tiene una forma, una manera, una mirada, una puesta en escena. Por eso nunca dirá nadie que una película es “parkeriana” pero sí bergmaniana o felliniana, porque nada tienen que ver temática o visualmente Bugsy Malone, El expreso de medianoche y Los Commitments. No parece que las haya rodado el mismo, y eso para muchos es algo negativo.

Alan William Parker nació en Londres el 14 de febrero de 1944, cinco días antes de que Londres recibiese los mayores ataques de los bombarderos de Luftwaffe nazi. Parker pertenecía a la clase obrera. Su madre, Elsie Ellen, era modista y su padre, William Leslie Parker, pintor de brocha gorda. Sus orígenes obreros quedan patentes en películas como Fama, El muro, Los Commitments y Las cenizas de Ángela. Sobre aquellos comienzos, Parker confesó en una entrevista: “Siempre temo que alguien me toque el hombro un día y me diga que me voy de vuelta al norte de Londres”.

También es una influencia evidente su paso por la publicidad en su juventud, etapa en la que Parker empezó en agencias publicitarias como redactor y pasó más tarde a dirigir anuncios para la prestigiosa agencia Collett, Dickenson y Pearce. Visualmente, películas como El expreso de medianoche, Birdy o El corazón del ángel tienen una innegable estética publicitaria que lo hermana con otro realizador británico de los ochenta que procedía también de la publicidad: Adrian Lyne.

El productor David Puttnam, para el que Parker escribió Melody, es la figura más importante de su carrera. Puttnam, que también le produjo a Adrian Lyne Zorras, fue el productor de Bugsy Malone y El expreso de medianoche. Sobre la muerte de Parker, Puttnam declaró: “Siempre estuve impresionado por el talento de Alan, mi amigo más antiguo y cercano. Mi vida y la de muchos otros que lo quisieron nunca será igual”.

Como muestra de recuerdo, respeto y reivindicación de Alan Parker, repasemos su más que interesante filmografía por los géneros que tocó:

Musicales

Bugsy Malone (1976): protagonizada por una jovencísima Jodie Foster, fue nominada a ocho premios de la Academia Británica de cine y se llevó cinco. Como Cotton Club, es un musical sobre gánsteres, pero sus protagonistas son niños y sus pistolas disparan nata. Durante algún tiempo Parker estuvo algo avergonzado de rodarla, pero con el tiempo cambió de opinión.

Fama (1980): Madonna hizo una prueba para este brillante musical que más tarde se convirtió en una famosísima serie de televisión. Parker acabaría trabajando con ella en el musical Evita.

El muro (1982): rareza ochentera protagonizada por Bob Geldof, al que no le gustaba la música de Pink Floyd, autores de la música. Geldof se cortó gravemente la mano en el rodaje de la escena en la que su personaje destroza su habitación de hotel. Ante el paso del equipo, se negó a recibir atención médica hasta que Alan Parker dio por concluida la escena. Parker, además, tuvo serios problemas con el líder de Pink Floyd, Roger Waters, también autor del guión. Parker estuvo a punto de abandonar el rodaje de un film del que acabó harto y definió como “la película estudiantil más cara jamás rodada”.

Los Commitments (1991): obra maestra del musical basada en una novela de Roddy Doyle y que para Parker fue el rodaje que mejor recuerda, por lo humano y luminoso, de toda su carrera. Todos alucinamos no solo con su soberbia banda sonora, también con la edad del bruto cantante de la banda: Andrew Strong solo tenía 16 años. Parker tuvo el precioso detalle de meter en diferentes escenas a personas que no pasaron la prueba para montar la banda ficticia que da título a la película. Entre ellos estaban los integrantes de un grupo que poco más tarde se haría mundialmente famoso: The Corrs.

Evita (1996): fallida adaptación al cine de un morrocotudo éxito mundial en los escenarios. Miles de argentinos no se tomaron demasiado bien que la espantosa actriz Madonna encarnase a su mitificada Eva Perón. La cantante convenció a Parker (que llegó al proyecto después de que abandonaran directores como Oliver Stone o Ken Russell) mediante una carta y Antonio Banderas (que interpretó al Che) mediante una cinta de vídeo. Madonna, por cierto, solo tuvo 140 palabras de diálogo, el resto era todo cantado.

Comedia

El balneario de Battle Creek (1994): la única comedia que tiene Alan Parker, aunque Bugsy Malone tiene evidentes toques de farsa. A pesar de su estupenda idea (los entresijos del balneario del excéntrico Dr. John Harvey Kellogg, el inventor de los famosos cereales) y su gran reparto, es otro de los desastres de la carrera de Parker. Costó 25 millones y solo recaudó 6.

Dramas

El expreso de medianoche (1978): una de las películas más brutales y polémicas de todos los tiempos y con guión de Oliver Stone, que lo escribió en solo seis semanas. El final del texto de Stone (el protagonista escapaba y viajaba por diferentes países hacia la libertad) no acabó de convencer a Parker y lo descartó. Vangelis estuvo a punto de hacerse cargo de la música, finalmente compuesta por un debutante llamado Giorgio Moroder.

Después del amor (1982): película sobre una ruptura matrimonial, influenciada por el cine de Woody Allen, protagonizada por Diane Keaton y Albert Finney y con libreto de Bo Goldman, guionista de Alguien voló sobre el nido del cuco. Keaton acabada de terminar su relación con Warren Beatty y aportó ideas a Goldman y Parker y los dos las consideraron muy valiosas. Fue otro rotundo fracaso de taquilla.

Birdy (1984): Matthew Modine hizo una audición para el papel que hizo Nicolas Cage, pero a Alan Parker le gustó tanto que lo eligió como Birdy. Tres años después Stanley Kubrick lo hizo protagonista de La chaqueta metálica con otro papel de soldado reclutado en Vietnam. Debut en la banda sonora de Peter Gabriel.

El corazón del ángel (1987): película polémica por una escena sexual muy subida de tono y una de las siete colaboraciones de los conocidos como “Los dos Alan”, el productor Alan Marshall y el director Alan Parker.

Arde Mississippi (1988): magnífica película inspirada en el asesinato por parte del Ku Klux Klan de los activistas por el derecho al voto James Chaney, Michael Schwerner y Andrew Goodman. Samuel L. Jackson hizo una prueba y a pesar de que el actor creció en Tennessee, Alan Parker (que entró en el proyecto después de que salieran de él Milos Forman y John Shlesinger) lo rechazó porque pensó que su forma de hablar no sonaba lo suficientemente sureña.

Bienvenido al paraíso (1990): historia sobre el internamiento de japoneses-estadounidenses en campos de internamiento, una masiva violación de derechos civiles, escrita por el propio Parker. Compitió por la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1990, premio que ganó Corazón Salvaje, de David Lynch. Otro enorme fracaso de taquilla: costó más de 17 millones de dólares y no llegó a recaudar ni un millón.

Las cenizas de Ángela (1999): última película obrera de Parker. Brutal retrato de la hambruna irlandesa de principios del siglo pasado y basada en una muy conocida novela de Frank McCourt. El guión (del propio Parker y Laura Jones) mezcló de forma brillante la crueldad y la esperanza. En la producción el gran Scott Rudin y en la música John Williams en uno de sus mejores trabajos.

La vida de David Gale (2003): última película de Alan Parker, estrenada hace ya 17 años. George Clooney y Nicholas Cage rechazaron el protagonista, que acabó interpretando el hoy defenestrado Kevin Spacey.

 

Parker disfrutó haciendo cine, es de los que gozaban con la adrenalina del cansado y físico trabajo de rodar. En vida confesó que muchos directores prefieren la soledad de la sala de montaje, pero a él le encantaba la locura y el movimiento de un set de filmación.

Heterogéneo director, tan buen cineasta como tantos endiosados por la crítica y hasta mejor que muchos de ellos, Alan Parker nunca se consideró un “autor”. Y así lo confesó: “Siempre estuve en contra de la teoría del autor. Las películas son una forma de arte colaborativo”. Qué gran verdad.