•Porque ya había obtenido el premio Caine de literatura africana y fue finalista del premio PEN South África.
•Porque con su última novela Necesitamos nombres nuevos ha conseguido el premio Art Steidenbaum de L.A. Times, el PEN Hemingway, el Etisalat Prize for Literature, el Hurston Wright y el de la National Book Foundation.
•Porque tiene el Máster en escritura creativa por la Universidad de Cornell y es profesora de la Universidad de Standford.
•Porque, desde El camino de Miguel Delibes no había vuelto a leer algo tan bueno escrito desde la perspectiva de un niño y hace falta mucho valor para escribir así.
•Porque es tan fresco y tan auténtico como El guardián entre el centeno de J.D. Salinger.
•Porque bebe sus raíces de la tradición oral de los contadores de cuentos de su infancia en Rodesia del Sur, recientemente convertida en la República de Zimbabue.
•Porque los niños hacen las cosas sin juzgarlas, simplemente las hacen.
•Porque describe la realidad con una prosa tan descarnada, tan desgarrada, tan real y tan verdadera y tan bella a la vez.
•Porque hay que conocer la realidad de África directamente de la mano de sus protagonistas, conocer qué hacen, cómo piensan, cómo se sienten y qué les impulsa a abandonar su tierra, a su familia, su universo, sus tradiciones y su manera de pensar. Tal vez así podamos empezar a evitar que tantos de ellos mueran intentando llegar a las costas de Andalucía en nuestro país.
•Porque es absolutamente original y novedosa y sé que esto es mucho decir.
•Pero sobre todas las cosas, porque a Noviolet sus escritos le salen directamente desde las tripas y que alguien que escriba con las tripas lo haga así de bien eso es algo ya casi imposible de encontrar.
Necesitamos nombres nuevos
Noviolet Bulawayo
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