La Sierra minera de Cartagena-La Unión se llenó en el siglo XIX de trabajadores, en su mayoría andaluces, que acompañaban sus duras jornadas laborales con cantes nostálgicos que narraban sus vicisitudes.
Este hecho nos remite rápidamente a los esclavos africanos que hicieron gerrminar la semilla del blues con ritmos y letras cantadas en jornadas extenuantes de recogida de algodón.
Tal parece ser el efecto terapeútico de la música que surge en situaciones extremas como una especie de bálsamo para unos autores que, lejos de querer convertirse en estrellas de la canción, sí que se convirtieron -a su pesar- en precuela de la historia de la música universal.
Volviendo a los mineros de La Unión- Murcia, su historia y su quejío se sigue rememorando, y de qué manera. Este año se celebra la 59ª edición del Festival Internacional del Cante de las Minas. Un certamen que surgió en 1961 y que cada verano se espera con un interés muy especial.
Desde el 31 de julio y hasta el 10 de agosto, su localización habitual: el antiguo Mercado Público de La Unión, acogerá a cantantes, bailarines y guitarristas en galas flamencas que traerán, de nuevo, el bello quejío minero: Samuel Serrano, José Mercé, Pasión Vega, Pedro El Granaíno o Farruquito serán algunos de los nombres más conocidos y consagrados del panorama musical flamenco.
Además 26 artistas competirán por los galardones que cada año otorga este festival en una final que resulta especialmente apasionante.
11 cantaores se dejarán la piel por la Lámpara Minera, 6 bailaoras y bailaores optarán por el Desplante y 4 serán los guitarristas competirán por el Bordón Minero. Finalmente 5 instrumentistas lo harán por el Filón.
La Unión recupera cada agosto el ritmo de un quejío que en su día formó parate del trabajo de la mina casi como una herramienta más. En esta ocasión de desahogo y expresión de sus trabajadores. Pura belleza que ha hecho historia.
El Festival Internacional del Cante de las Minas fue declarado Interés turístico nacional en 1984, y los Cantes Mineros y de Levante fueron declarados Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial en 2010.
Ese mismo año en noviembre, el Flamenco fue declarado por la UNESCO ‘Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad’.
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