Lo retro está de moda y las referencias a épocas pasadas nos rodean. Y lo bueno de que el mundo vintage vuelva a estar en un punto estratégico en nuestro día a día es que, más allá de la nostalgia, nos ayuda a entender el proceso evolutivo de lo que nos rodea para poder valorarlo como que se merece.
Este es uno de los factores que impulsó el documental Arcadeología, del que ya os hablamos en Más de Cultura. Un recorrido sobre el mundo del arcade en España que explica la historia de las máquinas recreativas y el legado cultural del videojuego.
Después de hablar con su director, Mario-Paul Martínez, nos hemos sentado a hablar con el productor del proyecto, Miguel Herrero, director de la productora Cinestesia, para que nos cuente qué se esconde detrás del mundo del videojuego en España.
¿Cómo conoces el proyecto de Arcadeología?
Soy amigo de Mario desde hace varios años. Él empezó a recoger entrevistas y recursos del arcade que tenían como objetivo principal la conservación y restauración de las recreativas. Lo que empezó simplemente como unos vídeos de Mario, se convirtió en un largometraje documental. Había mucho material y contenido sobre el tema.
¿Cuándo tomas la decisión de formar parte de el proyecto?
Cuando vi realmente que iba a ser una película y que era un tema que nos interesa a casi todos los de nuestra generación, todos los que nos hemos criado con las recreativas, con los videojuegos. No es un tema solo de nostalgia sino de reivindicación y de conservación.
No queremos que suceda lo que pasó con el cine, que en esas primeras décadas, el mayor porcentaje del cine mudo se perdió porque no se valoró, no se conservó. Está empezando a haber indicios de que pasa lo mismo con el videojuego. Los arcade, las recreativas… muchas obra originales se están perdiendo y si no se recuperan vamos a perder parte de ese legado. El documental realmente habla de muchos más temas de los que parece, no solo son videojuegos si no un legado histórico, cultural, audiovisual y que viene de mucho más atrás. Es la primera producción audiovisual sobre este tema.
¿Se valora el mundo del videojuego como un bien cultural?
Sí, totalmente. Si echamos la vista atrás y nos fijamos en las cajas de óptica que se usaban en los siglos XVII, XVIII y XIX o en las salas de máquinas accionadas por monedas de finales del siglo XIX, estamos hablando de la historia del videojuego unida a la historia del cine y a una historia cultural que viene ya desde hace siglos. Todo el concepto de la máquina recreativa, el accionarla por monedas tiene que ver con la magia y el ilusionismo del S. XVIII, es una derivación. Quizá no se haya valorado todavía o se esté empezando a valorar el videojuego académicamente pero tiene un valor cultural e histórico.
Con toda la evolución del arcade hasta llegar a los videojuegos de hoy en día, ¿crees que los originales siguen despertando interés en la gente?
Si, incluso más. Hace poco estaba en el Museo de videojuegos arcade vintage y se puede ver a familias enteras. El abuelo recuerda la primera vez que vio un videojuego, el padre algo con lo que vivió y forma parte de su historia y de su entretenimiento y el hijo descubre como eran los videojuegos antes, es algo histórico. Ahora está de moda lo retro porque hay un cambio generacional. Todos los que vivimos la época dorada del arcade tenemos entre 30 y 40 años y es normal que nos guste y que apoyemos algo que hemos vivido. Nos toca darlo a conocer.
¿Es un documental hecho para nostálgicos o para todo tipo de público?
Es para todos los públicos. Engloba muchos temas alrededor del arcade como su conservación y catálogo. También cuenta la historia del museo, la restauración, cómo se localizan las recreativas y las aportaciones de muchísimos expertos.
¿Qué puede enseñar un videojuego?
Todo lo que el creador o el videojuego quiera. Actualmente se están usando muchos a nivel didáctico. También para simuladores, pilotos y para el ámbito militar. Se están empezando a analizar videojuegos en su contexto histórico, estudiar por qué se hacían unos videojuegos y no otros en un país o unos años en concreto.
Otra cosa es el contenido que haya en los videojuegos, con temas más o menos violentos o éticos pero eso depende del usuario y del tutor que permite o no ese tipo de juegos. Se puede abordar el videojuego desde todos los puntos de vista y va a ir a más. Las películas cada vez se parecen más a videojuegos, se está invirtiendo en el audiovisual interactivo.
¿Son mejores los videojuegos de antes o los de ahora?
Todos tienen su aportación pero quizá haya que valorar más a los pioneros porque muchas veces se valoran tarde o mal a los primeros creadores. Ellos fueron los que realmente empezaron a abrir un mundo que era totalmente desconocido. Esa es una de los principales partes del documental, reconocer las primeras creaciones.
Hay que reconocer el legado. Los creadores son más o menos conscientes pero el jugador también tiene que tener esa consciencia.
¿Más de cultura y menos de qué?
Estamos tendiendo a más productos de entretenimiento y menos cultura, los contenidos están vacíos en mensaje y muchas veces se premia el entretenimiento sin tener mucho más valor didáctico, artístico o cultural.
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