Fotografía: Virginia Rota. 

Su idea era estudiar medicina y la adolescencia se la pasó dibujando y apasionándose por la Bellas Artes. Fueron los talleres de intrepretación y danza los que convirtieron al malagueño José Andrés López en el dramaturgo y actor que estrena este enero La patética historia del niño piña, en Nave 73 (Madrid).

Con 28 años, ya cuenta con un porfolio de 8 obras desarrolladas. La leyenda dice que empezó escribiendo en un envoltorio de tabaco, charlamos con el para cerciorarnos de su verosimilitud. Reconoce para Más de Cultura que toda obra que crea, parte de un conflicto interno y la manera de resolverlo. las historias más bizarras, las encontró trabajando en cadenas de comida rápida.

Si de aquí en adelante te gusta lo que lees, Más de Cultura te da la oportunidad de disfrutar de la obra con un acompañante.

Por eso, hemos puesto en marcha un sorteo de 1 invitación doble para la función del próximo miércoles 22 de enero a las 20:30 en Nave 73 (Madrid) ¿Te vienes?

¿Cómo participar en el sorteo?

  • Si ya eres suscriptor/a de la comunidad MDC,  tan sólo tienes que mandarnos un email a comunicacion@artegb.com con el Asunto: Sorteo NIÑO PIÑA, diciéndonos por qué tiene que ser para ti esta invitación, junto con tu nombre y apellidos.
  • Si todavía no eres suscriptor/a de MDC, conviértete en parte de la comunidad de Más de Cultura. Una vez hayas rellenado el formulario, envíanos un email a comunicacion@artegb.com con el Asunto: Sorteo NIÑO PIÑA diciéndonos por qué tiene que ser para ti esta invitación, junto con tu nombre y apellidos.

Entre todos los mensajes que recibamos, sortearemos la invitación doble  para la función de La patética historia del niño piña el 22 de enero en Nave 73 de Madrid. Puedes participar hasta el lunes 20 de enero a las 12:00h. 

La patética historia del niño piña. Fotografía: Virginia Rota.

La patética historia del niño piña. Fotografía: Virginia Rota.

¿Cómo has preparado el texto de La patética historia… y como lo has distribuido en actos?

Ha sido una investigación bastante larga. Unos nueve meses o así. A través de esos conceptos y un cuento breve que tenía escrito desde hace tiempo sobre un niño llamado Niño Piña. Tenía las canciones y poco más.

La estructura es bastante libre en el sentido de que es una obra con un viaje muy sensorial en el que hay bastante libertad desde fuera para lo que se pueda recibir. La importancia está en los símbolos. Pueden llevar a distintas interpretaciones, no es un viaje muy concreto que empiece en un punto exacto y acabe en otro. Todo tiene su trabajo y su explicación de una forma que queda abierta y que no es ni doctrinaria ni limitada.

¿Es una obra especialmente importante en el mundo que vivimos de las redes sociales?

Puede ser otra interpretación. Sí que tiene que ver con las apariencias pero en este caso son un poco más extremas. La deformidad de alguien muy bello. Pero sí, supongo que con las redes sociales intentamos mostrar la máxima belleza de nosotros. Lo contrario a la deformidad.

Cuando se te presenta la oportunidad de hacer un proyecto desde cero ¿Qué es lo más interesante como dramaturgo?

Siempre parto de un conflicto que yo tenga en ese momento. A un nivel personal interno o de cara a otras personas. Algo que en ese momento me duela y quiera entender.

Ahí es donde comienza para mí una investigación o una búsqueda. Es intentar encontrar alivio en algo que no te deja descansar. Hasta que no entiendo qué quiero liberar de mí o de la gente de mi alrededor, ahí es donde empieza el proceso.

La patética historia del niño piña. Fotografía: Virginia Rota.

La patética historia del niño piña. Fotografía: Virginia Rota.

¿Y como actor?

En mi compañía necesito estar dentro y fuera, porque necesito entender a la criatura por todas sus partes. Aunque en algunos participe en más escenas que en otros.

Sobre todo en los trabajos de mi compañía necesito estar contacto con los actores. Puedo tener un texto más completo que otros pero siempre se cierra en los procesos. Y para eso necesito hablar con los actores, con el iluminador, fotografía…necesito que ellos estén en la obra.

¿Personaje u obra al que le guardes especial cariño?

Creo que  4’2 (cuatro con dos) es una pieza en la que, como se ha estado dilatando durante tres años, he viajado mucho a nivel de crecimiento. Siento que he crecido con esa obra más que con otras que hayan estado menos tiempo. Me ha hecho conectarme personalmente con el teatro.

Pero de alguna forma todas tienen su etapa. Si te tengo que decir una hoy te digo esa, mañana… (risas)

Hay una historia sobre cómo empezaste a escribir relacionada con un envoltorio de Camel.

Sí, porque yo de joven trabajaba en un Quiosco por mi familia. Mi padre, mi tío tenían Quioscos y empecé a trabajar muy jovencito. Al principio no escribía tanto. Pero el primer texto nació de repente porque había tenido una experiencia personal muy intensa. Necesitaba hablarlo con alguien y estaba en un Quiosco y no tenía con quién hablar. No tenía tampoco papel y lo único que había era un envoltorio.

Como vendedor de un Quiosco, ¿hay contenido para crear historias desde la observación?

Siempre cuando trabajas de cara al público, que es de lo que más he trabajado. Por ejemplo, en cadenas de comida rápida es donde me he encontrado las historias más bizarras porque claro, al ser trabajos en los que se tiende a ser más explotadores y coger a gente mas necesitada… me he encontrado con algunas historias que dices: «madre mía. Qué suerte tengo».

Pero bueno trabajar de cara al público, caminar, estar en la calle, todo lo que tenga que ver con estar en la calle con desconocidos es lo que te escribe las obras. Los libros también pero no duele igual lo que vives con un libro que lo que es una persona delante contándote.

La patética historia del niño piña. Fotografía: Virginia Rota.

La patética historia del niño piña. Fotografía: Virginia Rota.

¿Alguna reacción del público que te haya llamado la atención?

Es cierto que cada obra, como ha tenido algún tema siempre, la gente destaca o se va hacia un lado. Por ejemplo la perspectiva del Niño Piña tiene mucho que ver con el maltrato o las personas tratando muy mal a las personas.

Por eso, por ejemplo, hubo una persona que me dijo que después de la obra se había sentido muy mal con una cosa que hizo en el pasado con alguien. No me contó el qué.

También sobre otra secuencia de una madre con un hijo otra persona me dijo que ese punto de vista le había recordado a cosas que no le gustaba recordar. De cuando ella fue madre joven.

La que más reciente tengo es la de Niño Piña pero por ejemplo la de 4’2 si que tiene que ver con la educación y la autoridad. Gente mayor que ha vivido una época, en este caso, de una España más dictatorial, nos decía que le recordaba mucho a su educación, que había sido muy estricta.

Por seguir  con la educación ¿Más de cultura y menos de qué?

Y menos de imposición.