En un congreso sobre mujeres que hacen radio, conozco de la existencia de Cuac FM, una radio comunitaria sita en A Coruña. De repente, me encuentro con un grupo de personas que creen en la radio y que manejan las claves del entretenimiento como cualquier programa en prime time. Cual fue mi sorpresa, cuando yo, hija de madre gallega, que había buscado de arriba abajo en aplicaciones como Duolingo una forma de reforzar el gallego que conozco de oídas y gracias a los veranos de Xabalín Club, me encuentro la aplicación impulsada por Cuac FM: Isto é Galego.
Una forma amena, inteligente y eficaz de conocer el gallego. Una lengua tan bonita como desprestigiada. Una fórmula para jugar con ella y conocerla en profundidad. Bea Ulalume, socia veterana, y co-irresponsable de Isto é Galego.
Hablamos con ella de esta desconocida iniciativa y cuando la cosa se pone seria y empezamos a divagar sobre el fallecimiento de la radio, se apunta Mariano Fernández, co-fundador de Cuac FM, co-responsable de Isto é Galego y presidente de la ReMC (Red de Medios Comunitarios) para aportar luz al asunto. Sobre la experiencia en radio comunitaria lo tienen claro: es lo más divertido que se puede hacer con la ropa puesta ¡ahí es nada!
¿E logo? ¿De dónde parte esta iniciativa y cómo planeáis darle forma?
La iniciativa partió del liante de Borji, un compañero de Ibiza que vino a estudiar informática a A Coruña y vivía en casa de su abuela.
Un día en una reunión de CUAC sugirió que podríamos hacer un curso de gallego, no a nivel completamente básico, sino para gente como él, que lo entendía bastante bien pero tenía muchas dudas.
Y como en CUAC nos dejamos liar con facilidad, allí fuimos. Empezó a tomar forma en esa misma reunión, cuando aún parecía más una broma que un proyecto real, con quienes estábamos allí aportando diferentes ideas. Posteriormente se le dio forma definitiva ya en reuniones específicas, de forma colectiva y horizontal.
A la hora de ponerlo en marcha, ¿cuáles han sido los mayores retos?
Empezamos con reuniones para marcar la filosofía y la forma del proyecto. Decidimos utilizar lenguaje inclusivo y no sexista, que el curso sería gratis y Creative Commons, y desde luego teníamos claro que debía ser muy ameno.
Aprender y divertirse, como en los inicios del Xabarín Club. El Xabarín Club es el espacio infantil de la Televisión de Galicia, donde muchas personas nos familiarizamos más con el gallego de lo que hacíamos en las clases del colegio, a base de Bola de Dragón, Arale, O Mundo de Beakman… Y vídeos musicales de bandas gallegas. También tuvimos en cuenta el “Historia de aquí” del gran Forges, que inspiró la sección “A outra historia de Galicia”.
El nombre del curso fue una parodia obvia de los famosos fascículos de inglés. Después decidimos las secciones y los nombres: “Infiltrados” para la de falsos amigos, “Adiviña” para la de vocabulario, “A outra historia de Galicia” para la de historia, “Galegotrón” para los modismos, “Isto como era?” para la de gramática y sintaxis, y “Rebeca McKeena” para la de literatura.
«quienes nos criamos en castellano le pegamos unas patadas a la normativa que da gusto»
A partir de ahí, el trabajo fue básicamente telemático. Creamos documentos compartidos online para que el equipo de guionistas escribiera las piezas. Este tipo de docs en aquella época era bastante desconocido, pero nuestros compañeros informáticos, que siempre están a la última, nos convencieron para implementarlo.
Aunque todos podíamos escribir cualquier sección, nos las dividimos sin querer, de forma natural, según los gustos, así que de alguna forma nos especializamos. Por otro lado, como todo el equipo tenía acceso a todos los documentos, una persona hacía un texto y todas las demás entraban después a aportar, corregir, sugerir… Fue fantástico ver lo mucho que mejoraban los textos entre todas.
El mayor reto fue el tiempo. Al ser un proyecto voluntario y no tener fecha de entrega, nos fuimos dispersando. En CUAC siempre hay muchas cosas que hacer y pusimos el foco en otras cosas. Fue un compañero el que se empeñó en retomar el Isto é Galego en serio. Hoy es el presidente de la ReMC, así que ya sabéis que cuando se pone, se pone (risas).
«Se proscribió socialmente, se arrinconó como una lengua de pailanes«
Así que terminamos de redactar, grabar, editar, crear la imagen gráfica y sacar los CD-ROM a buen ritmo. También se hizo la página web. y apps para Android y iPhone cuando aún empezaban a implementarse los smarphones. Nuevamente, nuestros informáticos a la vanguardia. En total, desde que nació la idea hasta que se hizo realidad, tardamos 2 años. Llegamos a estar implicadas unas 20 personas.
Es interesante porque no es un curso de idioma sin más, hay juegos y acertijos que mantienen al oyente interesado. ¿Pero esto no lo hace todavía más complicado de producir?
Sí y no (somos gallegos, ¿se nota?). Redactar los textos nos salía de forma natural. Es cierto que era un reto tratar de enseñar y divertir al tiempo, pero esa diversión nos acompañaba durante el proceso, y trabajar pasándolo bien se hace rápido.
Cierto es que hubo que grabar muchas voces diferentes, buscar efectos de sonido y músicas Creative Common adecuadas (¡eso sí que llevó tiempo!), crear los efectos de sonido que no encontrábamos, etc. Y la edición fue un curro monumental. Vaya, pues vais a tener razón. Menos mal que nos damos cuenta ahora.
Me llama mucho la atención las secciones de infiltrados que en inglés serían como los false friends con el castellano. ¿Son errores habituales entre los gallegoparlantes?
No lo son entre quienes lo hablan desde siempre, pero quienes nos criamos en castellano le pegamos unas patadas a la normativa que da gusto. El castellano y el gallego tienen muchas similitudes y es fácil caer en errores.
Hay muchas aplicaciones para aprender idiomas, incluso en Duolingo, una de las más populares, no encontramos el gallego ¿por qué creéis que sucede esto?
El gallego es una lengua minorizada. Con la dictadura se perdió mucho la lengua. Estaba prohibida, en el colegio podían reñir y castigar al alumnado, en muchas casas se prohibía a los niños hablarlo incluso aunque los padres y abuelos lo hicieran.
Se proscribió socialmente, se arrinconó como una lengua “de pailanes”. Cuando llegó la democracia y el Estatuto de Galicia, aunque empezó a impartirse en los colegios, el daño estaba hecho. Sigue existiendo cierto estigma. Y en el colegio lo aprendes, pero si no lo usas…
Además hay algunas normativas para impulsar el gallego que se obvian. Algunas especialmente relevantes, como el Decreto que dice que los servicios de comunicación audiovisual de Galicia deben utilizar el gallego por lo menos la mitad del tiempo, y que no se cumple ni de lejos.
«La radio muere mal. Llevan matándola casi desde que nació»
Y teniendo en cuenta el peso de la comunicación en la sociedad, es muy relevante. Volvemos a mencionar el Xabarín Club, que ayudó a desestigmatizar y normalizar el gallego a toda una generación.
Pero no hay interés. Incluso ahora, que se podría dar un gran impulso sencillamente ofreciendo doblaje y subtítulos en gallego de las pelis y series de plataformas de streaming, no se hizo nada. En resumen, si aquí no se le da mucha importancia al gallego, ¿qué importancia le van a dar fuera?
Hablábamos hace poco con el grupo SonDaRúa precisamente de que en Galicia existe muy poca gente de la cultura que preserve o apoye el idioma gallego, cosa que no sucede en otras comunidades bilingües, ¿hacen falta más proyectos como Isto é galego?
¿Hemos mencionado el Xabarín Club? En serio, es que fue un antes y un después. Quedó claro que aprender y divertirse era la clave. Por eso comentamos también sobre las plataformas de streaming. El entretenimiento en este tema puede abrir más puertas que muchas normativas. Cualquier proyecto ilusionante y entretenido ayuda.
¿Cuáles son los objetivos para el futuro del proyecto? ¿A dónde os gustaría llegar?
La acogida de Isto é Galego fue muy buena, tanto en internet y apps como entre el profesorado, pues lo distribuimos por todos los colegios de A Coruña y lo presentamos en varias ferias y congresos.
Así que en seguida se empezó a hablar de Isto é Galego 2, tanto dentro de CUAC como usuarios encantados con el curso. Pero fuimos creciendo y metiéndonos en nuevos proyectos y quedó aparcado. Aunque, conociéndonos, cualquier año nos da un arrebato y lo hacemos.
Sobre Cuac FM, con base en mi experiencia en Radio Enlace en Madrid, apostar y mantener una radio comunitaria no es fácil. ¿Lo notáis esto en el día a día de la radio? ¿Qué tipo de programación es la que mantiene viva esta radio?
Efectivamente, no es fácil. La gente viene y va. Cuando hay épocas de mucha implicación aprovechamos para hacer más cosas, pero cuando cambian las tornas nos encontramos comprometidos con proyectos que hay que sacar entre menos gente, con el desgaste consecuente. Tampoco ayuda que la regularización prometida por la Constitución y la ley no den llegado, pues podríamos tomar decisiones económicas que actualmente no podemos.
La programación es variada, aunque hay dos líneas de trabajo principales: por un lado los programas de contenido social y por otro los contenidos minoritarios especializados. Siempre hemos tenido un ramalazo de humor, ya sabes, la retranca forma parte de nuestro ADN. Lo primero es planificado, lo segundo es espontáneo, y lo tercero es inevitable. Ese equilibro genera una fórmula única, y funciona…
¿Qué hacemos para que no muera la radio? ¿Cómo hacemos que le interese a las nuevas generaciones?
La radio muere mal. Llevan matándola casi desde que nació: que si la tele, que si el vídeo, que si internet… Pero sigue estando ahí, con épocas mejores y peores, pero viva.
Incluso hay programas de streaming y podcast que se autodenominan “radio por internet” sin salir al aire, pero el formato radiofónico está ahí, sigue enamorando. De hecho, muchos ofrecen sus programas a emisoras de radio para salir por ondas. La cabra tira al monte.
El desafío está en hacer de las nuevas tecnologías un aliado y no un adversario. No importa si haces un programa alrededor de una hoguera, en un estudio de radio o a través de internet: lo importante son las historias, la palabra es lo que cuenta.
Y a las nuevas generaciones le gustan tanto las historias como a las viejas, es consustancial al ser humano, pueden cambiar las formas, las tecnologías, pero las personas que cuentan historias van a seguir haciéndolo.
Para la radio comunitaria, la cuestión va un poquito más allá. No se trata sólo de lo que se hace, sino de lo que se es. No es lo mismo hacer un podcast en tu casa con tres colegas que vivenciar una radio comunitaria, la experiencia es muchísimo más rica, y de paso contribuyes a crear comunidad y a mejorar la vida de la gente y todo eso mientras te lo pasas bomba. Tenemos un compañero que dice que es lo más divertido que se puede hacer con la ropa puesta, así que no digamos más.
¿Más de Cultura y menos de qué?
Ignorancia.
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