Fotografía: Iglesia universal en Arkansas (EEUU), diseño de Okuda San Miguel.
La vida está llena de combinaciones que, aunque en un principio no casen, se convierten en en experimentos muy interesantes. Es el caso del proyecto por el que más se conoce al artista Okuda San Miguel, la iglesia de Llanera en Asturias, en la que además de introducir toda su paleta de colores, también introdujo el arte del skate con una pista en su interior.
Sin embargo, aunque reconoce que este tipo de proyectos le han hecho descubrir la maravillosa combinación entre el arte contemporáneo y la arquitectura clásica, los trabajos que más le motivan son los que tienen un carácter social. Intenta combinarlos con los puramente económicos, y así recorre el mundo impregnando de color los espacios urbanos.
Fue la calle, precisamente, su primer escenario, por eso el street art ocupa su obra. La otra vertiente a explotar, la música electrónica. En estos momentos, Okuda San Miguel se encuentra en plena campaña de crowdfunding para remodelar el polideportivo del club de baloncesto Movistar Estudiantes.
¿De dónde viene tu interés por el arte y los colores?
De pequeño, por lo que sea, siempre estaba dibujando. Lo típico: en clase, en la última fila. Yo creo que de ahí viene mi forma de comunicarme con el dibujo, más que con la palabra.
El hecho de que estuviera tanto tiempo en la calle, porque mis padres tenían un restaurante y estaban todos los dias trabajando. Eso hizo que yo estuviera todo el día en la calle. Aprendí a pintar en la calle.
¿Te han echado muchas broncas por pintar en sitios poco legales?
Sí, claro, evidentemente.
La mayoría te conoce por esa iglesia y la pista de skate que instalasteis dentro.
Ese es el primer proyecto y no el último porque luego ha habido dos más.
Ese primero sale de mi porque conozco el lugar, un amigo de la zona me pone en contacto con ellos para que conozcan mi trabajo, empezamos a plantear de qué manera hacerlo. Lanzamos un crowdfunding, nos ayudó mucha gente y se llevó a cabo.
Fue una mezcla de mundos enfrentados. El mundo del skate, el arte contemporáneo, arquitectura clásica, la iglesia y la religión… Un popurrí.
A parte de esto fue como un mensaje motivador: si quieres hacer lo que quieras por ti mismo, puedes. Con la ayuda de los demás, obviamente, pero las normas las pones tú. No todo tiene que pasar de la misma manera.
El arte urbano estaba más apartado, ahora llegan marcas como Desigual y lo incluyen en sus campañas ¿Esto ayuda a los artistas urbanos?
Sí, también por el poder de internet. El impacto como artista es también mayor por cambiar de entorno y de país. Cada semana se abre mucho más el abanico.
El street art es un lenguaje más cómodo para todo el mundo, más que el branding crudo al que nos tienen sometidos. entonces es normal que se interesen.
El arte emociona al consumidor pero ¿Qué proyectos te emocionan a ti?
Hay muchos. Por ejemplo, ese de la iglesia, al acabar me emocionó muchísimo. Creo que es un proyecto que a pesar de ser el primero que ha nacido de mí, no de alguien que está interesado, ha tenido más repercusión mediática. Me emocionó mucho también por darme cuenta de la maravilla que es el contraste entre la arquitectura clásica y el arte contemporáneo.
A raíz de eso me he interesado por muchas más cosas así. He hecho más iglesias, un castillo que hice en Francia… me interesó mucho la arquitectura clásica y el cómo transformarla.
Y ya hablando de proyectos en general, me ha emocionado mucho cambiar la vida de un chico en el proyecto Titanes. Era un chico que es, o era, autista y evolucionó través del arte y pintar conmigo un mural.
Recuerdo que comió con nosotros y no dijo ni una palabra y después hizo un dibujo. Al día siguiente cuando pintábamos el mural vino a enseñarme el dibujo y se hizo una foto conmigo.
A base de volverme a visitar y dibujar aprendió a comunicarse y ahora mismo tengo una relación con él por instagram y con su madre brutal.
Hablamos, hace bromas…ha cambiado su vida totalmente. Eso me parece una pasada. Cómo el arte puede cambiar la vida y la forma de comunicarse de una persona.
Se llama Rubén y los dibujos que hace están muy bien. Ahora mismo cuando consigo algún muro para pintar lo utilizo para que él desarrolle su trabajo. Y me gusta mucho porque motivar a alguien de tal manera es una brutalidad.
Cuéntanos más sobre esa campaña de Siente los Kolores para reformar el polideportivo del Estudiantes.
Este proyecto también nace de eso. Parte de los proyectos que elijo, los que no son puramente de que me propongan algo y cobramos un dinero, van más allá, a un tema más social, donde el beneficio no es solo económico sino cambiar las vidas de la gente.
Los espacios a veces ofrecen opciones maravillosas y al final pueden inspirar a esa gente, como por ejemplo Magariños y el equipo del Estudiantes, creíamos que había que cambiarlo para cambiar las cosas dentro del club y además tiene unos valores muy parecidos a los míos. Es muy interesante la labor que hace el Estudiantes.
La idea es hacer un crowdfunding para transformar parte del Magariños por fuera. No solo por dentro sino toda la parte de fuera.
Lo guay de las recompensas es que son unos diseños que hemos hecho exclusivos que solo se van a vender mediante crowdfunding.
Son premios que solo puedes adquirir ahora. El equipaje nuevo que hemos hecho del estudiantes que es solo para el partido del Madrid que jugaron, un chándal, un balón especial…hay elementos muy guays que ofrecemos.
¿Algún reto pendiente?
Muchos, sobretodo he ido varias veces a África a transformar algún espacio, pero hace mucho que no voy.
Me surgen muchas cosas en Asia y en Estados Unidos y ahora mismo estoy en el camino de hacer una acción Colouring the world y que intenta tener un equilibrio con grandes presupuestos y el recaudar fondos para ayudar a gente y a transformar espacios en África o India. Me apetece mucho tener este equilibrio.
Los hobbies de un artista forman parte de su inspiración ¿no?
Pues mira, a mi lo que me gustaba era viajar y ahora mismo tengo que viajar por trabajo. Digamos que mis dos pasiones las realizo porque tengo que hacerlo. Luego también la música electrónica.
Uno de mis últimos proyectos en los que estoy súper contento es la mezcla que he hecho con Paco Osuna. La hemos presentado en Ibiza, Nueva York y Miami. Lo hacemos en Fabrik en Madrid el 22 de febrero.
He traido a la pista de baile toda mi iconografía, he transformado el escenario con una calabera donde el Dj pincha dentro de la mandíbula, el vestuario de 100 actores… todo esto es como para que el público se sienta partícipe de mi obra y se retroalimente. Y sobretodo que se deshiniba y se lo pase bien.
Hacer muchas cosas a la vez hace que la obra esté viva ¿no?
Llevar la obra a diferentes disciplinas es justo un camino de crecimiento y de abrir otros caminos de búsqueda.
Nos gusta que nuestros entrevistados nos recomienden talento.
PEINETTA, que es un grupo de música brutal, que está formado por Meneo, un dj y productor, y una chica del sur que canta brutal, es una especie de mezcla de flamenco electrónico maravilloso. Suelen hacer temas para mis vídeos anuales.
Maceo Plex, que me gusta mucho, también es un productor brutal de electrónica que he conocido hace poco.
Por ejemplo Nano 4814 es otro artista también de Vigo que vive aquí en Madrid. Tomokazu Matsuyama que vive en Nueva York y es un artista que hace murales y es pintor.
¿Más de cultura y menos de qué?
Y menos de branding que hay en las ciudades que nos tiene sometidos. Tanta marca.
El llamamiento que hago siempre, sobre todo en Madrid, a los políticos: no entiendo cómo viajo por todo el mundo haciendo murales y en Madrid no tengo ni uno en el centro de la ciudad.
Madrid la veo una ciudad super completa pero me falta esto, más arte en la ciudad y menos marcas. Porque en Sol de repente ves Vodafone completo en un edificio y aunque hemos estado a punto varias veces, por lo que sea algo pasa y no se puede.
Creo que la gente se merece más cultura y más arte.
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