Este mes se celebra el 30 aniversario del estreno de Pretty Woman. Todavía recuerdo aquellos debates que organizaba los viernes nuestra tutora, que se llamaba Julia, como la protagonista de la película. Yo tenía 17 años y en ellos los alumnos discutíamos sobre temas de actualidad. Aquel 1990 el profesor de gimnasia me llamaba “Fotogramas” porque me escaqueaba de las clases de piscina y me pasaba aquella aburrida hora leyendo la revista de cine, que ese año informó sobre estrenos como ¡Átame!, ¡Ay, Carmela!, Misery, Cyrano de Bergerac, Depredador 2, Gremlins 2, Robocop 2, El exorcista III, Rocky V, Solo en casa o Ghost.
En uno de aquellos debates nos preguntaron por una película que quisiésemos recomendar. Todas las chicas de clase fueron unánimes en su recomendación: Pretty Woman. Por entonces yo ya era un poquito resabido y dije que esa película era mentira, que así no eran las prostitutas, que así era como las veía Hollywood. Y rematé: “Las putas no son como Julia Roberts”. Julia me sonrió dándome la razón, pero no lo verbalizó ante los alumnos. No sé si se quedó con las ganas de preguntarme si yo hablaba con conocimiento y había conocido a alguna prostituta.
En aquel debate de los viernes las chicas de clase me miraron horrorizadas por haberles estropeado de forma tan brusca su precioso cuento de hadas de Hollywood. En fin, La Cenicienta o Pigmalión y Galatea con un poquito de propaganda del sistema capitalista y los demenciales sueños de consumo, riqueza y éxito del norteamericano medio.
Lo curioso de Pretty Woman es que en un principio no era la película que vimos en el cine y luego en vídeo y por la tele, en alguna de sus innumerables emisiones. La intención de la primera versión del guion no era una película tan blanca. Laura Ziskin era la productora responsable de films como No hay salida o Cuando me enamoro. El guion que llegó a su despacho era un duro e intenso drama sobre la prostitución en la ciudad de Los Ángeles. El texto, que se titulaba 3.000 (los dólares que acepta la meretriz para pasar un tiempo con un tipo de mucha pasta) estaba plagado de un lenguaje demasiado explícito, muchos tacos y hasta turbias escenas sexuales.
Su protagonista se llamaba Vivian Ward y además de prostituta era adicta a la cocaína. Y su sueño era ahorrar el suficiente dinero haciendo clientes y viajar a Disneyland, parque de atracciones al que quería ir con su querida amiga Kit De Luca, también prostituta. Pero aquel guion acabó siendo producido por Touchstone Pictures y de la distribución se encargó Walt Disney Studios Home Entertainment, los duelos del famoso y rentable parque de atracciones. Así que nada de adicciones a la coca, nada de tacos, nada de sexo turbio y nada de viajar a Disneyland.
Jeffrey Katzenberg, fundador de Dreamworks, Presidente de producción de Paramount y director ejecutivo de Disney (a la que dio bombazos como La bella y la bestia y logró la adquisición de Miramax y la alianza con Pixar) contó en una entrevista a The New York Post que el final de Pretty Woman no era tan acaramelado como el que vimos en pantalla. Según contó Katzenberg, en la primera versión del guion el cierre era mucho más dramático: Vivian moría de sobredosis.
También Julia Roberts habló, en una entrevista con Patricia Arquette para la revista Variety, sobre aquel oscuro final y aquel guion: “Hace muchísimos años hice una audición para una película llamada 3.000, que era el título del guion original de Pretty Woman. Pero aquella versión tenía un final bastante más duro”. Y lo que sucedía, según Roberts, es que terminaba con Richard Gere echando del coche a Vivian y tirándole un fajo de billetes por los servicios prestados mientras ella se acababa en un oscuro callejón.
En esa entrevista, Roberts explicó que no tenía interés en protagonizar una película con tan oscuro guion. Y le dijo a Arquette: “Resulta que el estudio que iba a producirla quebró y tres días después de que me dijeran que me habían seleccionado me quedé sin trabajo. Me dijeron que antes de cerrar Disney les había comprado el guion y yo pensé que qué demonios iba a hacer Disney con esa historia. ¿Animarla? En serio, aquella película era lo menos Disney que he leído nunca”.
El director Garry Marshall, que venía de la televisión y había rodado comedias para Bette Midler y Goldie Hawn, quiso hacer la película a toda costa. Finalmente Disney le dio las riendas del proyecto y él quiso seguir con Roberts en el cartel. Sobre Marshall, ella dijo: “Era un ser humano genial. No solo me volvió a ofrecer la película, sino que habían cambiado también el guion hasta convertirlo en algo que realmente entraba en mi zona de confort”. Nueve años después de Pretty Woman, Roberts repitió con Marshall y Gere en Novia a la fuga. Otra comedia blanca y amable, ideal para su zona de confort.
El castig de Pretty Woman fue todo un culebrón. Gere, que tenía 18 años más que Roberts (40 frente a 22), fue a hacer la prueba a regañadientes, no estaba convencido de participar en aquella película. Tras la prueba, con la propia Roberts, Gere iba a llamar por teléfono para rechazar el personaje cuando Roberts le deslizó un post-it en el que se podía leer: “Por favor, di que sí”. Y aceptó el papel en ese mismo momento.
Pero antes de Roberts, que por la película logró su segunda nominación al Oscar tras Magnolias de acero, hubo muchas otra candidatas y muy famosas. Los productores querían a Daryl Hannah, pero el guion le pareció que era “denigrante para las mujeres”. También Molly Ringwald, la famosa protagonista de La chica de rosa, rechazó el papel (algo por lo que se arrepintió toda su vida), que también fue rechazado por Jennifer Connelly. La actriz que quedó finalista con Roberts fue Valeria Golino, conocida por Rain Man.
Pero no queda ahí la lista de nombres conocidos. En Disney también querían a Meg Ryan, que rechazó un papel por el que Jodie Foster mataba. Drew Barrymore y Winona Ryder hicieron también una prueba pero resultaban demasiado jóvenes para el personaje. Uma Thurman. Sandra Bullock y Demi Moore también pasaron por aquel casting. Y para el papel de Edward Lewis, para el que John Travolta hizo una prueba fallida, Disney pensó también en Denis Quaid, Christopher Reeve, Albert Brooks, Sylvester Stallone, Burt Reynolds y Al Pacino.
Para prepararse el personaje, Julia Roberts se reunió con prostitutas (a las que los de producción pagaron solo 35 dólares por asesorar a la actriz) y hasta recorrió con ellas las calles de Los Ángeles, en concreto Hollywood Boulevard. A los responsables de Disney, obviamente, casi les da un infarto al enterarse de la peligrosa excursión de su joven estrella.
Hubo pocas improvisaciones en una película tan calculada, pero algunas son famosas. Por ejemplo que cuando Gere toca el piano lo hace de verdad, compuso y tocó el tema que suena en la escena. Otro famoso momento es aquel en el que Edward, antes de ir a la ópera (La Traviata, que habla de una prostituta que se enamora de un hombre acaudalado), le regala a Vivian un collar que cuesta 41.000 dólares. Cuando Roberts se acercó para sacar el collar de la caja, Gere la cerró por sorpresa y por eso la reacción de Roberts es tan natural. Acabó siendo una de las imágenes más icónicas de la película, tan icónica como su cartel con trampa: el espectacular cuerpo que se muestra no es el de Roberts, sino el de su doble Shelley Michelle.
Pretty Woman acabó ganando más de 400 millones de dólares en todo el mundo y 178 millones solo en Estados Unidos. En España ha sido repuesta más de 160 veces entre todas las cadenas que lo han hecho según un estudio de Barlovento Comunicación. Y las audiencias siempre han sido buenas o espectaculares. Por alguna extraña razón, los españoles somos especialmente devotos de este poco verosímil cuento de hadas en el que las putas que hacen la calle son como Julia Roberts.
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