La sonrisa de la huida es la primera novela de Juan Álvarez López, título que se lanzó hace unos meses, antes de que nos viéramos metidos en una pandemia mundial, trastocando todos sus planes con el libro. En Más de Cultura hablamos con Juan Álvarez López sobre su primera novela, La sonrisa de la huida, pero también de otros muchos temas.

– Queremos empezar este cuestionario con una pregunta sencilla, ¿qué tal estás?

De momento bien, que ya es, ante esta incierta situación por la que estamos atravesando debido a la pandemia.

– Empezamos por el principio, ¿quién es Juan Álvarez López?

Pues un barcelonés con sangre aragonesa y catalano-gallega, que a los 41 años, un día decide dejarlo todo por amor,  e irse con la que ahora es su mujer  (Mamen). Cambiando radicalmente de vida y de residencia, ya que en la actualidad vivo en un pueblo de Ciudad Real (Calzada de Calatrava). Una persona que valora la humildad y la sencillez por encima de otras cosas, y a quien el término amistad le transmite un valor muy alto de fraternidad. Resumiendo: un tío normal, de la calle.

“La sonrisa de la huida”, adoquín, asfalto, y sentimientos a flor de piel

– “La sonrisa de la huida” es el título de tu primera novela, ¿qué podemos encontrar en ella?

Una historia que va cogiendo forma según avanza, a la vez que también se enreda. Unos personajes con los que familiarizarse y hasta identificarse. Básicamente es una especie de “Road-Movie” que va reptando a lo largo de sus páginas. Una mezcla de adoquín, asfalto, y sentimientos a flor de piel; entre los cuales se pueden destilar aspectos tan distintos e iguales como: la soledad, el amor (desamor), la muerte, el sexo, la rebeldía, la ambición… etc. Un conjunto de emociones regadas con reflexiones metafóricas del protagonista, que se van abriendo paso entre la trama principal.

– Si tuvieras que definir “La sonrisa de la huida”, ¿con qué tres palabras la definirías?

Carretera, intriga y sentimientos.

– Suponemos que la crisis del COVID-19 ha trastocado tus planes y los de la novela. ¿Nos puedes hablar sobre esto?

Evidentemente. La novela “La sonrisa de la huida” sale a la venta a finales de febrero, y ya tenía medio cerrada una presentación en una sala de Ciudad Real (Pachamama), cuando sus responsables me comunican, con toda la razón del mundo, que va a ser imposible, ya que el virus está golpeando fuerte y se suspenden los eventos. Así que ha tocado ir improvisando. Si a esto le sumamos la incertidumbre por la que estamos atravesando, obviamente, se trata de retomar las presentaciones que se puedan y volver a una normalidad. A la vez que me ha sorprendido gratamente el apoyo mostrado, tanto por los compradores como por los medios, entre los que os incluyo, ya que es digno de alabar que estéis ahí en estos momentos moviendo a la cultura para que ésta no se pare. Por mi parte estoy muy agradecido en este aspecto.

«La música siempre ha ido solapada a cada una de mis experiencias en la vida»

– Supervivencia y música, ¿cómo es mezclar estos dos mundos?

Creo que van ligados entre sí. La música siempre ha ido solapada a cada una de mis experiencias en la vida. Creo firmemente que no existe un momento concreto o especial a lo largo de la vida de una persona que no lleve una canción adherida. Eso mismo es lo que intenté plasmar en la novela. De forma natural, y sin que estuviese nada planificado, ir introduciendo canciones de rock a modo de fondo musical en determinados pasajes de la novela. Que la misma trama fuese pidiendo esas canciones determinadas sin ninguna premeditación.

– ¿Cómo decides que es el momento de escribir tu novela?

A raíz de acabar el cuarto libro auto editado, que era una compilación de relatos cortos; de una página o máxime dos, es cuando empiezo a escribir de forma muy improvisada la novela. Con la única idea prefijada del personaje principal, además del punto sobre el que gira el argumento, o mejor dicho: lo que provoca los volantazos que va dando lo que iba a ser una sencilla escapada vacacional. No me compliqué con los escenarios. Elegí zonas que conocía perfectamente. Según iba escribiéndola, me daba cuenta que todo iba surgiendo de manera natural. Yo la defino como una novela prácticamente escrita de pie y en tiempo record. Me ha servido para ver que podía escribir un día y continuar otro. Cosa que se me antojaba casi imposible. Puesto que lo mío era escribir y … ¡ya está!

– Siempre nos sorprende ver el precio de las novelas en su formato online en algunos portales a cero euros. ¿Cómo se lleva esta situación como novelista? 

A mi parecer todo tiene un valor, independientemente del soporte mediante el cual se consuma. Ya no sé si tratar un producto con un precio alto o bajo, pero sin duda darle un valor. Lo que está claro es que cada vez se ve más normal el pagar 70 o más euros por la camiseta de un club de fútbol, y sin embargo encontrar carísimo un libro que no pasa de 20 euros. En mi caso, que no vivo de esto, me he encontrado con gente pidiéndote que le regales el libro, mientras paradójicamente se empeñaban en invitarte a copas sin poner pega ninguna. Me refiero a que la cultura o la creatividad, que es como a mí me gusta definir el hecho de escribir, se percibe de manera que tiene que ser gratis, mientras que el dinero que se gasta en otros aspectos del ocio, está justificado y bien empleado. Más claro: si te vas a colar en un concierto, no lo hagas en el del grupo de tu amigo, que cuesta 5 euros la entrada… hazlo en el de los Rolling Stone, si es que puedes, je je je.

– ¿Ha cambiado el Juan de hace unos meses, pre-pandemia, del Juan que está contestando estas preguntas?

Sí. Me he vuelto más rebelde e inconformista si cabe con el sistema. Me indigna que la clase política siga dando la espalda a la gente de la calle. Y que parte de la sociedad continúe como si nada estuviese ocurriendo. No se puede escatimar en respiradores, o dejar morir a nuestros mayores, mientras se sigue con lo mismo de siempre: audiencias institucionales, actos rimbombantes de realeza, coches oficiales, dietas, etc. No sé, jugando con las metáforas, deberíamos darle la vuelta al salero y dejarlo sin caspa política. Que prime lo social por encima de todo. La base de un país debería ser otra, como por ejemplo: cultura, sanidad, educación e igualdad social. Cuando los desfavorecidos se quedan atrás, hay que lanzarles un cabo y tirar  por ellos, no arrastrarlos, que es lo que tristemente sucede. Hace falta repartir empatía a manos llenas en la especie humana. Y aun así, soy de los que creen  que todo el mundo es bueno.

– ¿Puedes adelantarnos algunos planes de futuro que tengas?

Por supuesto. Actualmente estoy escribiendo otra novela (no quiero perder el ritmo ahora que lo he cogido). Esta vez me estoy documentando más. Pero sigo el mismo patrón que la anterior: darle rienda suelta a la espontaneidad. Se trata de una historia con intrigas, que transcurre en un pueblo ficticio del Campo de Calatrava, aunque al principio transcurra principalmente en New Jersey. Dar forma a unos personajes con los que familiarizarse, y una trama que enganche; ese es el objetivo.

– ¿Podrías recomendarnos el último libro, canción, película, obra de teatro, o cualquier expresión artística que te haya emocionado?

Un libro: “Las barbas de Peter Pan” de Nerea Delgado.

Una canción: “Sin lámpara” de El Drogas, ya que la letra me parece un ejercicio maestro sobre un tema tan silenciado como es el del suicidio.

Película: “El Plan” de Palo Menárguez. Por su originalidad.

Obra de teatro: “La Hija del Aire” de La Compañía Nacional de Teatro Clásico y dirigida por Mario Gás. (Calderón de la Barca).

Otro espectáculo que me gustaría señalar es “Galego pode selo calquera”  del humorista, autor y actor Alberte Montes, por lo ingenioso que resulta.

– Nuestra revista se llama Más de Cultura, así que la pregunta es, ¿Más de Cultura y menos de…? 

Postureo.

Muchas gracias Juan por tu tiempo y te deseamos mucha suerte con “La sonrisa de la huida” y tus próximos trabajos.