Si pensamos en las musas de las grandes bandas de rock de la historia, lo primero que nos viene a la cabeza es la imagen de una mujer rubia, esbelta, delgada y de cara angelical. El término “musa” en la industria musical, totalmente reduccionista, traslada la figura femenina a mero objeto de deseo casi siempre vinculado al físico.
A la sombra de estos grandes hombres del rock, de los que se normalizaba que trataran a sus parejas con el desprecio más absoluto, vivieron mujeres que decidieron crear su propia carrera musical en los márgenes. Es el caso de la eterna musa de los Rolling Stones, la cantante Marianne Faithfull.
Comenzó su carrera a los 18 años, tras publicar A tears Go By, un hit compuesto por Keith Richards y Mick Jagger. Con este último, inició una relación sentimental muy tóxica que copó titulares sensacionalistas durante años. Ella siguió su carrera en solitario, pero el mundo de las drogas le pasó factura y llegó a vivir en la calle durante un tiempo. Estuvo relacionada con la muerte de Jim Morrison (compartían el mismo camello) e instauró el término “fuck” en la jerga común. También hizo sus pinitos en la interpretación, con papeles en 24 películas, entre ellas Maria Antonieta de Sofía Coppola.
En 2020 contrajo una neumonía severa a causa del Coronavirus y permanece incapacitada debido a las secuelas. Dos años antes, Faithfull publicaba el que sería su último álbum tras una larga carrera: Negative Capability.
De musas que salieron de los márgenes para entrar en el mainstream un claro ejemplo es el de Rickie Lee Jones. Conocida como la pareja Tom Waits, la voz más quebrada del blues, Jones llegó a conseguir en 1980 el Grammy a Mejor Artista Revelación. Sus canciones sobre la calle, la vida en la marginalidad y los ritmos experimentales de sus últimos trabajos han hecho de ella una artista de referencia con autonomía propia.
Al mainstream se lanzó también Courtney Love tras su paso por la banda Hole y su tormentosa relación con Kurt Cobain. Una vida entre la leyenda y la prensa amarilla. Fue rechazada por el movimiento feminista de riot grrrl en los noventa y a la vez asociada a él en muchas otras ocasiones. También se convirtió en víctima de la misoginia generalizada al considerarla “responsable” de la muerte del ídolo grunge (que se convirtió en mártir). Un poco como ocurrió con Yoko Ono y la separación de los Beatles.
La leyenda negra de las drogas en el mundo del rock’n roll también sobrevoló las vidas de otra de las parejas más famosas de la historia reciente, Johnny Cash y June Carter. Ella provenía de una familia de músicos bastante religiosa. Aunque vocalmente no era la mejor de la banda que formaba con su madre y con su hermana, Mother Maybelle & The Carter Sisters, destacó por su presencia carismática. Antes de conocer a Cash ya se relacionaba con artistas de la talla de James Dean o el propio Elvis. En 1999 ganó un Grammy y le cayeron dos más tras su muerte. El dramón de 2005, Walk the Line, por el que Reese Witherspoon se llevó el Oscar habla de la relación entre ambos.
Son muchas las mujeres consideradas “musas del rock”, cuyas carreras han quedado silenciadas en contraposición a la de sus parejas, y a ellas les dedicamos este espacio. No dejéis de investigar nombres como Patti Scialfa, Carly Simon o Suze Rotolo.
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