Ana Müshell representa todo lo que algún día nos gustaría ser en la vida. Porque aunque trate temas como la ansiedad y los miedos, tiene un estilo a la hora de plasmarlos que da hasta envidia (de la sana, por supuesto). Nos paramos a charlar con ella sobre su último trabajo en colaboración con Henar Álvarez, La mala leche.

¿Cómo ha sido el proceso creativo a la hora de trabajar con Henar en La mala leche?

El proceso y la comunicación con Henar ha sido muy fácil. Tiramos de muchos audios de Whatsapp, emails, videollamadas… Empezamos trabajando el guion probando de qué manera trasladarlo al lenguaje del cómic que más o menos yo controlaba. Esto incluía el diseño de personajes, sus expresiones, escenarios… Lo más nuevo para mí ha sido salirme de mi propia cabeza para dejar entrar las ideas que tenía Henar, y que La mala leche estuviera orquestado por ella, por mi y por la editorial. Pero he aprendido muchísimo con el proceso y nos hemos entendido genial.

¿Cuáles son tus dramas de la vida moderna? ¿Con cuántos aspectos de la vida de Nani te identificas o con cuáles crees que las lectoras pueden verse reflejadas?

No sé si los llamaría de la vida moderna pero mis dramas suelen identificarse con hipocondrías, fobias y miedos, algunos de ellos aparecen en el libro. Ha sido muy divertido dibujar al personaje de Nani sufriendo ataques de histeria en medio de la noche, o enfrentándose a consultas médicas que a mí me ponen igualmente de los nervios, sentir fobia absoluta hasta el mareo físico tan sólo de pensar en la muerte es algo que comparto con el personaje.

Yo creo que habrá lectoras y lectores que se identifiquen con esto, o quizá también con un bloque muy importante del libro que es el tema de la maternidad. Las mujeres que sí la hayan experimentado estoy segura de que van a reirse mucho con Nani liándola en el metro, en la oficina o en su casa por temas de lactancia, babas, criar a un bebé, las crisis existenciales después de convertirse en madre…

 

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Para un creador, utilizar sus experiencias personales como herramienta, ¿ayuda de alguna forma a superar traumas pasados?

Quizá no a superar traumas, pero sí a enfocarlos de otra manera. En mi caso, trasladar mis inquietudes, preguntas o ansiedades a los personajes que dibujo me hace ver estos nudos desde fuera.
Los personajes exponen el problema y de alguna manera compartimos la carga, se crea un diálogo que a veces me ayuda mucho a comprenderme y comprenderlos a ellos. Luego está publicarlo y que haya gente que comenta cosas como “ey, yo me siento igual”, o “te has metido en mi cabeza, siento lo mismo”, se crea un feedback y una conexión que es muy sanadora. Y todo ha sido por ponerle un trocito de mí a los personajes de mis viñetas.

Los personajes exponen el problema y de alguna manera compartimos la carga

Dicen que un artista es auténtico cuando en sus obras muestra quién es realmente. ¿Crees que ese intimismo que irradian tus publicaciones genera una empatía con tus lectores que no se consigue con otro tipo de literatura?

Estoy segura de que ese estado íntimo de desidia y de preguntas existenciales se encuentra en cualquier libro, película o canción que trate estos temas. Aún así, si de alguna manera lo que hago genera empatía y el/la que ve mi trabajo consigue llegar a un plano en el que se siente a gusto, para mí ya es algo maravilloso.

¿Consideras que el humor negro es necesario hoy en día?

Creo que cualquier modo de humor es muy necesario, por supuesto también el humor negro que por desgracia se está censurando tanto y que tanto atacan personas que siempre están ofendidas por todo lo que les rodea.

¿Has notado una evolución de tu estilo en la forma de dibujar desde Pink Mousse hasta ahora?

Completamente sí; es brutal el cambio cuando comparas las ilustraciones que hice para Pink Mousse a las que trabajo ahora mismo. Cuando publiqué ese libro estaba empezando a darle forma a aquellas ideas, llevaba muy poco tiempo utilizando el dibujo digital y lo expresaba todo con una paleta de color y de recursos muy limitada, todo era blanco, negro y rosa pastel.
Eso fue en 2017, desde entonces no he parado de dibujar y ahora es mi profesión a tiempo completo. He ido aprendiendo de cada proyecto y con ello el estilo va cambiando; los colores que utilizo ahora son más tierras y grises, dibujo con una línea más calmada, con una suavidad que me permite otro tipo de detalles y modulaciones, también las ilustraciones y los temas responden a la etapa que estés viviendo, a cómo evolucionas como persona y es inevitable el cambio, creo.

 

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¿Cómo cambian tus procesos de trabajo entre diseñar un fanzine y colaborar con marcas como Inditex? ¿Es difícil mantener tu esencia?

Bueno, cuando colaboré con Inditex para la cápsula Women in Art Collection fue muy fácil porque ellas (las chicas que trabajaron la idea conmigo) tenían muy claro lo que querían de mí, era trabajo que habían visto ya y que era completamente lo que me gusta hacer. Entonces en este caso la esencia estaba.
Cuando trabajo para marcas o revistas normalmente me dejan espacio para llevármelo a mi terreno, aunque obviamente me adapto a cada cliente, a la idea que propone y a lo que encaja para cada director de arte. Diferente es la total libertad que siento cuando me enfrento a un fanzine o una publicación en la que me encargo de todo: del diseño, la producción, la distribución… Ahí paso a ser la directora de arte, ilustradora y a la vez mi peor enemiga. Pero los fanzines los disfruto mucho como proyectos, me llevan a sitios que no esperaba, me llevan a escribir, a personajes nuevos, historias que van surgiendo… El fanzine me lo suelo tomar como un campo experimental y me encanta.

 

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¿Qué proyectos futuros tienes en mente?

Estoy preparando para final de año un fanzine nuevo. Tenía muchas ganas de volver a ese formato libre que estoy componiendo con pequeñas piezas escritas, dibujos, anotaciones, canciones… Tendrá mucho de ese intimismo del que preguntabas antes, y va a tener un formato muy bonito y oscuro a la vez.
Estoy también esperando a que salga una colección textil que hice colaborando con una marca que me encanta. Y seguiré mandando portafolios, claro.

¿Qué artistas te han servido de inspiración?

Últimamente estoy muy enganchada a los cómics de Adrian Tomine, por ejemplo, o los personajes de Laura Pérez, su trabajo me parece una pasada. También suele inspirarme David Sánchez y sus mundos postapocalípticos. Me enamora mucho lo sexual y expresivo de la obra de Sergi Pérez. El brutal Charles Burns, o los cómics de Julia Gfrörer. Me apasionan los libros, guiones y películas de Woody Allen, y sobre la mesa tengo ahora mismo a Patrick Modiano, Patti Smith, Sylvia Plath, Mariana Enríquez y a Cortázar.

 

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Haciendo alusión al nombre de nuestra revista, ¿Más de cultura y menos de qué?

Más de cultura y menos de tauromaquia.

 

*Fotografía de portada: ilustración de Ana Müshell