Ángela Boix protagoniza «LA VIAJANTE», ópera prima de Miguel Mejías (con quien también hemos charlado en MDC), que llega hoy, 2 de julio a los cines. Aprovechamos la ocasión para hablar con Ángela Boix de mujeres errantes, cortos caseros, personajes contenidos y mucho más.
Encantada de saludarte, Ángela. ¿Cómo estás?
Igualmente! Gracias por la entrevista. Estoy bien, muy contenta de que se pueda ver la Viajante en el cine.
Este viernes se estrena “LA VIAJANTE”, película que protagonizas. ¿Qué nos puedes contar sobre la película?
Es una película que no se parece a ninguna otra que yo haya visto. No sólo no sigue un patrón convencional, sino que hay una decisión clara de ir a la contra del cine que generalmente consumimos. Más que una historia, es una experiencia en sí, es un viaje sensorial y emocional. En ese sentido, creo que es una película libre y arriesgada.
La protagonista de “LA VIAJANTE” es una mujer errante. ¿Cómo te prepararse este papel?
Creo que lo que me preparó para este papel fueron los cortos que hice antes con Miguel Mejías. Ya teníamos mucha complicidad y eso ya es mucho. De todas maneras, era un reto hacer este personaje, porque el guión presentaba un personaje textualmente muy poco expresivo y tampoco tenía personajes a su alrededor que ayudaran a definirla. Así que me centré en ir descubriendo de qué manera se relacionaba con las cosas que eran importantes para ella: el mundo de los insectos, su cámara antigua, su proyector, su coche… Entendí que lo esencial de ella era su soledad, una soledad que la libera del mundo pero a la vez la asfixia. El recorrido está marcado por esa contradicción y por el impulso de dejar atrás quien ha sido hasta ese momento.
¿A quién recomendarías que no se perdiera “LA VIAJANTE”?
A los amantes de la buena fotografía.
Ángela Boix: Creo que ahora hay una necesidad mayor de expresar y compartir.
Hace poco te hemos visto en el teatro con “Cluster”. ¿Cómo se enfrenta una intérprete a una función en este momento Covid19? ¿Qué echas de menos en las funciones en esta situación?
Creo que ahora hay una necesidad mayor de expresar y compartir. Subirse a un escenario o sentarse en el patio de butacas de un teatro o un cine tiene un significado mayor cuando hay una experiencia de dolor común. No sé que sabio dijo que no hay actores bueno o malos sino motivos por los que actuar. Yo creo en eso, creo que hay un sentido de misión y la necesidad de llegar al otro. En este contexto la potencia del encuentro entre el arte y el espectador es mucho mayor.
Has trabajado tanto en películas, cortometrajes o teatro, ¿es diferente tu forma de enfrentarte a cada proyecto?
Cada proyecto, sea de cine o de teatro tiene sus propias necesidades. Es como un ser vivo que tienes que aprender a cuidar. Lo miras, lo escuchas y vas viendo qué necesita de ti para seguir creciendo. A veces lo que te funciona para uno va fatal para el otro. La paciencia viene bien en general.
¿Cuál es tu primer recuerdo vinculado al mundo de la interpretación?
Creo que fue hacer un guiñol para mis primos pequeños. Nos reíamos muchísimo.
De toda tu carrera, ¿hay algún trabajo al que le tengas más cariño?
Los primeros cortos con Miguel. Éramos compañeros de piso y cuando nos daba el mono de rodar, Miguel se inventaba cualquier historia en el momento y me grababa. Recuerdo que construyó un artilugio para hacer trávelins por el pasillo de casa con la estantería de ruedas del baño.
¿En qué se parece la Ángela Boix que se subió por primera vez al escenario con la que está contestando estas preguntas?
En las ganas de actuar, es un deseo que no se va nunca.
Y si miramos al futuro, ¿qué planes tienes?
Hacer muchas películas, hacer buen cine.
¿Qué papel de la historia del cine o teatro te gustaría interpretar?
Hacer el personaje de Agent Cooper en Twin Peaks.
¿Nos puedes recomendar el último libro, canción, película, obra de teatro, o cualquier expresión artística que te haya emocionado?
Desgracia Impeorable, de Peter Handke.
Nuestra revista se llama Más de Cultura, por lo que nos gusta preguntar, Más de Cultura y ¿menos de…?
…Menos prisas.
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