Miguel Mejías estrena el próximo 2 de julio su ópera prima, La viajante. Una película protagonizada por Miquel Insua y Ángela Boix que surge de explorar un recuerdo de infancia. La obra reflexiona sobre cómo nos relacionamos con la soledad, un concepto que fascina al director.

Hablamos con Miguel Mejías sobre su película, sus recuerdos y sus próximos proyectos.

¿Dónde surge la idea de La viajante?

En la casa del monte donde crecí, un lugar muy húmedo. De noche sus muros y plantas se llenaban de toda clase de bichos y de niño me pasaba horas ahí sólo buscándolos, ayudándome por una linterna, un frasco de cristal, un chaleco de pescador cuyos bolsillos utilizaba para guardar todo el supuesto instrumental… Recuerdo que el tiempo se detenía, el olor , la llovizna en las hojas de los árboles, y cierta paz inconsciente. Un recuerdo o un sueño, ya no sé muy bien la verdad. Pero esa fina línea que separa ambas cosas es donde quise hacer una película.

La protagonista de La viajante, Ángela, es un personaje muy solitario. Como director, ¿te interesa más explorar la relación de soledad de Angela o lo que deriva de esa soledad? La conexión con la naturaleza, la admiración por los insectos…

Soledad es una hermosa palabra, también un término que usamos con demasiada facilidad creo, mucho mas complejo y amplio. Inevitablemente se asocia a la muerte, al miedo, al tiempo, al silencio. Creo firmemente que la soledad abarca todo, que es el corazón de la vida. Es cómo morimos pero también dónde se forjan las ideas o el amor se inventa. La película pretende ser muchas veces una oda a la hermosa soledad.

Aterrizándola en nuestro tiempo y aparcando estas palabras quizás demasiado grandes para mí, lo que intento en mi trabajo es reflexionar cómo el individuo se relaciona con dicha soledad, las decisiones que toma a partir de esta, en concreto las decisiones irracionales, sobre las cuáles normalmente construimos una realidad. Me valgo de la soledad para preguntar si hoy en día (sin tanto ruido y distracción) seríamos aún capaces de ser.

¿Qué representa el personaje de Miquel Insua en el filme?

Miquel es un señor que ha tomado una decisión, un valiente. Él navega constantemente en su memoria la cuál es suficiente, él ha aceptado esa soledad, incluso la abraza. Hace el viaje de vuelta al contrario de Ángela y como a ella; nos enseña a que no podemos abarcarlo todo, que mas de una vez en esta vida tenemos que decir adiós.

La película se ambiente en un futuro cercano, ¿por qué la elección de este contexto?

Hay algunos elementos que dan pie a plantearte el tiempo en el que transcurre. Juega con el futuro pero también con el pasado. Prefiero dejar al espectador esa decisión.

¿Alguna anécdota curiosa del rodaje?

En mitad del rodaje casi perdemos el coche por un barranco. Imagina, sin coche sustituto, una producción humilde como la nuestra… quién sabe a lo mejor hubiese salido algo interesante.

También al principio tuvimos que descartar al insecto protagonista por temor a que se convirtiese en una especie invasora.

Y el viento de Fuerteventura, el hotel desierto dónde me alojé cuya recepción evocaba por completo El Resplandor, ahí tenía mi propia odisea entomológica con la invasión constante de cucarachas en la habitación, no me dejaban dormir e iba al rodaje en un estado sonámbulo que la verdad es cuando mejor trabajé creo.

Ángela y tú ya habías coincidido en otros proyectos, ¿cómo ha sido el trabajo en La viajante?

Nos teníamos y nos tenemos el uno al otro. Me gusta pensar que entre ambos existe un secreto, desconocido también para nosotros pero que utilizamos de forma inconsciente para aventurarnos y crear imágenes, que interroguen el misterio de esta vida. Porque ese es el cine que nos interesa y reivindicamos los dos.

¿Próximos proyectos?

Sobrevivir ya es suficiente y mientras tanto también terminar el guion de un segundo largo, que quiero rodar en el país donde ahora vivo, Suecia.

Nuestra revista se llama Más de Cultura y nos gusta acabar las entrevistas preguntando, ¿más de cultura y menos de qué?

Menos pornografía, y no me refiero al digno oficio.