Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales, jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres… esas… ¡no volverán!
Gustavo Adolfo Bécquer
Hoy, 21 de Marzo, es el día Mundial de la poesía, justo cuando se acaba de iniciar la primavera y un día después del día de la felicidad ¿casualidad?
Tenía yo 18 años –aquí también fui tardío como en muchas otras facetas de mi vida-, cuando de repente me asaltó la necesidad de escribir, una necesidad mucho más física que intelectual. Recuerdo que me bajé del metro y busqué un lugar donde escribir, no pensaba en otra cosa, y escribí, por supuesto, una poesía.
Era muy mala por cierto, a pesar de que a mí me parecía que había parido una obra maestra, un amigo mío a quien se la enseñé me dijo que se perdía en tópicos.
Supongo que muchas de las personas que empiezan a escribir comienzan haciendo poesía, sin embargo son pocos los que continúan durante mucho tiempo en este arte, me parece de titanes seguir escribiéndola en la madurez artística de una persona.
Yo en mi caso lo dejé porque me suponía un desgaste emocional tremendo, la poesía suponía en mi caso, y creo que en la mayoría de los casos, exprimir al máximo los sentimientos, de alegría, de rapto de belleza, de tristeza, soledad, melancolía…
Llegar a tan altas cotas no sólo supone un gran desgaste, sino también un fuerte vaivén, es difícil no caer después de una gran euforia, un sube y baja que pueden asumir sólo personas muy valientes.
Ser poeta, o poetisa, siempre fue un trabajo de titanes. Tanto para los poetas clásicos que componían cientos de versos con rimas entre ellos,
Amar por ver amar envidia ha sido,y primero que amar estar celosaes invención de amor maravillosay que por imposible se ha tenido.De los celos mi amor ha procedidopor pesarme que, siendo más hermosano fuese en ser amada tan dichosaque hubiere lo que envidio merecido.Estoy, sin ocasión, desconfiada,celosa sin amor, aunque, sintiendo,debo de amar, pues quiero ser amada.Ni me dejo forzar, ni me defiendo;darme quiero a entender sin decir nada:entiéndame quien puede; yo me entiendo.El perro del hortelano. Lope de Vega
Como los poetas que tratan de extraer todo el jugo a la vida.
Ser poeta casi siempre supuso –y supone- mucho esfuerzo para conseguir poca recompensa. Muy pocos son los que logran vivir con alguna holgura practicando esta profesión y tampoco son muchos los que alcanzan algo de reconocimiento por su labor. Es por eso que en el día de la poesía quería rendir un homenaje a los valientes que se dedican a ella, esa mucha caprichosa, esquiva y muy poco generosa.
En cuanto a mí, deje pronto esa montaña rusa emocional para dedicarme a navegar en aguas más tranquilas empezando a escribir cuentos, después intenté escribir novelas pero, hace poco me sinceré conmigo mismo y ví que no tengo la paciencia ni la constancia, así que al final he acabado en escritor de artículos y entrevistas, que es lo que realmente me encanta hacer.
¿Y por qué lo hago? Sin duda no por el beneficio económico ni profesional que me supone. Yo lo único que pretendo, yo lo que realmente quiero es abrir semilla en el corazón del sueño, sé que nadie puede hacerlo, lo sé, pero aún así yo lo intento, aún así yo lo intento.
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