Fotografía: elkanka.com
Coincidí con Juan Gómez Canca en el verano de 2014, en una emisora de radio. Acudía en calidad de «amigo de», pero ya era El Kanka, y sus canciones ya llamaban la atención en el género del cantautor. El 1 de febrero va a tocar para más de 10.000 personas en el el WiZink Center de Madrid.
Más conocido en el mundo mainstream gracias a unas covers que le hizo Amaia Romero (Operación Triunfo) al piano y la guitarra, nos cuenta que las primeras covers que hizo él fueron a golpe de tecladillo Casio entonando canciones como Bola de Dragón. De niño aquello parecía magia.
Nos confiesa que es admirador y practica el psicoanálisis de Freud y que no le importaría haber sido cocinero si no amara tanto su profesión actual. Ante el cómo referirme a él cuando le llamo: «Para echarme la bronca, mejor Juan, sino no es serio».
Por matar un gato me llamaron matón
Por soñar despierto me dijeron loco
Y por no escuchar lo que decían
Me llamaron sordoPor matar a un gato. El Kanka.
Cuando escribes una canción, ¿de dónde suele partir la inspiración?
Como escuchador y consumidor de canciones empecé a fijarme mucho antes en las letras que en la música. Curiosamente luego he estudiado mucho y no tanto las letras, a pesar de ser lector aficionado.
Rara vez empiezo una canción si no tengo ya la idea de la letra. El concepto y cómo lo voy a decir. A veces se me olvida incluso que funciono así pero normalmente pienso: «¿Qué es lo que me está rallando?». Esa es la pregunta. Y luego, «¿Cómo lo podría convertir en canción?».
Tu compañero de profesión y amigo, El niño de la hipoteca me decía en una entrevista que “Aunque el cantautor suele hacer melodía y letra a la par, él a veces arranca de unas frases porque la música está al servicio de la letra y viceversa”. ¿Te pasa lo mismo?
Estoy convencido de que él tiene un sistema totalmente distinto al mío. Pero es verdad que en mi casa lo voy haciendo todo a la vez precisamente por eso, para que las dos cosas se complementen.
Amaia canta «Lo mal que estoy y lo poco que me quejo»
Amaia de OT, toca un par de canciones tuyas y de repente las nuevas generaciones te descubren ¿Qué opinas de estas nuevas plataformas para descubrir a la gente?
En general, yo con ese tipo de formatos «sospecho» un poco (risas). Sobre que lo importante ahí sea la música. Y es una mera sospecha ¿eh?
Después pasan cosas como la de Amaia que me parece una niña con mucho talento. Nadie puede dudar eso. Te puede gustar más o menos tocando sus propias canciones pero desde luego no dejan a nadie indiferente. Hay quien las ama y a quien no le gustan nada.
«de estas dos ediciones, lo que ha sacado Natalia (Lacunza) me gusta mucho»
Pero a mí me parece que el talento de esta niña es indiscutible y creo que tiene muy claro por dónde quiere llevar su carrera. Ella decidió meterse en este tipo de formato, yo no lo hubiera hecho nunca, pero también porque en general no me atrae, nunca he sido consumidor.
Hay una cosa que ha cambiado. Antes estaban mucho más asociados a la música mainstream, la cual cada vez consumo menos, aunque haya cosas que me gustan.
Pero es verdad que de estas dos ediciones a mí por ejemplo lo que ha sacado Natalia (Lacunza) me gusta mucho. Soy abierto, si en un programa de este tipo se cuela alguien con talento y eso le ayuda a aprender más y empezar una carrera, bienvenido sea.
En ese sentido hay que agradecerle al programa que de visibilidad, aunque en otras cosas no esté tan de acuerdo.
De estar acostumbrado a salas pequeñas, ahora das el salto espacios como el Palacio de los Deportes. ¿Se tiene uno que adaptar para tocar el espacios tan grandes?
¿Sabes lo que pasa? Que aunque parezca que no, yo soy bastante tímido. Parece que no, pero te prometo que sí.
De niño era tímido patológico y ahora soy un tímido normal. Un tímido que no lo parece. Por eso las primeras veces que tuve que cantar lo hacía por amor a la música pero no me interesaba mucho el concepto de que la gente me viera, porque me daba mucha vergüenza.
Y esto me sigue pasando cuando salgo de mi zona de confort y tengo que tocar en espacios tan grandes. Me sigue pasando por ejemplo en el Viña Rock, me sigue impresionando. Hay una responsabilidad ahí, porque te está viendo mucha gente.
«quiero corresponder a ese salto cuantitativo con un salto cualitativo»
Una vez pasado ese muro intento mantener el rollo que llevaba cuando hacía teterías o bares, cuando tocaba para 20 personas. Y creo además que lo consigo. Intento ser fiel a esos inicios donde trataba de convencer a 20 personas que a lo mejor no habían escuchado ninguna de mis canciones.
Pero bueno, tampoco soy gilipollas (risas). Ahora, por ejemplo, que estamos haciendo una gira de aforos grandes, quiero corresponder a ese salto cuantitativo con un salto cualitativo también.
Hemos introducido un músico nuevo en la banda para esta gira. Un técnico de luces, que nunca habíamos llevado y es muy importante. Eso sería absurdo proponerlo en un bar para 50 personas. Pero la actitud y el rollo sí me interesa que siga siendo con esa cercanía.
¿Eres consciente de que todo el que es seguidor tuyo ha cantado alguna vez el “lo mal que estoy y lo poco que me quejo”?
Fíjate que esa es un frase que es muy de abuela andaluza. Mi abuela lo decía: «hay que malita que estoy y lo poco que me quejo». Es un clásico. Pero para mí imagínate hasta que punto esa frase ha tomado otro sentido ahora.
Es una frase que con cero pretensiones la cogí del imaginario popular y es una canción que funciona. Pero para mí ahora más el título y el estribillo de mi canción que lo que decía mi abuela.
Es una frase que si tú me la dice me lleva a ese momento en el que se me ocurrió. Me acuerdo perfectamente de esa tarde en Barcelona. Y no la he abandonado en los directos desde entonces porque aunque sea una pamplina (risas) es muy divertida y la gente le tiene mucho cariño.
Canciones como “Por tu olor” ¿son necesarios hoy en día que nos preocupa tanto lo que mostramos al exterior?
Supongo que sí. Cuando escribo me cuesta mucho trabajo pensar en su va a ser importante. No me gustaría caer en esa especie de paternalismo o algo panfletario.
Normalmente no pretendo dar mensajes, sino simplemente expresar una cosa que siento. Esta canción surgió de alguna tontería con mi pareja de entonces y lo desarrollé hacia ese lado. Con el mensaje «antipostureo» que seguramente sea necesario.
Pero sí que creo que es un mensaje muy actual y que cualquier persona maneja esas diatribas: aparentar, disfrazarse… Quería romper una lanza porque creo que es un mensaje bonito y si luego alguna persona que a lo mejor está atrapada en eso reflexiona con mi canción o empatiza, pues mucho mejor.
He leído por ahí que si no fueras cantante serías cocinero o psicoanalista…
¿Qué cosa más loca verdad? Antes siempre decía cocinero y ahora lo sigo manteniendo. Soy cocinitas. Me gusta mucho comer… Considero que la comida es uno de los grandes placeres de la vida.
«El psicoanálisis me ha llegado mas tardíamente. Voy a terapia, me cuido la mente. Creo que es una cosa importantísima»
La cocina es prácticamente un arte, hay gente que hace maravillas. Y en España concretamente hay toda una cultura alrededor de la comida. Hay mucha tradición gastronómica y el acto social que significa una comida es muy importante.
Incluso con mi hermana me acuerdo que teníamos siempre la costumbre de esperarnos. Aunque uno se retrase. A mi me relaja mucho cocinar, con música, soy feliz.
El psicoanálisis me ha llegado mas tardíamente. Viene de Freud y yo la practico, voy a terapia, me cuido la mente. Creo que es una cosa importantísima que está un poco denostada.
Parece que últimamente la gente se anima más pero hace unos años se veía que era de locos ir al psicólogo. Y yo pensaba «qué tontería si vamos a un entrenador personal y la mente la dejamos ahí libre como si ahí no hubiera problema».
Por eso me interesa mucho. Tengo una pareja que es psicoanalista, se un poco del tema. Decidí probar y creo que me va bien. Es un tipo de terapia muy interesante, muy rica y compleja. Creo que soy muy analítico y no se me daría mal del todo.
Pero realmente es muy difícil y para eso tendría que dedicar mi vida y yo ya tengo una profesión muy bonita en la que he trabajado para poder vivir dignamente. Estoy enamorado de mi profesión.
¿Y el primer recuerdo relacionado con la música?
Sí, fíjate que tontería. Yo tenía el típico teclado Casio. En mi núcleo familiar no han sido bendecidos con el instinto musical y mis padres flipaban con que me pusiera a tontear con el teclado y sacara canciones de Bola de Dragón o alguna cosa de estas que me gustasen.
Ellos no podían entender cómo un niño le daba a unos botones y salía una cosa que tenía sentido. Era como magia. Y tengo ese recuerdo de pensar: «parece que hago algo que es curioso y se me da bien».
Es muy difícil versionar tus canciones, sobretodo acompañándote de otro instrumento porque cambias las métricas. ¿Por qué esas estructuras?
Con el teclado estuve haciendo el tonto muchos años. Luego estudié un poco de piano de lo cual por desgracia ya no me acuerdo de prácticamente nada.
Y después llegó un tío por la Junta de Andalucía y se puso a dar clases en mi barrio de guitarra. Me compré, literalmente, la guitarra más barata que había en la tienda y me atrapó por completo.
Buscaba los acordes por Internet de las canciones que me gustaban o rebobinaba todo el rato para sacar el acorde. De una manera enfermiza.
Al principio empecé con el monoritmo, con el que empezamos todos. Pero fui interesándome y me he manejado mucho con la guitarra sola cantando canciones de grupos como Extremoduro. A base de intentar que se pareciera lo más posible, eso me ha dado cierta versatilidad que luego me ha venido muy bien.
Tengo una paleta de colores un poco más amplia. Para un autor, para alguien que quiere decir cosas, si tiene más recursos es como alguien que maneja más vocabulario.
Nos gusta que nuestros entrevistados nos recomienden otros talentos que a lo mejor no hayan tenido la plataforma para visibilidad…
Un par de poetas que son admiradores míos y yo de ellos. Tito Muñoz, que es un tío muy curioso, porque trabajó mucho tiempo en publicidad y es un gran poeta. Ha escrito algunas canciones con gente como Javier Ruibal o Serrat.
Mi poeta preferido de ahora es Karmelo C. Iribarren (@KCIribarren), que creo que sí que es bastante conocido pero como siempre el mundo de la poesía es menos popular no sobra decirlo.
Y luego cantautores que es lo que más controlo, el Jose de Granada, con el que tengo yo una canción a medias muy chula. Mundo Chillón que es uno de mis cantautores preferidos del mundo, Alberto Alcalá, un malagueño que hace una fusión de flamenco maravillosa.
Rocío Ramos, Road Ramos que es como ella se hace llamar. Ha tenido una carrera un poco irregular pero ella produjo mi primer disco. Teniendo ella 23 años y hace unos temazos demenciales. Para mí es el genio renacentista.
¿Más de cultura y menos de qué?
Menos de fronteras.
Para escucharle en directo, sin ninguna frontera de por medio, el calendario de fechas y lugares de su gira es variado, empezando por el 13 de septiembre en Sevilla y culminando el 1 de febrero en Madrid. Puedes consultar todas las fechas aquí.
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