Pepe Leo, Víctor Fernández y César García podrían aparecer cualquier tarde mientras usted está tranquilamente tomando una caña en la terraza de un bar. Les reconocerá fácilmente porque llegarán ataviados con sus propios instrumentos caseros (véase, por ejemplo, una batería construida con cubos de basura) y llenarán de buenrollismo la calle. Ellos son Los Cuerdos de Atar. Tres jóvenes entusiastas de la música que con su peculiar discografía han llegado hasta la televisión (Got Talent – Telecinco) o la radio (Cadena Ser). Charlamos con uno de los integrantes, Pepe Leo, que nos cuenta qué se esconde detrás de esta divertida apuesta musical.
¿Qué hay detrás de Los Cuerdos de Atar?
Somos un grupo de humor. Música y teatro de humor. Nos dedicamos a tocar por las plazas, calles y terrazas. Aunque también tenemos nuestro show de escenario pero nos gusta mucho el estilo de ir a nuestra bola y tocar en la calle. También hacemos nuestros instrumentos con cosas divertidas. Unas palas, un cubo de basura…
Tenéis una estética muy marcada. ¿Cuándo se gestó? ¿Estaba desde el principio?
Todo lo que es el tema de la estética y el show ha ido evolucionando poco a poco. Al principio teníamos instrumentos más arcaicos. Luego los hemos ido mejorando, repensando y cambiando piezas. Pero empezó todo como una diversión.
¿Las letras las hacéis entre todos?
La mayoría de las canciones las he compuesto yo. Pero al cantarlas, ellos me comentan sus impresiones y las cambiamos entre todos. Cada uno aporta lo que más controla.
Últimamente hay contenido con la política…
Sí, aunque no nos solemos meter mucho en temas políticos y si lo hacemos siempre es desde el humor. Sin meternos en ningún partido político. Por ejemplo, la canción que es una especie de Cara al Sol decimos que es una canción anarco-fascista-comunista. la historia es que somos 3 amigos y cada uno es extremista de una ideología y al juntarnos hemos creado una canción.
¿Y si alguien no le sienta bien? ¿Habéis tenido algún momento de estos?
La verdad es que a la mayoría les suele encantar. Suele ser un momento mágico que aparezcamos. Pero siempre está el típico vecino que a lo mejor le pillas en la siesta o alguien que ya ha tocado antes otro músico y le ha molestado… quien ni siquiera te escucha y ya antes de oírte te juzga… pero es verdad que suelen ser una minoría.
Lo que pasa que los que saltan son los que se hacen de notar, porque lo negativo se nota mucho más. Pero son minoría. Solemos tener encontronazos constantemente pero son minoría. Luego hay muchos que aportan al show, que nos preguntan cómo seguirnos.
Nosotros intentamos escoger siempre horarios dentro de la normalidad para molestar lo menos posible pero a veces es imposible, como todo.
Para dedicarse a esto hace falta mucha motivación ¿Es complicado vivir de esto?
Sí, y más nosotros que somos una banda emergente y somos jóvenes. Tenemos que tener una resistencia a la frustración tremenda.
Hay días que sale muy mal, que viene la policía, nos multa… a lo mejor todo lo que hemos ganado ese mes se va en multas… luego se nos estropea la furgoneta… que nos ha pasado ahora. Pero bueno, también es como una especie de aventura y al final tiene cosas buenas y cosas malas. Si todo fuera bueno no sería tan emocionante. Pero para vivir de ello tienes que darle muchísima caña y no parar. A veces tocamos todas las tardes.
¿Tenéis otros proyectos?
Cada uno tenemos nuestros estudios. Yo, por ejemplo, soy profesor de primaria. No ejerzo pero tengo la carrera. César es musicólogo y Víctor a veces trabaja de socorrista. Cada uno tenemos nuestra vida pero, en cuanto a la música, es todo para la banda.
¿Y los planes futuros?
Nuestro principal objetivo ahora es promocionarnos. Este verano teníamos un montón de conciertos que nos había costado mucho conseguir, habíamos estado luchando por ellos… pero nuestro objetivo es ese, tener conciertos de mayor nivel para que al final podamos pasarlo mejor.
En un escenario tenemos más posibilidades. Todo el show que tenemos ahora tiene que ser portátil, en cambio para un escenario tenemos unas ideas muy locas que nos molaría poder realizar en un futuro, la verdad.
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