No sé desde dónde estás leyendo este artículo. Yo sí que te puedo decir dónde estaba sentada mientras estaba escribiéndolo. Estaba sentada en una silla, una silla de oficina. Sin otra historia que la que hemos vivido en la redacción de Más de Cultura, pero no… no tiene nombre propio.

Y es que existe mobiliario que está en el paseo de la fama de la decoración. Sillas que se han hecho famosas a lo largo del tiempo, gracias a esos diseñadores, arquitectos o artistas que han dado su particular visión de una silla. Sillas intemporales, que han traspasado fronteras y estilos. Sillas con nombre propio.

Comenzamos por uno de los grandes del mundo del diseño, y probablemente una de mis favoritas. La silla Barcelona de Mies van de Rohe fue creada en 1929 y es un icono modernista y con el espíritu del arquitecto en su forma. Inicialmente fue pensada para realizarse en acero cromado en su estructura y cojines de cuero de piel de cerdo, pero posteriormente se modificaron estos materiales para poder ser producida en masa. La silla Barcelona dota de elegancia y modernidad al entorno que decora.

Seguimos con la Silla nº 14 o silla Thonet, diseñada en 1859 por Michael Thonet. ¿Por qué fue importante esta silla? Por conseguir curvar la madera con vapor a la hora de realizar su respaldo. Los profesionales del diseño la han elegido en multitud de ocasiones como la mejor silla diseñada, convirtiéndose en un clásico del diseño. Seis piezas, diez tornillos y dos tuercas son los elementos de esta silla que ha conseguido vender millones de ellas a lo largo de los años.

 

Si tuviera que elegir una pareja de la historia, es posible que escogiera al matrimonio Eames. Sus diseños son ya historia universal y clásicos del siglo XX, como la silla RAR Eames, una silla-mecedora que se ha convertido en un básico para los amantes de la decoración. Como curiosidad, la estructura de las patas está inspirada en la Torre Eiffel un detalle con el que este matrimonio combinaba dos de sus pasiones, la decoración y la arquitectura.

Arne Jacobsen fue el encargado de crear la silla Hormiga en 1951. Todo partió de un encargo para el ayuntamiento de una localidad danesa, tras esto, pasaron a formar parte de una cadena de cafeterías. Esta silla con nombre propio tiene como características que son fáciles de transportar, estables y que permitían mover los pies debajo de ellas. Ah, y Jacobsen también fue el mismo diseñador de la silla Huevo.

Obviamente son muchas las sillas con nombre que se quedan pendiente, y a una amante del diseño como yo le es muy difícil seleccionar sólo estas… pero por alguna había que empezar. ¿Cuántas casas habrán decorado estas sillas hasta convertirse en objetos de culto?