No es que tenga el olfato súmate desarrollado, pero sí que es cierto que hay olores que me ponen alerta. En concreto hay uno que produce que pierda los nervios y quiera llevarme a casa todos los productos de su establecimiento. Eso es exactamente lo que ocurre cuando paso cerca de una tienda Lush.
Lush es una marca dedicada a la cosmética fundada en Poole (Inglaterra) en 1995 y 22 años después, Lush cuenta con más de 900 tiendas por todo el mundo y se ha convertido en la favorita de muchas personas. Yo entre ellas.
Pero, ¿cómo ha conseguido dar este salto? Lush es sinónimo de calidad, pero también de compromiso. El catálogo de Lush ofrece cosmética fresca y hecha a mano, pero no sólo eso, sino que sus productos no están testados en animales, y son creados con ingredientes 100% vegetarianos.
Además, desde Lush siguen una filosofía comprometida con el medio ambiente, la protección de los animales y la defensa de los derechos humanos. Por ello, esta empresa lucha por estas causas y anima a sus clientes a participar también del cambio a través de la compra de una crema corporal y de manos (llamada Charity Pot), cuya recaudación se destina al apoyo de proyectos asociativos.
Pero además de esta crema, en Lush podemos encontrar cualquier tipo de producto para mimarnos de la cabeza a los pies. Literal. Desde bombas de baño para cuando queremos relajarnos en la bañera, exfoliantes para nuestro rostro, barritas de masaje para momentos románticos, tratamientos para cualquier tipo de pelo, incluso enjuagues bucales. Todo ello siendo comprometidos con la sociedad.
Porque Lush no sólo vende cosmética, vende una manera de entender y relacionarse en la sociedad. Y es que Lush no necesita gastar partidas presupuestarias en anuncios en la televisión, porque esta marca trabaja la comunicación de otra manera. Lush tiene a sus clientes que cuentan sus experiencias, y gracias al boca-oreja, van haciendo crecer la comunidad de esta marca.
Y es que Lush es un ejemplo de cómo la calidad y el compromiso no está reñido con el buen hacer comercial.
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