“Creo que lo que obtienes con los premios es solo favoritismo. Excepto si te premian en atletismo, donde un tipo gana porque es el mejor. Entonces está bien. Gané de esos cuando era joven, y esos premios eran agradables porque sabía que los merecía”. (Woody Allen)
No le falta razón a Allen. Los Oscar, que se entregan este domingo en el Dolby Theatre de Los Ángeles, no está ligados al talento, sino a poderosas campañas de marketing y publicidad. A nadie le extraña ya que en la gala de unos premios cada año más en decadencia, y con cada vez menos influencia, las favoritas sean propiedad de Disney y Netlix.
Woody Allen ha pasado siempre de ir a recoger su Oscar, pero no es un caso único en la larga historia de los premios de la Academia de Hollywood. En MDC recordamos los más famosos:
Alice Brady: no os sonará de nada porque es una actriz de tiempos remotos, pero para eso estamos. Brady ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto (no una estatuilla, sino una la placa porque a los actores secundarios no se les entregó la famosa estatuilla hasta 1944) por su trabajo en En el viejo Chicago en la entrega de los premios de 1937. Aquel año Brady no estaba en la gala, pero un tipo se levantó de su silla, subió al escenario y acepó encantado la placa en su nombre. Era un impostor y robó la placa. Nunca cazaron al ladrón ni recuperaron el premio, pero la Academia le dio a la pobre Brady otra en sustitución. Y no es la única vez que desaparece un Oscar: es 2000, 55 estatuillas desaparecieron de un muelle de carga de Los Ángeles y fueron recuperadas gracias a un hombre que las encontró en un vertedero de Los Ángeles. Dos desaparecieron.
Katharine Hepburn: reina de los Oscar, sigue teniendo el récord de premios para un intérprete: cuatro Oscar ganados gracias a Gloria de un día, Adivina quién viene esta noche, El león en invierno y En el estaque dorado. En total doce nominaciones. Ni Meryl Streep, con tres, le ha hecho sombra. Streep sí le ha ganado en nominaciones: tiene nada menos que 21. Y eso no lo va a superar nade jamás.
Hepburn no fue amiga de sentarse ante el resto de nominadas, pero sí acudió a los Oscar de 1974, cuando presentó el premio honorifico Irving G. Thalberg para Lawrence Weingarten, productor de La gata sobre del tejado de zinc y con el que Hepburn trabajó en La costilla de Adán y La impetuosa.
Paul Newman: fue nominado por primera vez al Oscar precisamente por La gata sobre del tejado de zinc, y lo fue seis veces más sin lograr nunca el premio. Finalmente lo ganó por El color del dinero en 1987, pero no estuvo en la gala. Sobre su ausencia, Newman dijo: “Es como perseguir a una mujer hermosa durante ochenta años. Al final ella se rinde y tú le dices: Lo siento muchísimo, estoy cansado”. Newman, además, tiene otros dos Oscar honoríficos: el dedicado a todas su carrera y el premio especial por su labor humanitaria.
Elizabeth Taylor: la que hizo de gata sobre el tejado de zinc fue cinco veces nominada y ganó dos Oscar. En la ceremonia de 1967, Richard Burton, entonces marido de Taylor, estaba nominado con ella por la ¿Quién teme a Virginia Woolf?, pero estaba tan harto de perder en los Oscar (cuatro veces hasta ese momento) que convenció a la actriz para que no acudiera a los premios, para que se quedase en casa con él. Taylor ganó el Oscar a la Mejor actriz, premio que aceptó en su nombre Anne Bancroft. Burton llegó a estar siete veces nominado al Oscar y jamás lo gano.
Peter O’Toole: compañero de borracheras de Richard Burton, O’ Toole fue la primera persona que rechazó el Oscar honorífico. Fue en 2003. Durante 44 años, O’ Toole había sido nominado 8 veces y nunca lo ganó. En una carta dirigida a la Academia, el actor inglés escribió: “Sigo estando en el juego y todavía podría ganar descaradamente al adorable cabrón. ¿Podría la Academia aplazar ese honor hasta que tenga 80 años?”. Pero el presidente de la Academia le recordó que Paul Newman y Henry Fonda ganaron el premio después de recibir el Oscar honorario y O’ Toole acabó cediendo y aceptó el premio. No ganó después de esta gala, pero sí fue nominado. Fue por Venus, en 2007.
George C. Scott: cuatro veces nominado al Oscar, avisó elegantemente a la Academia que no iría a la gala. Acabó ganando el premio por su gran trabajo en Patton. Sobre los Oscar dijo que eran “un desfile de mercancía de dos horas de duración”. Qué tiempos aquellos, hoy los Oscar duran cuatro.
Marlon Brando: el rechazo más famoso de la historia de los Oscar. Sacheen Littlefeather, nacida Marie Louise Cruz, se puso en contacto con Brando (ocho veces nominado al Oscar y que ya lo había ganado por La ley del silencio) a través Francis Ford Coppola, que era su vecino. Por medicación del director de El padrino, Sacheen le escribió una carta a Brando preguntándole si seguía interesado en la lucha de los nativos americanos. Un año después, el actor, que había sido activista con el Movimiento Indígena Americano (AIM), la llamó a la emisora de radio donde trabajaba. En 1973 Brando fue nominado a Mejor Actor por El padrino y su Oscar estaba cantado. Sabiéndose ganador, decidió boicotear los 45 Premios Oscar, que se presentaron el 27 de marzo de 1973 en el Dorothy Chandler Pavilion, y así denunciar cómo estaban representados en las películas de Hollywood los nativos americanos. Sacheen hizo historia y fue recibida entre abucheos.
Woody Allen: nunca ha aceptado un Oscar y ha sido nominado 24 veces. Allen siempre ha rechazado los Oscar (“El concepto mismo de los premios es una tontería. No puedo acatar el juicio de otras personas, porque si lo aceptas cuando dicen que mereces un premio, entonces tienes que hacer lo propio cuando dicen que no lo mereces”), pero hizo una sorprendente excepción acudiendo a la ceremonia en 2002 para honrar a su ciudad, Nueva York, después de los ataques del 11-S.
Recientemente, a una pregunta La Vanguardia sobre su repetido rechazo a los Oscar, respondió: “El cine no se ha hecho para competir con otros, no es un deporte”.
Stanley Kubrick: el famoso director, trece veces nominado a los Oscar, nunca fue a una ceremonia. Para él la mejor publicidad, y de publicidad Kubrick sabía un rato, era la ausencia, el misterio, eludir la exposición pública. Evitaba hasta las entrevistas.
Kubrick ganó el Oscar por los efectos especiales en 2001: Una odisea del espacio. Lo aceptaron en su nombre Diahann Carroll y Burt Lancaster, que bromearon diciendo que Kubrick estaba en Marte explorando nuevas localizaciones para la secuela de 2001.
Terrence Malick: a pesar de firmar un acuerdo de confidencialidad antes del rodaje, dos productores de La delgada línea roja revelaron detalles sobre el trabajo de Malick en Vanity Fair. Al saber que los productores que lo traicionaron iban a asistir a la gala de los Oscar de 1999, Malick se quedó en casa viendo cómo su película no se llevaba ni un solo premio de los siete a los que optaba. Malick tampoco se presentó a la gala de 2012, en la que fue nominado por El árbol de la vida.
Eminem: el rapero estaba durmiendo cuando su canción, Lose Yourself, ganó el Oscar a la Mejor canción original. Ocurrió en 2003 y fue Luis Resto, su coautor, quien aceptó el Oscar. En una entrevista, Eminem confesó que pasó de la ceremonia porque pensó que no tenía posibilidades ante Bono, el cantante de U2, que estaba nominado por la canción The Hands That Built America, de Gangs of New York.
Banksy: El famoso grafitero valora su anonimato más que Kubrick. En 2011 su ópera prima Exit Through the Gift Shop fue nominada con el Oscar al Mejor documental, pero Banksy dijo que iría a la gala con una condición: asistiría a la ceremonia con una máscara. La organización se negó. Bruce Davis, ejecutivo de la Academia, dijo al respecto: “Si la película ganase, lo que podría ocurrir sería divertido pero al mismo tiempo inquietante. Imagínense que suben cinco tíos con máscaras de monos al escenario y todos ellos dicen: “Yo soy Bansky”. ¿¡A quién demonios se lo daríamos!?”.
Deja tu comentario