Regresan los Oscar, los premios de la industria de cine más poderosa del planeta desde hace más de un siglo. La película más nominada, con once candidaturas, ha sido Joker. El resto de favoritas (El irlandés, 1917 y Érase una vez… en Hollywood) se han llevado 10 nominaciones cada una. El director de Joker, Todd Phillips, se enfrentará a directores que han ganado el Oscar, como Sam Mendes y Martin Scorsese, y a los que no lo han ganado, como Quentin Tarantino (tiene dos pero como guionista) y Bong Joon Ho (Parásitos).

Nada nuevo en las nominaciones (repiten el absurdo de nominar a nueve películas, lo que hace devaluar los premios) y la mayoría esperado. Los agentes de prensa, relaciones públicas y publicidad y los responsables de los grandes estudios, conglomerados o plataformas han hecho bien su trabajo, que para eso cobran una pasta y manejan el obsceno dineral con el que una compañía pequeña no soñaría en su vida. Eso sí, lo más alucinante de estas nominaciones sigue siendo que la industria del cine se haya entregado nuevamente a la televisión. Porque Roma y El irlandés están hechas para la televisión.

Las favoritas:

1917

Las imágenes del sofisticado rodaje de esta gran producción están haciendo furor en las redes sociales. Rodada mediante complicados planos secuencia (se ha vendido como un único plano secuencia y no lo es), el film de Sam Mendes es un portento visual y su rodaje un hito. Pero la película, rodada en Inglaterra y no en Francia, donde sucedieron los hechos, tiene un guión (nominado al Oscar, algo vergonzoso) muy endeble, malo. Nula construcción de personajes, una trama demasiado simplona y ninguna reflexión sobre el demencial periodo histórico. La película recuerda a Salvar a soldado Ryan de Spielberg, y de hecho la produce DeamWorks, compañía fundada por Spielberg, descubridor de Sam Mendes. La crítica, por supuesto, le ha hecho la ola y ha visto en ella una nueva obra maestra del cine.

A favor: fue la sorprendente ganadora de los Globos de Oro (superando a El irlandés, a Érase una vez… en Hollywood y a Joker) y ha sido ampliamente nominada en los BAFTA, premios británicos.

En contra: poca cosa, es una película ideal para la Academia de Hollywood y se ha estrenado en fechas perfectas para que sus magníficas críticas y nominaciones en otros premios influyan en los Oscar.

JOKER

Una de las mejores películas del año y perteneciente a uno de los grandes estudios de Hollywood: Warner. Seguramente por eso la película no es todo lo bestia y valiente que debería y tiene ese pegote final tan innecesario. Más bien dos finales. Aun así, estamos ante una buena película rodada por Todd Philips, un tipo que ha demostrado que el buen cine está en todas partes: en esta película o en su popular comedia Resacón en Las Vegas. Por cierto: es el cineasta que ha logrado que por primera vez una película basada en un tebeo de superhéroes se lleve el León de Oro en Venecia. Philips ha roto más tabús de lo que parece.

También es curioso que la película haya sido nominada al Oscar al Mejor Guion Adaptado, cuando es verdad que parte de un personaje ya creado (por Bob Kane, Bill Finger y Jerry Robinson), pero su guión es casi enteramente original, novedoso. Aquí la Academia cumple bien unas normas, pero se les ve algo rígidos ante algo que nada tiene que ver con la adaptación de una novela o el remake de un guión ya rodado.

A favor: el trabajo de Joaquin Phoenix es demoledor, indiscutible. El Oscar es suyo. No tienen nada que hacer sus contrincantes: Antonio Banderas (Dolor y gloria), Leonardo DiCaprio (Érase una vez en… Hollywood), Adam Driver (Historia de un matrimonio) y Jonathan Pryce (Los dos papas).

En contra: los rivales de esta película son muy potentes, pero quién sabe.

Joker nominada para los Oscar

El Irlandés

Como ya comentamos en MDC, es uno de los tocomochos de año, una película aburrida hasta la desesperación, larga, farragosa y espantosamente editada, con esos horribles “efectos de rejuvenecimiento” en los que Netflix se ha gastado una fortuna y te sacan de la película. Es alucinante que estos efectos nada especiales y más bien cutres hayan sido nominados al Oscar y compitan con Avengers: Endgame, El rey león, 1917 y la nueva de Star Wars.

Todo lo que cuenta El irlandés, cuyo plomizo guión ha sido nominado de forma bastante injusta, ya se ha contado y mejor. Lo ha hecho hasta el propio Martin Scorsese, hoy en total decadencia. Si alguien en esta función merece un premio al Mejor Secundario es Al Pacino, pero suponemos que se lo llevará Brad Pitt por una película, la de Tarantino, en la que también brilla Pacino. Los dos compiten con Tom Hanks (inevitable lo de este señor en estos premios), Anthony Hopkins (excelente en Los dos papas) y Joe Pesci (perdido y sin personaje en El irlandés).

A favor: el respaldo unánime de la crítica a esta absoluta filfa.

En contra: como se demostró en los Globos de Oro, Netflix no es bienvenido en el actual tinglado del la industria del cine.

El Irlandés nominada en los Oscar 2020

Érase una vez… En Hollywood

Otra a la que la crítica le hizo la ola, otra a la que le sobra metraje por todas partes, otra película de guión flojo y previsible y tremendamente sobrevalorada. Y otro director estrella (Tarantino es una marca de moda más que un cineasta) que se repite, porque lo del lanzallamas al final de esta película ustedes me dirán… Espantoso. En fin: una película con dos buenos personajes y una producción sobresaliente pero cuyo guión tiene muy poco fuste y llega a ser hasta bochornoso, muy infantil.

A favor: Mejor película, Guión (“de comedia”, atención) y Actor secundario (Brad Pitt) en los Globos de Oro.

En contra: Tarantino es puro stablishment, pero no tanto como para ganar los premios gordos (director y película). Ha sido nominado cuatro veces al Oscar, lo ha ganado dos y las dos veces como guionista (Django desencadenado y Pulp Fiction), nunca como director.

Érase una vez en... Hollywood nominada en los Oscar 2020

Historia de un matrimonio

Ejemplo de los tiempos de futilidad que vivimos es que una tv movie como esta llegue a la final, a las nominaciones de los grandes premios del año. No es una mala película, pero tampoco es una joya de cine como se ha vendido. Ni de lejos. Y encima ya está hecha, porque esta película es Kramer contra Kramer con otros actores y encima mas larga, porque ahora para que las películas sean importantes tienen que ser interminables. Es “lo que da calidad a la película”, que diría Ángel Sanchidrián en Sinopsis de cine.

A favor: no mucho, aunque de seis nominaciones en los Globos de Oro, Laura Dern dio una alegría a la película. Puede volver a repetirse ese premio, pero poco más. Por cierto: que una actriz normalita como Scarlett Johansson haya sido nominada no solo por esta película, sino por Jojo Rabbit como mejor actriz secundaria dice mucho de los tiempos que corren. Con Dern y Johansson compiten Kathy Bates (por Richard Jewell, último Eastwood olvidado en los premios), Florence Pugh (Mujercitas) y Margot Robbie (El escándalo).

Johansson no debería quitarle el premio a la que se lo merece: Renée Zellweger, estupenda en Judy. Con ellas compiten Cynthia Erivo (Harriet), Saoirse Ronan (Mujercitas) y Charlize Theron (El escándalo).

En contra: otra vez Netflix y sus pocos amigos en el viejo modelo de negocio.

Parásitos

La de Bong Joon-ho es otra película de excesivo metraje. Tiene muy buenas ideas, pero no parece acabar nunca. Aun así, la ganadora de la Palma de Oro en Cannes es, sin duda, una interesante película y se va a llevar claramente el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Nada tienen que hacer ante ella Dolor y gloria, Los Miserables (Francia), Honeyland (Macedonia del Norte) y Corpus Christi (Polonia).

A favor: el Oscar al la Mejor película extranjera lo tiene asegurado.

En contra: no estamos ante un nuevo Roma, esa “obra maestra” de la que hoy nadie se acuerda ni volvería a ve ni drogado y atado.

Las otras:

Le Mans´66 merecía más, Judy se conformará con un Oscar y muy importante (no merece más) y Rocketman es mejor que Bohemian Rhapsody (tv movie con cuatro Oscar). Taron Egerton merecía estar nominado al mejor actor.

Veremos qué sucede en el Teatro Dolby de Los Ángeles el 9 de febrero, cuando se entreguen los Oscar en su 92 edición.