Muchas veces vemos un anuncio por la calle y lo interiorizamos tanto que parece como si siempre hubiera estado ahí. ¿No os ha pasado? La publicidad forma parte de nuestra vida cotidiana y refleja de una forma más o menos verosímil nuestro estilo de vida. Una buena herramienta para conocer qué consumíamos, nuestras costumbres, qué tipo de sociedad éramos y qué nos divertía en el siglo pasado son los carteles publicitarios.
Existen marcas de entonces que todavía perduran en la actualidad, como la famosa Roca, cuya renovación del logotipo corrió a cargo de Pepe Gimeno. Y es que un diseño tan icónico era difícil que no siguiera hasta nuestros días acompañándonos en el día a día. Aunque ahora veamos más Roca en los baños, comenzó siendo una fábrica de radiadores de hierro fundido allá por 1917. Este cartel es de 1950 y la ternura inunda la imagen. Lleó creó este cartel en un período en el que como vemos, la sociedad española crecía en cuanto a nivel de vida. No éramos los americanos con sus electrodomésticos ultramodernos pero podíamos permitirnos un radiador.
De 1950 eran también las fajas Silvana. Lo mejor del cartel (troquelado y todo) es el claim: “Elástica en todos los sentidos”. Y es que los carteles publicitarios sobre anuncios de ropa interior y medias eran de los pocos que se podían permitir ciertas licencias en la época. El concepto del diseño juega con el atractivo de la figura femenina y ese rejuvenecimiento que provoca llevar una faja. Ay las fajas, qué haríamos sin ellas muchas de nosotras.
Los carteles que anunciaban medicamentos eran quizás los que más nos pueden chocar en la actualidad. Si bien es cierto que hoy en día todos los anuncios de medicinas tienden a tener ese componente profesional en el que te lo recomienda un experto, antes eran puro marketing. Igual te vendían una Coca-Cola que una aspirina. Este de Bayern que muestra a una familia reunida en torno a un libro de la propia farmacéutica no te da ninguna garantía sanitaria pero si ese carácter familiar al que siempre asociamos la aspirina. Y es que como anécdota, antes se recomendaba a los niños tomar una al día, como complemento vitamínico.
Curioso es también este cartel sobre psiquiatría e “higiene mental”. Lo coloco a continuación del de la aspirina para que se aprecie bien el contraste entre el anterior que debe ser de los años 50, con este que pertenece a la época de la II República. La tipografía y la ilustración, con el obrero como eje central, dan una idea de la época en la que se diseñó el cartel. Está editado por la que era entonces la Dirección General de Sanidad y parece una obra de arte. El uso del palo seco en las letras, la delicadeza del color azulado con el reflejo del agua y el placer de la lectura en la ilustración nos dan esa sensación de tranquilidad que pide el anuncio.
De inventos y patentes también se coronaban los anuncios de la época. Antes las motos no llevaban el intermitente incorporado, por eso se creó el “cabeza-lux” en los años cincuenta. Un interesante invento para prevenir accidentes de ciclistas y motoristas en el que se colocaban luces sobre el casco del conductor. Con sólo mover la cabeza se encendían las luces para señalizar la dirección en la que ibas a ir.
“La marca que recordará con agrado”. Esa sólo puede ser La Casera. Y es que el nombre original de la marca no era La Casera, sino un adjetivo. Lo que la marca denominada como una humilde “gaseosa casera”, al final se quedó como naming de la marca en los carteles publicitarios.
Como guinda final, me gustaría hablaros de la marca Massosein, que se anunciaba también en España. El cuidado de los senos femeninos era un asunto de primer nivel y no había nada como masajearse el pecho con agua fría a presión para endurecerlo y eliminar la grasa. ¿Funcionaría? Si el invento no exite hoy en día, por algo será.
¡Me encanta! Qué maravilla esa sección de psiquiatría e higiene mental… La de cosas que puede reflejar una sola imagen.
¡Muchas gracias!
¡Muchas gracias por leernos Beli!
Hola Alba!
Que gran artículo, tremendo el cartel de ROCA «La abuelita ya no está enferma este invierno», me encanta la ilustración. Que gran trabajo hizo ahí Pepe Gimeno con el rediseño del logotipo.
La guinda final con el MASSOSEIN sin palabras… jajaj
¡Muchas gracias por tu comentario Lucía!