La historia de los azulejos hidráulicos se extiende desde el siglo XIX. Concretamente, desde la Exposición Universal de París de 1867, donde fue presentado por la empresa española Garret, Rivet i Cía como una alternativa a la piedra natural. Desde entonces, se han convertido en una opción muy popular y llamativa para decorar suelos en toda Europa. En España, por su tradición histórica, se puede encontrar con facilidad en toda la zona de Levante.

El término «hidráulico» no es aleatorio, sino que se refiere a la técnica utilizada para su creación: la prensa hidráulica. A mediados del siglo XIX, los avances en la tecnología de fabricación en masa propiciaron el desarrollo de este tipo de baldosas. El método permitía prensar una mezcla de cemento y polvo de mármol sin necesidad de cocción, a la que se añadía el pigmento en moldes intrincados. Así se creaban este tipo de azulejos visualmente impresionantes. A día de hoy, es necesario aplicar un tratamiento específico para favorecer su conservación. Es por esto, que muchas personas prefieren utilizar en su vivienda habitual réplicas cerámicas con mosaicos muy similares.

Estos mosaicos se han convertido en un testimonio de las sensibilidades artísticas de la época, que han acabando trascendiendo hasta nuestro tiempo. A día de hoy, el resurgimiento del azulejo hidráulico se ha convertido en un elemento más en las casas de todos los amantes del estilo retro y vintage. Su diseño se compone de patrones geométricos, motivos florales recargados y diseños simétricos intrincados. No sólo son funcionales por la facilidad a la hora de limpiar y barrer, sino que también se considera una forma de expresión artística que decora espacios públicos y privados.

Barroco vs minimalismo

Aunque su máximo apogeo tuvo lugar a principios del siglo XX, cuando adornaban incluso los suelos de palacios, es cierto que su popularidad vivió un declive hasta el resurgimiento de las tendencias vintage. En la actualidad, también confronta con otras tendencias decorativas más minimalistas y neutras. Por ejemplo, con el suelo de estilo industrial marmolado. En este sentido, la personalidad y la concepción de la vivienda de cada individuo juega un papel fundamental. Al final, el azulejo hidráulico ahora tiene más que ver con el tono «acogedor de una vivienda», en lo rústico, lo recargado, más que en la elegancia que le caracterizaba en sus inicios.

Su presencia en una vivienda, bien combinada, habla de esa belleza atemporal, esa belleza artesana, que muchos diseñadores y propietarios se resisten a abandonar. El azulejo hidráulico, en este mundo en el que vivimos, se ha convertido en un fenómeno de diseño global, tanto para la restauración de edificios históricos como en espacios contemporáneos. Su encanto perdurable sigue cautivando al pasado y al futuro del diseño de interiores.