Baltasar Lobo, dibujante y escultor español. Dicen de él que “vivió siempre en la misma casa, llevó siempre la misma gabardina, quiso siempre a la misma mujer y, en el fondo, esculpió siempre el mismo desnudo”.
Su casa: la que encontró en París donde se exilió en 1939 después de la Guerra Civil y que compartió hasta su muerte con Mercedes Comaposada.
Mercedes: Su mujer y compañera de vida que fundó la revista Mujeres libres y cuya redacción exclusivamente femenina tenía una excepción, Baltasar Lobo que ilustraba y maquetaba la revista.
Su arte: Rotundo, influenciado por la búsqueda de la belleza de la escultura helénica, preciso, singular y siempre en continuo homenaje al desnudo femenino.
Como otros artistas exiliados, Baltasar Lobo, fue reconocido internacionalmente antes que en España. No fue hasta 1984 que le otorgaron el Premio Nacional de Artes Plásticas en nuestro país, después de haber sido galardonado muchos años atrás en Francia.
De familia humilde, dedicada a la agricultura en un pequeño pueblo zamorano, Baltasar Lobo no perdió la esencia del terruño y su vinculación con el origen. Su preferencia en escultura siempre fue la talla directa, técnica que también adoptó Brancusi, ambos contemporáneos. Esto le exigía una enorme precisión, fuerza física y gran delicadeza. También se dijo de él: “…lima, adelgaza un volumen hasta que no queda más que un leve abultamiento; o se entretiene en transmitir, en una línea, la pulsación de la sangre”.
La temática femenina de Baltasar Lobo es una sucesión de escenas alegres, maternales, sensuales, radiantes y bellísimas. Entre lo primitivo y lo abstracto encontró el punto exacto para representar el cuerpo de la mujer como un volumen suave y redondeado, a veces reduciéndolo casi a un átomo, o quizá a un óvulo como origen de todo lo demás.
Baltasar Lobo, un exiliado que amó su tierra sobre la que decía: “Allí, en otoño, con suerte, se pueden ver centauros desbocados de alegría en el horizonte”. Artista ignorado en su país que representó siempre escenas felices tallando hermosas mujeres a las que veneraba. Su obra es sosegada, innovadora, anclada al origen y muy precisa. “Bellas y exactas” dijo sobre su trabajo del cuerpo femenino.
La exposición Baltasar Lobo, un moderno entre los antiguos permanecerá hasta mediados de octubre en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid.
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