He aquí un artista japonés que llevando al límite el concepto de minimalismo, cruza hacia el infimalismo.
Sus instalaciones que conjugan imagen con sonido han dado la vuelta al mundo exhibiéndose en las instituciones y galerías más prestigiosas dejando invariablemente al espectador, patidifuso.
Ryoji Ikeda es infimalista. Apenas concede entrevistas, por lo que poco se sabe de él. Por supuesto esto forma parte de su propia concepción del arte y de la vida. Sí está registrada una de sus frases más emblemáticas:
“Puede que los espectadores recuerden durante años algo de mi obra. Pero por experiencia sé que no recordarán nada de mí. Esa es una de mis metas”.
La obra de Ryoji Ikeda intenta alcanzar la pureza. Quizá es una aseveración atrevida porque la pureza no deja de ser un concepto y el artista huye de esa palabra, de hecho asegura que los conceptos no existen… Pero esta redactora necesita explicar, aunque estoy segura de que Ikeda me instaría a no hacerlo, en qué consiste su arte.
Sus composiciones sonoras, por empezar por algún sitio, podrían parecer cacofónicas, sin embargo la instalación de la que forman parte te insta a dejarte envolver y es ahí donde se produce el milagro. La combinación de música electrónica despojada hasta el límite de sus frecuencias y la imagen depurada al máximo, basada en grafismos matemáticos, zambulle al espectador en un lugar tan abstracto como íntimamente reconocible.
Dice Ryoji Ikeda que después de estudiar Economía en la Universidad de Tokyo, trabajó como Dj y asegura:
“Todo lo que aprendí, lo aprendí en los clubes. Nada de intelectualidad, solo pum, pum, pum. No he progresado mucho desde entonces”.
Es quizá ese pum, pum, pum donde el artista se siente reconocido. Un creador que no comulga con la armonía musical, la despoja hasta convertirla en señales, que no trata de transmitir nuevos conceptos porque no cree en ellos. Que presenta como imagen un orden matemático que por su pulcritud degenera en caos. Pero finalmente un artista que nos muestra la belleza en su estado puro, eso sí sin explicarlo porque, tal y como ha dicho:
“Si digo algo que suene a una respuesta, la gente se quedará con mis palabras. Y existe una cantidad infinita de palabras”.
SUPERCODEX de Ryoji Ikeda podrá experimentarse este sábado 23 de febrero en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
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