Dos fueron lo grandes artistas de la escultura contemporánea española de la segunda mitad del siglo XX y ambos compitieron por ocupar el lugar como mejor escultor vasco ¿De quién hablamos?
Jorge Oteiza y Eduardo Chillida, rivales y compañeros dentro del colectivo Gaur, un grupo de artistas e intelectuales preocupado por renovar el arte de su región. Polémicos e inconformistas, cada uno a su manera, creían en la necesidad de lanzar una propuesta cultural, política e ideológica que promoviera un cambio en el arte de su época.
Para convertir en real ese cambio, muchas fueron sus propuestas artísticas, aunque probablemente la más conocida de ambos es la escultura contemporánea. Pero independientemente del tipo de obra, todas se caracterizaron por la elección de materiales y técnicas vinculados con la tradición artesanal vasca.
Buscaban la modernidad a través de una vuelta a lo primario, empleando para ello diversos materiales que tomaban prestados de la naturaleza y trasformaban en ambiciosas formas geométricas.
Al principio con materiales más amables, produjeron alguna escultura en madera abstracta. En una continua búsqueda de atemporalidad, pasaron a crear escultura contemporánea de materiales como el hierro o el hormigón, que serán los verdaderos protagonistas de su producción.
Entre las más conocidas y ya protagonistas del amplio catálogo de escultura contemporánea española, Los Peines del Viento de Chillida y la Construcción Vacía de Oteiza son quizá sus esculturas más conocidas y fotografiadas, visita obligadas si pasas por San Sebastián, además de otras muchas que con tiempo y ganas puedes ir descubriendo en diferentes puntos de esta y otras muchas ciudades donde permanece expuesta su obra.
Convirtieron lo moderno en algo práctico, mediante esculturas contemporáneas al servicio de necesidades reales y cargadas de moral colectiva, que ya se han convertido en patrimonio universal vasco y de todo aquel que quiera disfrutarlo.
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