Mar Hernández, @marmalota es una de las ilustradoras que experimenta con las múltiples técnicas que se manejan en el arte. Desde lápices para bocetos, texturas generadas con técnicas tradicionales de grabado, hasta la utilización de pinceles digitales.
Su libro Lugares sin fin refleja muy bien el tipo de ilustración que la valenciana reconoce que es apto tanto para niños como para adultos. Desarrolla sin embargo su trabajo profesional hacia sectores como el audiovisual y el publicitario.
Le robamos algo de tiempo de su creación para que nos hable de los asuntos que le inspiran, de lo complicado que es dedicarse a un sector creativo mientras el público no está del todo acostumbrado a valorar la cultura y nos confiesa, que ella también ha sufrido la vara de la censura.
¿Cuándo pasa el dibujo de ser el hobby al que querías dedicarte?
Sentí que quería dedicarme profesionalmente a la ilustración cuando me di cuenta de que me gustaba tanto dibujar que si quería dedicarle todo el tiempo y la energía que le dedico hoy día, necesitaba hacer de esa actividad mi profesión.
En nuestra oficina, donde también nos dedicamos a una de las múltiples ramas del arte siempre tenemos la sensación de que la gente no valora el arte como otras profesiones y que muchas veces quiere acceder a ella de manera gratuita sin valorar el esfuerzo. ¿Te has topado tú con esa barrera?
Sí, muchas veces. Hay un desconocimiento grande por parte de algunas personas sobre las profesiones que tienen que ver con la creatividad.
Tal vez sea por el hecho de que llevan asociadas cuestiones tan abstractas como la inspiración, el talento, la creatividad…Pienso que también es un problema cultural, mucha gente no entiende el valor que tiene la cultura en la sociedad, piensa que la cultura es un lujo, algo prescindible.
¿Cuáles son las cosas que te inspiran a la hora de componer tus diseños?
Me inspira la vida misma, cualquier actividad que hago es susceptible de ser inspiradora.
«Hay un desconocimiento sobre las profesiones que tienen que ver con la creatividad»
Tener experiencias es lo que nos enriquece. Viajar, pasear, leer, ver el trabajo de otros creativos, una conversación con una amiga…
El artista suele ser perfeccionista con lo que hace. ¿Qué tiene que tener una obra tuya para que la des por terminada?
Creo que más que tener una serie de cosas objetivas y concretas, en mi caso considero un trabajo terminado cuando siento que lo está… es una sensación, un sentimiento de haber llegado donde quería llegar.
Entre las artes que dominas, también está por ejemplo la música. ¿Se complementan ambas disciplinas para ayudarte a ser más creativa?
Absolutamente, la música y la ilustración tienen mucho en común… de una manera más o menos abstracta encuentro similitudes entre ambas disciplinas, creo que se pueden establecer ciertos paralelismos entre dibujar y componer, por ejemplo.
Muchos ilustradores españoles desarrolláis vuestra actividad desde Valencia. ¿Favorece la comunidad especialmente esta disciplina o es pura casualidad?
Desde hace unos años y con el cambio de gobierno las instituciones han comenzado a cuidar las disciplinas que tienen que ver con la creación, eso ha propiciado que el trabajo de muchos creativos de la comunidad sea más reconocido y visible.
«me han censurado las proporciones del cuerpo femenino»
Por otro lado cada vez hay más oferta formativa en materias de creación, algo que ha propiciado que muchos jóvenes se formen en estas disciplinas. Y también está la labor de las asociaciones de creativos, APIV, ADCV, etc, que hacen una gran labor en la comunidad.
Compañeros tuyos de profesión viven la censura por ilustraciones que dicen “lo que no se puede decir” ¿alguna experiencia cercana a la censura en tu caso?
Por lo general suelo trabajar con bastante libertad pero sí es cierto que en alguna ocasión, trabajando con clientes concretos y en contextos muy particulares, se me han censurado las proporciones del cuerpo femenino.
Yo suelo dibujar mujeres fuertes y en alguna ocasión se me ha pedido que modificara el tamaño de los pechos o cualquier otra cuestión relacionada con las proporciones del cuerpo de la mujer.
¿Cómo fue la experiencia de participar en “Mamá, quiero ser feminista”, de Carmen G. de la Cueva? ¿Necesitan las niñas referentes como vosotras en el mundo del arte?
Trabajar en “Mamá, quiero ser feminista” con Carmen y con Lumen ha sido un regalo, especialmente por la oportunidad que he tenido de conocer a Carmen y de acercarme más y más al feminismo de su mano.
«Es muy necesario que cualquier libro esté escrito desde una perspectiva feminista»
Creo que este tipo de libros que reflexionan acerca del feminismo son muy necesarios, sobre todo si están escritos con la sinceridad, la generosidad y cercanía con la que están escritos los libros de Carmen G. de la Cueva.
Y también es muy necesario que cualquier libro, sea de la índole que sea, esté escrito desde una perspectiva feminista.
Una sociedad que lucha por la igualdad de género necesita libros feministas, es desolador ver como en la literatura infantil por ejemplo, un porcentaje altísimo de títulos son protagonizados por niños valientes y un porcentaje bajísimo son protagonizados por niñas que en la mayoría de ocasiones son princesas que esperan a ser rescatadas.
Nuestra revista se llama Más de Cultura. ¿Más de Cultura y menos de qué?
Más cultura y menos crispación sin sentido.
Nuestra charla con la artista nos da fuerzas para creer en un futuro mejor, con generaciones dispuestas a ilustrar en valores a otros. Como Eva Vázquez u Olga de Dios, que también forman parte de nuestro especial «Ellas ilustran el futuro«.
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