©Fotografías de Lucía Herrero.
En la localidad de Villarmienzo, de apenas 40 habitantes censados, Constancia, Resu, Conchi, Nati, Maruja y Tiste se convirtieron en las protagonistas de un tributo, el «Tributo a la bata« que retrató la fotógrafa Lucía Herrero para empoderarlas, precisamente, con la prenda de vestir, elemento indispensable en el hogar. Una especie de realismo mágico, aderezado con acting y dirección, es lo que acompaña siembre a las propuestas artísticas de Lucía.
Sus modelos, gente de a pie, se prestan a hacer de ellos mismos para crear todo un universo que podemos ver en otras propuestas como «Tribus» o «Especies». En el fondo de toda serie, Lucía hace eso que llama «subirle un puntito a lo cotidiano», sin pasarse, para retratar, o más bien inmortalizar, los detalles que nos definen como sociedad.
Charlamos con ella de su obra, no solo fotográfica, sino también escénica y teatral, para acercarnos también a esa Antropología Fantástica que la define.
¿Qué hace una arquitecta dedicándose a la fotografía artística?
En arquitectura hay muchísima gente muy polifacética y muy artista. Hay gente que se acaba dedicando a la música, al diseño, a la fotografía… hay mucha conexión.
También he estudiado Teatro Físico y en todas las artes se habla de espacios, de sensaciones, de tensión, de ritmos… es el mismo lenguaje.
Me gusta mucho lo de tu bio: “subir un poquito el volumen de lo cotidiano” ¿Cómo se hace esto sin pasarse?
Hay un ingrediente de honestidad porque en estos proyectos son personas reales que se representan a sí mismas, así que cuando fotografío unas señoras en bata, son señoras en bata. Cuando fotografío unos cazadores son cazadores.
¿Cómo se sube un poquito el volumen? añadiendo un poco de teatro en el acting. A nivel de dirección tiene que ser justo. Si subimos ya estamos haciendo una parodia y no es eso. Es simplemente sacar brillo a lo cotidiano, a lo que no se veía.
¿Cómo construyes estos escenarios?
No está muy pensado, he de decir, el 95% de lo que hago es improvisación. Porque como cuento con gente que no son modelos pagados, no vienen a la hora que tú dices a hacer lo que tú quieres…abordo a la gente, pues hay que ser muy rápido y muy concreto y tener mucha capacidad de reacción. Ese es el ingrediente principal.
Yo hago también improvisación teatral, esto me ayuda mucho. Hay que mirar rápido y actuar rápido. También dar calma.
Lo de encontrarlos depende del trabajo. Por ejemplo, en «Tributo a la bata», yo ya tenía a esta mujer de bata, matriarca de una sociedad patriarcal. La tenía ya localizada, quería hacerle un homenaje. La veía siempre empoderada pero nunca supe cómo hacerlo hasta unos quince años después de haber tenido esa primera idea.
Lo vi claro como «Tributo a la bata». Que es la prenda que las define como señoras de su casa, trabajadoras, que han sido educadas para criar y para cuidar, para el sacrificio. La bata es su uniforme de trabajo así que a través de ese homenaje a una prenda se habla de toda una sociedad.
Y esas señoras, en concreto, las conocí en Villarmienzo, en Palencia, cuando fui a fotografiar una boda de una prima que tenía ancestros en este pueblo, que está ya muy deshabitado.
Conocí allí a Constancia, que era una de las señoras. Es una poetisa, un alma sensible y nos hicimos amigas. Y me dijo: «Bueno, ya nunca vas a venir por aquí», cuando se despidió. Y volví al año siguiente con las batas y me encargué de que convencieran a sus amigas y todo eso.
Pero mis modelos nunca saben hasta dónde va a llegar la cosa. Piensan que voy a hacerles una foto y me voy. Y al final es una experiencia.
En «Tribus», las fotos en la playa, abordaba a la gente. Yo estaba buscando clase media trabajadora de primera línea de playa. Me iba paseando y cuando veía un grupo que me parecía interesante y que me daba una información que no me había dado las fotos anteriores, pues los abordaba. Y así lo hago, me suelen decir que sí.
¿Cómo reaccionan cuando ven el resultado final?
A las señoras, por ejemplo, no les gustó nada (risas). Les envié un calendario y ellas, claro, su concepto de foto es estar vestida de madrina en una boda y posar de frente. Guapa y con los rulos hechos.
Claro, cuando vieron esto les pareció un horror. Pero, fue una cuestión de educación visual porque sus familias les dijeron que era genial y poco a poco se fueron abriendo a esta otra manera de hacer. Y luego, ya estuvieron muy contentas y orgullosas, porque además se hicieron famosas.
¿Hay todavía unos patrones férreos en la fotografía? ¿Cuesta salir de los moldes?
Sí, pero es mi especialidad. Trabajar con gente del día a día y esos moldes se rompen necesariamente. Pero no es solo en cuanto a la fotografía, es más en el acting, es el trato. La fotografía es el resultado.
Pero es verdad que la fotografía está en el día a día. Todo el mundo tiene una cámara, hacemos cientos de fotos al día. He observado que aunque es el idioma más leído del mundo no está muy controlado. Eso es curioso.
Dedicarse al arte es complicado, más si cabe desde que han entrado en juego las nuevas tecnologías e Internet ¿Cómo de complicado es vender algo que alguien entiende que puede coger gratis directamente de Internet?
Sí, la gratuidad de todo. La información, la música, la fotografía. La inmediatez, todo lo que no venga en una caja con un lazo es accesible. Pero bueno, por suerte, también hay salida.
Fotografías se necesitan continuamente porque precisamente es el lenguaje más necesario y más hablado y siempre se necesitan profesionales.
Como espectadora ¿Cuáles son las fotografías que te atrapan? ¿Algún nombre a seguir?
Pues mira, August Sander, es uno de los grandes fotógrafos que retrata al ser humano y a todas las clases sociales. Richard Avedon maravilloso también, un poco en la misma línea. En moda, por un lado, pero también los retratos de la América profunda.
Española me gusta Ouka Leele que también es retratista de la movida madrileña que coloreaba sus imágenes. Y otra mujer, Diane Arbus, también rompió un concepto anterior de fotografía y empezó a fotografiar a los feos. A los normales. Esto revolucionó en aquella época.
¿Próximos proyectos?
Acabo de terminar uno que ha sido un encargo que me han hecho en la Red de Educación Ambiental de los Pirineos. Un trabajo de retrato que se llama «Retratos del Pirineo» y me he dado la vuelta entera al Pirineo en dos meses y medio. Han salido 12 retratos muy bonitos de gente elegida por el contacto que tiene con estas montañas y con su significado, con la tierra. Y ha sido un súper viaje personal.
También estoy dando clases de proyectos fotográficos en IDEP. Ayudo a 25 alumnos a realizar 25 proyectos de un año completos.
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