En España podemos decir que existen auténticos feligreses del cómic. No sólo de los grandes y obvios artistas estadounidenses, creadores de superhéroes y sagas como las de Marvel -del ya inmortal Stan Lee, o de autores eternos como Moebius, Alan Moore –V de Vendetta, Mike Mignola –Hellboy o Hergé –Tintín…por no hablar del manga japonés: un fenómeno en toda regla que se retroalimenta década tras década. También los artistas españoles gozan de seguimiento fiel: Carlos Giménez –Paracuellos, Joan Mundet –Mil vidas más– y coautor junto a Carlos Giménez de la adaptación de El capitán Alatriste, Francisco Ibáñez –Mortadelo y Filemón o Paco Roca –Arrugas, Memorias de un Hombre en Pijama.
De todos estos artistas bebió y sigue bebiendo o adaptando historias la animación cinematográfica. Sin embargo, dejando para otro momento la animación cinematográfica dedicada al público infantil, que supone un fenómeno diferente, la dedicada a adultos no tiene tantísimo predicamento como el fanatismo de los lectores adultos de cómic.
Incluso películas oscarizadas como El viaje de Chihiro han tenido su público pero, nunca reconocido como mayoritario, su lugar ha quedado reducido al hueco del cine de autor. Es un asunto pendiente, a reivindicar, porque existen auténticas obras maestras, además de fantásticas historias que es necesario contar a través de la animación porque es su lugar. Porque a veces la realidad tiene tanto de ficción que ni siquiera puede encarnarse, sólo es comprensible a partir de conceptos dibujados. Otras veces lo real es tan poético que encuentra su representación en un mundo de trazos y color, y sólo transmisible dibujado o pintado. Por último, en ocasiones los sucesos pueden ser tan crueles y extravagantes que sólo son soportables recreados en elementos pictóricos y aquí encontramos uno de los objetivos más elevados a los que llega la animación: poder exponer y dar cuenta de lo más extremo…porque aun horririzándonos, existe, o de todo aquello que no encuentra su modo de expresión sino es a través de la pintura o el grafismo.
Hoy quiero reivindicar este tipo de cine, ha quedado claro, y les voy a hablar de dos historias: una larga y otra corta. Una historia de amor y otra de horror. Una que provoca un buen sabor, otra de regusto amargo. Pero ambas preciosas e imprescindibles para alguien que presume de buen gusto cinematográfico.
Les hablo de Memorias de un Hombre en Pijama de casi 80 minutos de duración y de El Olvido de algo más de 4 minutos. Ambas películas españolas, con técnica 2D. La primera, una adaptación de la novela gráfica de Paco Roca, la segunda parte de un guión original. Ambas estimulantes, elaboradísimas, preciosas. Con un trabajo concienzudo, profesional, exquisito. Cuentan historias muy diferentes en la duración que ambas requieren.
Memorias de un Hombre en Pijama, las tribulaciones de un artista cuyo sueño ve cumplido al conseguir trabajar en pijama, y toda la tragicomedia que este hecho representa en su vida. El Olvido, la presentación en 4 minutos, sin diálogos, de un hecho real que aconteció en Alicante y que segó la vida de 300 personas hambrientas, por el bombardeo a un mercado en plena Guerra Civil. Realizadas con diferentes técnicas, por lo cómico de la primera y lo poético de la segunda, si algún elemento tienen en común, además del bellísimo trabajo pictórico, es la importancia de la música en ambas producciones. Love of Lesbian arropa al Hombre en Pijama, mientras la música de Alejandro Saura se convierte en hilo conductor de El Olvido contando la historia a una audiencia que invariablemente acaba conmovida por completo.
Sólo son dos ejemplos. No estaría mal comenzar con ellos, les aseguro que si no son habituales del cine de animación para adultos, al ver estos dos trabajos tan diferentes pero tan bien hechos, comenzarán a investigar en otras producciones de similares características. ¿Y saben qué? Se les abrirá todo un universo que les dejará gratamente sorprendidos y asistirán a un cine de animación que pasará a la historia. Ahí lo dejo.
Memorias de un Hombre en Pijama ha sido nominada a los Premios Gaudí y Premios Goya 2019 como Mejor Película de Animación.
El Olvido está nominado a los Premios Goya 2019 como Mejor Cortometraje de Animación.
Memorias de un Hombre en Pijama se estrenará en cines el próximo 4 de enero.
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